El aire en Armonía era denso y con expectativa. El personal iba de un lado a otro, siguiendo el meticuloso ritmo que Ha-Yoon imponía en la cocina. Pero algo no estaba bien. Desde el rincón donde revisaba las reservas, Na-Ra observaba cómo la chef cortaba verduras con una fuerza que no era habitual en ella. Su amiga estaba tensa, y no era solo por el trabajo: Ji-Woon había vuelto a ocupar sus pensamientos.
La noticia llegó esa misma mañana: Elixir había lanzado un plato revolucionario que estaba generando furor en las redes sociales. Una reinterpretación de un clásico coreano, el bibimbap molecular, servido en una esfera transparente que explotaba al romperse, liberando un aroma que embriagaba los sentidos. Las imágenes del plato inundaban las redes sociales, y los comensales lo describían como "arte comestible".
—Es un espectáculo más que un plato —dijo Ha-Yoon mientras veía uno de los videos en su oficina. Aunque lo desestimaba, su mandíbula apretada traicionaba su calma.
—¿Y cuál es el problema? —Na-Ra se cruzó de brazos—. Tú no haces espectáculo, haces comida auténtica.
—El problema es que está funcionando. La gente no quiere autenticidad; quiere cosas que se vean bien en Instagram —respondió al cerrar la pantalla con frustración.
Esa noche, Ha-Yoon reunió a su equipo en la cocina y los informó:
—Vamos a crear algo nuevo. Quiero que penséis en el plato que mejor represente lo que somos: calidad, tradición y creatividad.
Los chefs compartieron ideas, mas cada sugerencia parecía quedarse corta frente a la audaz propuesta de Elixir.
La chef trabajó hasta altas horas de la noche, buscando inspiración. Hasta que, por fin, decidió crear algo que combinara sabores tradicionales coreanos con una presentación elegante: un plato de galbi, costillas marinadas, servidas sobre una cama de humo aromático con un toque contemporáneo.
La preparación comenzó al día siguiente. Mientras la chef supervisaba cada detalle, sintió un leve alivio. Su plato no solo debía ser delicioso, sino que debía contar una historia que resonara con los comensales.
Sin embargo, la verdadera prueba llegó esa misma tarde, cuando el crítico gastronómico Park Jin-Woo visitó Armonía.
Park Jin-Woo, un hombre de mediana edad con un aire severo y un impecable traje negro, era conocido por sus críticas mordaces. Mientras degustaba el nuevo plato, la cocina entera contuvo el aliento.
Al final de la comida, dejó su veredicto en un blog leído por miles:
"Aunque Armonía sigue mostrando su compromiso con la calidad, parece que ha perdido un poco de la frescura que lo hacía destacar en el pasado. La competencia en Seúl es feroz, y no basta con ser bueno: hay que ser innovador".
La crítica cayó como una bomba. El equipo de Armonía estaba desconcertado, pero nadie más que Ha-Yoon sintió el impacto. Las palabras "perdido la frescura" resonaban en su cabeza como un eco cruel.
Esa noche, las amigas se reunieron en el pequeño apartamento de la chef. La vista de la ciudad iluminada por las luces nocturnas no logró calmar la tormenta interna de Ha-Yoon.
—¿Qué se supone que haga? —preguntó mientras servía una copa de vino para su amiga—. Llevamos años construyendo Armonía como un lugar donde la gente venga a experimentar el verdadero sabor de Corea. Ahora dicen que soy aburrida.
Na-Ra dio un sorbo al vino antes de responder:
—No eres aburrida. Aunque… Park Jin-Woo no está del todo equivocado. Quizás necesites arriesgarte un poco más. Ji-Woon está haciendo ruido, sí, pero tú tienes algo que él no: alma.
—¿Y de qué me sirve eso si nadie lo ve?
Su amiga se inclinó hacia ella, apoyando una mano en su hombro y contestó:
—Deja de compararte con él. Si sigues jugando su juego, perderás. Haz lo que sabes hacer mejor: sorprende a la gente, pero a tu manera.
Mientras tanto, en Elixir, Ji-Woon estaba al tanto de la reciente crítica a Armonía. La noticia le llegó a través de un colega que parecía disfrutar del drama.
—¿Has visto lo que ha dicho Park Jin-Woo? Parece que Armonía ya no es lo que era.
El chef, sin embargo, no compartió la risa de su colega. Aunque había entrado en esta competencia con la intención de superar a Ha-Yoon, no podía evitar sentir una punzada de incomodidad. Sabía mejor que nadie lo que significaba recibir críticas negativas.
Más tarde, mientras revisaba los reportes de su restaurante, Ji-Woon recordó los días en que él y la chica trabajaban juntos. Aunque su relación estaba marcada por constantes choques de ego, siempre había admirado su habilidad para crear platos que conectaban con la gente.
Por un momento, se preguntó si estaba dispuesto a ganar esta guerra a cualquier precio.
De vuelta en Armonía, Ha-Yoon decidió cambiar su estrategia. En lugar de tratar de competir directamente con Ji-Woon, comenzó a planear una serie de noches temáticas en el restaurante, donde cada plato contara una historia y conectara emocionalmente con los comensales.
La primera noche temática sería una celebración de los sabores olvidados de Corea, usando ingredientes tradicionales que rara vez se encontraban en restaurantes modernos.