Boda Equivocada

Caballos, carruajes; es lo mismo, ¿No?

—¡Hola! —gritó Yoongi mientras entraban a una tienda. La mujer detrás del mostrador, abrió los ojos de sobremanera para que después apareciera una gran sonrisa en su rostro. 

Salió detrás del mostrador y se apresuró a abrazar a Yoongi, la mujer abrazaba al mercenario con tanto anhelo y dulzura que a Jimin le dieron ganas de salir de ahí para dejarlos disfrutar su momento.
Vio cómo la mujer se limpiaba las lágrimas a la vez que se separaba de Yoongi y dirigía su mirada hacia él.   

Jimin sin saber que hacer realmente, solo atinó a sonreír tan encantadoramente solo como él sabía.    

—Pero que bonito muchachito has traído Yoongi—la mujer avanzó hacia Jimin y le agarró las mejillas con ternura—. ¡Mira estas mejillas tan suavecitas!    

—Youngjae...—masculló Yoongi mientras trataba de que la mujer soltara las mejillas de Jimin, quien se veía un poco abrumado.    

—Siempre has sido muy celoso, Min Yoongi—se mofó Youngjae. Soltó a Jimin y le dio un empujón al mercenario que hizo que chocara con el joven de cabello azul—. Aunque, con este niño ¿Quién no se pondría celoso? ¡Está hermoso!    

—Nosotros no...—se apresuró a decir Yoongi, pero fue interrumpido con un chasquido proveniente de la mujer—. Como sea, sé que no me va a creer... vengo para que nos arregle. Vamos a ir de visita al reino.    Youngjae se estremeció ante las palabras de Yoongi y lo miró con preocupación, pero éste solo asintió ligeramente. Tenía que cumplir con la misión.    

—Su familia es noble, así que tiene que verse muy elegante. Yo necesito un traje de guardia. En realidad, serán tres trajes, pero los otros dos están haciendo otras cosas. —con su mano en la espalda baja de Jimin, entraron por una puerta que estaba perfectamente oculta detrás de la fachada de la decoración—. Solo tiene que ajustar un poco los trajes que hizo el año pasado y estaremos listos.    

—Sabía que sí te gustaron—dijo orgullosa mientras una sonrisa aparecía en sus labios—. No por nada esta línea se iba a llamar el...—sus palabras murieron en su boca cuando se dio cuenta de lo que iba a decir, así que solo carraspeó y se dispuso a buscar algún diseño que hiciera ver mejor a Jimin—. Tengo un traje que nunca le mostré a nadie, iba a ser para el segundo hijo del Rey, pero olvidé mostrarle el diseño. Y estoy segura de que a este muñequito le quedará de maravilla.    

Youngjae desapareció por una puerta mientras mascullaba acerca del traje que tenía para Jimin. Para después de un par de minutos regresara chillando de felicidad por haberlo encontrado.    

—¡Aquí está! —alcanzó la mano de Jimin y lo arrastró dentro del vestidor, le dio las prendas y cerró la puerta—. Estoy segura de que tu chico se verá muy bien con esto.               

—Él no es mi chico—farfulló, desviando la mirada hacia el maniquí que lucía el traje que él usaría, ya que había sido creado exclusivamente para él.                      

Youngjae viró los ojos y negó con la cabeza mientras una sonrisa socarrona bailaba en sus labios.   

—Yoongi... ¿Qué ganas con negarlo? Siempre supe que no te gustaban las mujeres. —y el mercenario no dijo nada, ya que era totalmente cierto lo que la mujer decía. No tenía por qué refutar nada—. Y también sé que eres muy cerrado respecto a tus sentimientos, pero no tienes que ocultar lo tuyo con el precioso chico ahí adentro, por lo menos cuando estén conmigo.                        

—Realmente, Youngjae, Jimin y yo...—y antes de que Yoongi pudiera terminar la frase, Jimin salió del vestidor.                      

Y Yoongi quedó completamente anonadado con la elegancia, gracia y belleza que irradiaba Jimin.
Los gatunos ojos de Yoongi recorrieron el cuerpo de Jimin con detenimiento, con cuidado de no perderse ningún detalle de éste. Era como si quisiera grabarse su recuerdo a fuego en la memoria. Y Jimin lo notó, por lo que soltó una risa nerviosa y se acomodó aún más el traje en un vago intento de que sus nervios desaparecieran.    

—¿Cómo me veo? —preguntó más que nada hacía Youngjae, ya que se alguna manera Yoongi ya le había dado la respuesta a su pregunta incluso antes de hacerla.    

—Creo que su cara lo dice todo—apuntó a Yoongi y antes de que Jimin dirigiera sus ojos hacia el mercenario, éste miró hacia otro lado tratando de disimular y Jimin soltó una risa nerviosa—. Como sea, te peinaré y arreglaré tu bello rostro, muñequito.    

—Por favor no me diga así—dijo tímidamente, sus mejillas tornándose levemente de un color rojizo. Youngjae lo miró enternecida y tuvo que aguantarse las ganas de apretarle las mejillas—. Me avergüenzo.    

—Ahora ya veo porqué caíste ante él—le murmuró a Yoongi burlona. Vio al chico arrugar la nariz disgustado por sus palabras y solo pudo largar una risa. — Yoongi, ve a cambiarte para ver si no has engordado, sino para hacerle arreglos.   

El chico maldijo entre dientes cuando Youngjae y Jimin soltaron risas burlonas, no podía creer que ese chiquillo se estuviera burlando de él, si estuvieran solos, en lugar de estar riendo estaría quejándose del dolor. Pero desgraciadamente, esa mujer tenía una gran puntería y un puño mortal que no estaba dispuesto a sentir de nuevo.    

—No te estés riendo, mugroso—espetó cuando pasó a su lado para tomar su traje y poder cambiarse de ropa.   

 

[...]     

 

Dejó caer los pies bruscamente al suelo y se apoyó en sus rodillas mientras jadeaba ligeramente. Vio a Namjoon arrastrar a la última persona que quedaba y se dirigió hacia él.    

—¿No le da curiosidad saber cómo es que un Park y un mercenario terminaron juntos?—cuestionó el más joven. Namjoon soltó los pies ajenos y asintió con el entrecejo fruncido. A decir verdad, desde el principio se preguntó cómo fue que Yoongi y Jimin terminaron juntos si son completamente distintos, excluyendo su estatus social—. Digo, hasta donde sé, los Park o al menos la mayor parte de ellos odia a los mercenarios.    




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.