La noche prometía ser un éxito. Armonía estaba lleno de clientes ansiosos por disfrutar de un evento especial: una cena de maridaje con vinos seleccionados por Kim Na-Ra, que acompañaban a un menú exclusivo creado por Seo Ha-Yoon.
El ambiente era elegante, con luces cálidas y música instrumental de fondo. La chef, vestida con su impecable uniforme, supervisaba cada detalle con la precisión que la caracterizaba.
Todo iba según lo planeado hasta que un problema inesperado estalló en la cocina.
—¡Chef! —gritó uno de los ayudantes, entrando corriendo desde el salón—. Hay clientes quejándose de un sabor extraño en el plato principal.
Ha-Yoon frunció el ceño y detuvo lo que estaba haciendo.
—¿Qué? Eso no es posible. Revisé personalmente cada preparación.
Corrió hacia el salón, donde un grupo de clientes miraba sus platos con expresiones de disgusto. Uno de ellos, un crítico culinario de renombre, levantó la mano.
—Señorita Seo, algo está mal con este plato. Tiene un sabor químico, como si hubiera sido contaminado.
El corazón de Ha-Yoon se hundió. Este evento era crucial para reafirmar la reputación de Armonía después de su derrota en el duelo culinario contra Kang Ji-Woon.
—Por favor, permítame investigarlo —dijo, tratando de mantener la calma mientras sus pensamientos se agitaban.
Regresó con rapidez a la cocina, donde su equipo estaba desconcertado. Cada ingrediente utilizado esa noche había sido revisado meticulosamente. Sin embargo, cuando probó la salsa que acompañaba el plato principal, detectó el sabor extraño de inmediato.
—Esto no es posible… —murmuró. La receta había sido perfecta durante las pruebas.
Alguien había saboteado el evento.
Más tarde esa noche, después de que el evento terminara en un fracaso evidente, Ha-Yoon se sentó en su oficina, revisando las cámaras de seguridad. En su mente, un nombre seguía apareciendo: Kang Ji-Woon.
Desde la inauguración de Elixir, el chef había demostrado ser un rival feroz. Aunque había asegurado que sus intenciones no eran dañarla, ella sabía que las palabras no siempre eran confiables.
Decidida a confrontarlo, tomó su teléfono y marcó su número.
—¿Seo Ha-Yoon? —contestó él, con un tono de sorpresa evidente.
—Necesito hablar contigo —dijo ella, cortante—. En persona. Ahora.
El chico no tardó mucho en llegar. Vestía con su acostumbrada confianza, aunque había algo diferente en su expresión: curiosidad, quizás incluso preocupación.
—¿Qué ocurre? —preguntó cuando entró a la oficina.
La chica cruzó los brazos para fulminarlo con la mirada y dijo:
—Alguien saboteó mi evento esta noche. Y tú eres el principal sospechoso.
Él parpadeó, claramente sorprendido e inquirió:
—¿Sabotaje? ¿Y crees que fui yo?
—Eres el único que tendría motivos para hacerlo —respondió ella, sin rodeos—. Después de todo, desde que abriste Elixir, no has dejado de intentar superarme.
Él soltó una risa seca, pero no había burla en ella.
—Ha-Yoon, sé que no confías en mí, pero sabotearte no es mi estilo. Si quiero vencerte, lo haré de frente, no con trucos sucios.
Aunque sus palabras eran firmes, ella aún dudaba. Sin embargo, algo en su mirada parecía genuino.
—Entonces, ¿cómo explicas esto? —dijo ella, mostrándole un frasco vacío que había encontrado en la cocina. No pertenecía a los ingredientes de Armonía y parecía contener un líquido que había contaminado la salsa.
El chef lo tomó para examinarlo con cuidado y dijo:
—Esto no parece algo que alguien de tu equipo usaría. ¿Revisaste las cámaras?
—Eso estaba haciendo antes de llamarte.
—Entonces, hagámoslo juntos —dijo, para sorpresa de la muchacha—. Si alguien está saboteando tu restaurante, quiero saber quién es.
Sentados frente a la pantalla del ordenador, ambos revisaron las grabaciones de seguridad. Aunque la tensión entre ellos era palpable, se concentraron en la tarea.
Tras casi una hora, algo llamó su atención. En una de las cámaras que apuntaba hacia el área de preparación, un hombre que no reconocían apareció revisando las estaciones de trabajo durante un momento de confusión. Parecía que había dejado algo en la mesa antes de desaparecer con rapidez.
—¿Quién es ese? —preguntó Ji-Woon mientras se inclinaba hacia la pantalla.
—No es parte de mi equipo —negó con la cabeza.
—¿Tuviste contratistas externos para el evento? —preguntó él.
—Solo para montar las mesas en el salón, no para la cocina —respondió ella, con el ceño fruncido.
El chef se inclinó hacia atrás, pensativo, y dijo:
—Podría ser alguien enviado por un rival. Tal vez no soy el único que te ve como una amenaza.
La idea dejó a Ha-Yoon inquieta. No había considerado que otros podrían querer perjudicarla, pero Armonía siempre había sido un referente en la escena culinaria de Seúl.