Bocados de tentación (cinco sentidos)

Capítulo 12

El bullicio de la cena en Armonía había terminado, pero la energía del lugar seguía vibrando en el aire. Ha-Yoon, con una carpeta de notas en mano, revisaba los detalles de la próxima colaboración entre los dos restaurantes. Aunque la idea de trabajar con Ji-Woon aún la incomodaba, después del sabotaje, entendía que mantener las apariencias profesionales era crucial.

El chef apareció a su lado, sosteniendo dos tazas de café.

—No pensé que te quedarías hasta tan tarde —dijo, mientras le entregaba una.

La chica aceptó la taza con una mirada desconfiada.

—Alguien tiene que asegurarse de que no intentes sacar ventaja con este evento.

Él rio entre dientes al apoyarse contra la encimera de acero inoxidable.

—Eres incansable, Ha-Yoon. Es una de las cosas que siempre admiré de ti.

La palabra "admiré" resonó en el aire, cargada de significados que ninguno de los dos quiso desentrañar. La joven desvió la mirada para centrarse en sus notas mientras intentaba ignorar el calor que subía por su cuello.

—¿Por qué sigues aquí? —preguntó ella al fin para romper el silencio—. Tu equipo ya se fue.

—Podría preguntarte lo mismo —replicó él.

Ambos se miraron, la tensión crecía en el espacio reducido de la cocina.

La conversación, que comenzó con críticas sarcásticas, se fue deslizando hacia temas más personales. El chico habló de sus primeros años como aprendiz, de las largas jornadas y los errores que casi le cuestan su carrera. Ella, contra su mejor juicio, compartió algunos de sus propios fracasos.

—No sabía que una vez quemaste todo un lote de soufflés —comentó él con una sonrisa burlona.

Ella lo fulminó con la mirada y dijo:

—Fue hace años. Nadie recuerda esas cosas… excepto tú, al parecer.

—Es difícil olvidar lo perfecta que querías ser siempre —su tono era más suave—. Incluso entonces, era obvio que llegarías lejos.

Ha-Yoon no supo qué responder. Sus palabras eran inesperadamente sinceras, y aunque intentó ignorarlo, no pudo evitar sentir algo diferente hacia él.

El reloj marcaba la medianoche, pero ninguno de los dos parecía dispuesto a marcharse.

Mientras recogían utensilios y cerraban la cocina, un pequeño accidente rompió la calma. Ji-Woon intentó alcanzar un frasco en una estantería alta, pero al hacerlo, derribó una caja de especias que cayó al suelo. Ha-Yoon, al intentar ayudarlo, resbaló y casi cayó de espaldas, pero él reaccionó a tiempo y la atrapó por la cintura.

El contacto fue breve, mas el impacto fue profundo. Ambos quedaron inmóviles, con sus miradas atrapadas en un cruce de emociones que ninguno podía explicar.

—¿Estás bien? —preguntó el chef, con su voz apenas en un susurro.

Ella asintió, incapaz de hablar. La cercanía era intoxicante, y antes de que pudiera detenerse, sus ojos bajaron hacia los labios de él. Fue un gesto fugaz, pero suficiente para que él lo notara.

—Ha-Yoon… —murmuró al acercarse un poco más.

Y entonces ocurrió.

El beso fue inesperado, como un rayo en plena tormenta. Fue suave al principio, como si ambos temieran romper algo frágil, aunque con rapidez se intensificó. Era una mezcla de emociones contenidas: frustración, deseo y algo más profundo que ninguno de los dos estaba listo para admitir.

Cuando por fin se separaron, ambos quedaron sin aliento.

—Esto… —comenzó ella al apartarse con rapidez—. No debió pasar.

—Lo sé —respondió él, aunque su mirada decía lo contrario.

Sin más palabras, la chica tomó su carpeta y salió apresuradamente de la cocina, dejando al chico solo con sus pensamientos.

La mañana siguiente, Ha-Yoon llegó a Armonía con los nervios a flor de piel. En cuanto vio a Na-Ra, la llevó a la oficina y cerró la puerta detrás de ellas.

—Necesito hablar contigo —le dijo al sentarse frente a su amiga.

La sommelier, acostumbrada a los dramas de la chef, se cruzó de brazos y esperó al decir:

—Dime que no tiene que ver con Ji-Woon —el silencio de su amiga fue suficiente respuesta—. ¡Dios mío! ¿Qué has hecho?

—No fue planeado —se excusó la chef con rapidez—. Fue solo un momento… Un pequeño… beso.

Na-Ra la miró como si acabara de admitir un crimen.

—¿Un beso? Ha-Yoon, sabes lo complicado que es Ji-Woon. ¿Recuerdas lo que pasó la última vez que confiaste en él?

—Lo sé, pero… no sé cómo explicar lo que sentí —admitió, con la mirada fija en sus manos—. Fue como si por un momento todo el odio, la rivalidad,… se desvaneciera.

Su amiga suspiró mientras su expresión se suavizaba un poco.

—Ha-Yoon, entiendo que puedas sentir algo por él. Después de todo, la línea entre el odio y el amor es delgada. Pero debes ser realista. Ji-Woon es impredecible. Tiene un pasado lleno de decisiones cuestionables, y tú tienes mucho en juego.

—¿Entonces qué hago? —preguntó, desesperada.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.