Bocados de tentación (cinco sentidos)

Capítulo 1

La luz cálida de las lámparas colgantes iluminaba cada rincón del restaurante Armonía, donde el aroma de trufas y hierbas frescas se entremezclaban con el tenue murmullo de las conversaciones de los comensales. Las mesas, vestidas con manteles impecables, albergaban platos cuidadosamente preparados que parecían más arte que comida. Seo Ha-Yoon, la aclamada chef y dueña de este lugar, miraba desde la cocina abierta, observando cómo los platos salían con precisión quirúrgica hacia las mesas.

Con una sonrisa de satisfacción, la chica se permitió un momento de respiro mientras sostenía la última edición de una reconocida revista culinaria en Corea. La portada mostraba un plato de su creación: un delicado ravioli relleno de cangrejo real y mantequilla de miso, decorado con pétalos de flores comestibles. Debajo del plato, el titular proclamaba: "Armonía: el equilibrio perfecto entre sabor y arte culinario".

—¡Un brindis por este logro! —exclamó Kim Na-Ra, su mejor amiga y sommelier del restaurante, mientras levantaba una copa de champán. Con su cabello corto y despeinado y su actitud desenfadada, ella era el contraste perfecto a la naturaleza más reservada y perfeccionista de Ha-Yoon.

—Por el esfuerzo y las noches sin dormir —respondió la chef, chocando su copa contra la de su amiga mientras sus ojos oscuros brillaban con orgullo.

Na-Ra tomó un sorbo de su bebida antes de añadir con una sonrisa pícara:

—Y por soportarme durante todo el proceso.

Ambas rieron. Aunque el éxito de Ha-Yoon se debía principalmente a su talento y disciplina, Na-Ra había sido su roca, brindándole apoyo incondicional desde que el sueño de abrir Armonía era solo un boceto en un cuaderno.

Mientras las dos amigas se relajaban en la pequeña oficina del restaurante, un camarero llamó a la puerta.

—Chef Seo, hay algo que creo que debería ver —el joven le tendió un sobre.

Ha-Yoon arqueó una ceja antes de abrirlo. Dentro había un folleto con colores llamativos que anunciaba la apertura de un nuevo restaurante justo al otro lado de la calle. El nombre, Elixir, estaba escrito en una elegante tipografía dorada. Pero lo que realmente le robó el aliento fue el nombre del chef que lideraría el proyecto: Kang Ji-Woon.

El color desapareció de su rostro por un instante, mas lo recuperó con rapidez con una máscara de calma calculada. Sin embargo, su amiga, que la conocía demasiado bien, notó el cambio.

—¿Qué pasa? —preguntó al levantarse para mirar el folleto. Al leer el nombre del hombre, sus ojos se entrecerraron.

—Oh, no... ¿Es él?

Ha-Yoon dejó el folleto sobre el escritorio y cruzó los brazos. Su mente viajaba al pasado, a un capítulo de su vida que había enterrado con esfuerzo. Ji-Woon no era solo un chef talentoso, sino un hombre con el que había compartido una relación complicada durante sus primeros años en la escena culinaria. Habían trabajado juntos en un restaurante de renombre en Seúl, donde la competencia entre ambos había sido feroz. Sus intercambios eran tan apasionados como sus creaciones culinarias, y la chispa entre ellos se había convertido en una relación breve pero intensa, marcada por enfrentamientos constantes y, finalmente, una amarga separación.

—Es él —confirmó Ha-Yoon finalmente, con un tono frío que intentaba ocultar la mezcla de emociones que sentía.

Na-Ra suspiró y se dejó caer en la silla frente al escritorio al decir:

—¿Por qué tendría que aparecer justo ahora? Todo estaba yendo tan bien...

—No lo sé, pero esto no es casualidad —la chef tomó el folleto de nuevo para examinarlo con más detenimiento. Las palabras "gastronomía revolucionaria" y "un viaje sensorial sin precedentes" parecían un desafío directo a su trabajo en Armonía.

Al día siguiente, Ha-Yoon decidió investigar más sobre Elixir. Desde la ventana de su restaurante, podía ver la fachada moderna y minimalista del lugar. La decoración, aunque diferente, exudaba un aire de lujo similar al de Armonía. Todo estaba diseñado para captar la atención de la élite gastronómica de Seúl.

Mientras tanto, en la cocina de Armonía, el equipo trabajaba a toda máquina preparando el servicio de cena. La chica dirigía a sus chefs con la precisión de un director de orquesta, pero su mente estaba dividida. Cada vez que pensaba en Ji-Woon, sentía una mezcla de ira y curiosidad. ¿Por qué había elegido abrir su restaurante justo allí?

Na-Ra, que había notado su distracción, se acercó con una botella de vino y dijo:

—No puedes dejar que te afecte tanto. Vamos, prueba esto. Te ayudará a relajarte.

Ha-Yoon tomó un sorbo y frunció el ceño, más por el comentario de su amiga que por el sabor del vino.

—No estoy nerviosa —insistió.

—Claro que no. Solo llevas media hora mirando por la ventana como si estuvieras planeando un asalto —bromeó Na-Ra.

La chef soltó una risa breve pero genuina. Su amiga siempre tenía el talento de sacarla de sus pensamientos oscuros, incluso en los momentos más tensos.

Esa misma noche, mientras Ha-Yoon revisaba las reservas para el fin de semana, recibió un mensaje en su teléfono. Era una invitación para la noche de apertura de Elixir. Aunque sabía que lo prudente sería ignorarla, una parte de ella quería aceptar. Necesitaba saber exactamente con qué estaba lidiando.




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