[5 meses antes del final de la competencia]
[Lugar: Escuela Secundaria "Ilustración de Rousseau"]
[Hora: 11:00am]
El timbre resuena ampliamente expandiéndose por toda la institución académica de educación secundaria, marcando el fin de la jornada estudiantil de muchos, exceptuando a las personas pertenecientes a algún club extracurricular. Cabe resaltar que no pertenezco a ninguno y la razón es sencilla:"no hay ningún club al que pueda pertenecer".
Pero eso no me impide el "vaguear", por así decirlo, realmente sólo busco un lugar que despierte mi inspiración y al mismo tiempo, me permita estar solo un rato.
Finalmente, decido entrar en un salón de clases completamente vacío, y cuando digo "vacío", no hablo solo de personas, sino también de la ausencia de los pupitres, lo único que hay en ese salón son unos cuantos afiches a los que no les presté atención a lo que decían, una mesa, un pizarrón, ventanas, y un armario realmente espacioso ubicado al fondo del salón. Es la primera vez que estoy en un salón tan vacío, pero no le dí mucha importancia, me centré en la asombrosa vista que tienen las ventanas, que dan una visión clara al club de atletismo femenino de la escuela.
Colocando la mesa cerca de una de las ventanas, coloqué mi mochila encima al mismo tiempo que me senté en ella; para una visión más clara, corrí la ventana hacia la izquierda, y recostando mi espalda contra espacio vacío del marco, con mí libreta en mi mano izquierda y mí lápiz H3 en mi mano derecha, me dispuse a bosquejar a las chicas.
El boceteado en esta ocasión era realmente un reto, ya que como apenas estaban enlongando los músculos de sus extremidades, sólo tenía un período de 10 segundos para realizar el bosquejo, que es el tiempo que se tardan entre cada distinto estiramiento; es realmente un buen ejercicio para mejorar la velocidad en la mano.
Algunos dibujos los podía terminar, mientras que otros quedaban a medias. Inmerso en mis propios dibujos, rápidamente había llenado 3 hojas desde que me senté hace apenas 2 minutos.
Cuando ya iba a comenzar a rayar la cuarta hoja, una rápida figura me arrebató mi libreta de las manos.
-Son muy buenos bocetos, muy lindos...- murmuraba aquella figura mientras pasaba una a una las páginas.
-¡Hey!- exclamé girando mi cabeza para encontrarme la silueta de una chica de espaldas miembro del club de atletismo, lo supe en cuanto noté que llevaba puesto una camisa blanca y shorts azul rey, propio de dicho club, la cual inspeccionaba de reojo mis bocetos. Al prestarle suficiente atención y ver su cabellera rojiza con toques anaranjados recogida en una cola de caballo, supe de quién se trataba.
-¡Ajá! ¡así te quería agarrar! ¡dibujando a otras chicas!- me reclamó Emily mostrándome mis propios bocetos.
-Sólo practico.
-¡Si, claro! ¡ya te pareces al pervertido de Edward!- lanzó su argumento como un golpe bajo -¡aún sabiendo que me puedes dibujar a mí, dibujaste a otras chicas!- inquirió.
-Ya sabes que...- fui interrumpido.
-Claro... c-como no tengo el cuerpo de modelo como las d-demás chicas, tú no me di-di-dibujas... ¡eres malo!- dijo entre hipidos y sollozos obviamente falsos, cubriendo su cara con la libreta en un intento de hacer que creyese su treta.
-Es inútil, siempre usas el mismo truco y nunca funciona, así que para con eso- dictaminé sin quitar mi expresión de indiferencia, no me agrada que me interrumpan a mitad de mis sesiones de dibujo y ella lo sabe.
-¡Ay! ¡qué serio!- cambió rápidamente sus sollozos fingidos por resignación.
-Y sabes bien que no te dibujo porque siempre me pides un retrato y tú cabello resulta...
-¡Un problema! ¡si! ¡lo sé!- Emily culminó con la oración que inicié -pero a mí nunca me dibujas y siempre te lo pido ¡anda! ¡dibújame! igual a la libreta solo le queda una hoja y tengo el cabello recogido, así que te será fácil- negoció con la esperanza de que aceptase.
-Bueno- suspiré -ya que siempre me lo pides, podría intentar...
-¡EMILY! ¡VEN AQUÍ! ¡YA VAMOS A COMENZAR!- gritó a la distancia una de sus compañeras del club.
-¡Rayos! justo cuando... ¡YA VOY!- tragó su frustración para devolver el grito -¡bueno! será para la próxima, y te dejaré pasar los bocetos que hiciste de otras chicas sólo porque me gustó verte dibujar otra vez... ¡bien! ¡hasta luego!- como llegó, así se despidió: abruptamente y con una sonrisa siempre en su pecoso rostro.
Es cierto, desde que dejé de trabajar en la plaza como "artista" callejero, Emily no me había vuelto a ver dibujar hasta hoy. Y yo también estoy un poco oxidado, ya hace un tiempo que no dibujo y los bocetos que tenía en esa libreta, los más recientes eran de hace una semana.
De tanto pensar en la libreta, me dí cuenta que Emily no me la devolvió.
-¡Espera!- vociferé deteniendo su caminar.
-¿Qué pasa?- Emily se dio la vuelta para atender a mis razones.
-Devuélveme la libreta, tengo que seguir dibujando- expliqué extendiendo mi brazo para que me la entregase.
-Mmm...- pensó un momento -¡Nop!
-¿Cómo que "no"? necesito la libreta- reí nerviosamente pues, sin la libreta, no podía seguir dibujando, ya que no me gusta rayar en mis cuadernos.
-Es que si te la doy, entonces no podrás hacerme el retrato porque entonces te gastarías la hoja que queda- explicó -por eso ahora la tendré yo, para asegurarme de que no la uses.
-Pero podría dibujarte en otra hoja, tengo muchas en casa- comenté un tanto confundido, insistiendo para que la entregase.
-¡No!- negó de forma determinada -esta no es solo una hoja, es una promesa, y esa promesa consiste en que tú: "Jhonnathan Key" -me señaló para posteriormente señalarse así misma- me dibujarás a mí: "Emilia Layton"; en este mismo papel -culminó su razonamiento con una sonrisa.
"¡Espera!... ¿en qué momento te lo prometí?"