Boda Equivocada

Destinados entrelazados.

Después de que Namjoon pronunciara el nombre de Seokjin, todos quedaron en un silencio un tanto incómodo. Al parecer el mundo era muy pequeño...                        

—Seokjin... ¿Qué haces...?—comenzó a preguntar Namjoon pero fue interrumpido por un carraspeo de Jin, quien apenas había salido de su trance por volver a ver a Namjoon.                        

—Yoongi tengo que hablar contigo—cortó las sogas que ataban los tobillos del pálido, provocando que cayera de golpe al suelo, sacándole un pequeño grito a Jimin y a Jungkook—. Los dejaré colgados un ratito, pequeños—se dirigió hacia los tres más jóvenes, después miró a Namjoon—. Para ti será un gran rato.                        

La intensa mirada de Seokjin se desvió de Namjoon cuando el mercenario tomó de su muñeca para apartarlo un par de metros de los demás. Sin embargo, el moreno no apartó su mirar de Jin, mientras se preguntaba qué hacía ahí y cómo es que conocía a Yoongi... aunque pensándolo bien, Jin y Yoongi estaban en el mismo mundo de mercenarios —aunque Jin era mercenario de medio tiempo— y no sería raro que se conocieran.
Se dio una cachetada internamente y miró a Jungkook, asegurándose de que no la estaba pasando mal.                         

—¿Qué haces aquí, Jin?                     

—Hyung—recalcó Seokjin a la vez que ponía los brazos en jarra y fruncía el ceño.                        

—¿Qué?—la confusión en la voz de Yoongi se hizo evidente provocando que el mayor virara los ojos—. Agh, no te voy a decir 'hyung'.                         

—Eres tan irrespetuoso—sacó a relucir su inconformidad con un fruncimiento de labios—. Como sea... uhm, ayer llovió y... ¿Cómo estás?                        

Yoongi se quedó un momento en silencio y rápidamente le dedicó una mirada a Jimin.                        

—Estoy bien... pero si esto es lo que...                        

—La familia Park ha puesto un precio por tu cabeza—informó mientras sacaba un papel con el rostro de Yoongi y se lo entregaba—. Hay muchos ceros y ni contar lo que ofrecen por su primogénito. Por el pequeño Park ofrecen el doble. Incluso más.                       

Yoongi miró a Jimin con angustia mientras éste se dedicaba a entrelazar sus dedos con Taehyung. Se revolvió el cabello con frustración y encaró a Seokjin.                       

—¿Y viniste para llevarnos?                       

—Yoongi, solo he venido a advertirte... no he olvidado lo que hiciste por mi—le dio un amistoso apretón en el brazo y giró su cabeza para mirar a las cuatro personas que colgaban del árbol—, Pero tienes que entregar al pequeño.                        

—No lo haré—espetó con el ceño fruncido. Hizo que Jin lo mirara de vuelta y su filosa mirada le hizo saber al mayor que lo decía muy en serio.                       

—Yoongi, no es tu responsabilidad y tú...—Jin fue interrumpido por un chasquido proveniente de Yoongi. Lo miró expectante ante lo que diría, porque la expresión incrédula que tenía no era por nada.                       

—Namjoon tampoco era tu responsabilidad—la expresión de Seokjin se endureció y sus cejas parecían que se harían una en cualquier momento.                       

—¿Entonces qué harás, eh? ¿Lo tomarás y huirán a las tierras bajas? —ironizó el mayor, no había razón para que Yoongi se negara a entregar al Park—. Porque te aseguro que ahí sería el último lugar en el que buscarían. ¿Y sabes por qué? Porque ahí es habitado por puro maleante.                        

—Podría acostúmbrame, después de todo no soy un santo—retó, Jin suspiró exasperado y le dio un golpe en la frente a Yoongi, por no clavarle una daga en el brazo.                        

—Tú, pero no Park... el niño toda su vida ha vivido entre lujos, ¿Cuánto crees que sobreviviría a una vida de esas, eh? Lo matarían en la primera noche.    

—Jin...—Yoongi se restregó el rostro con las manos y soltó un suspiro—, tú sabes lo que es no querer estar en casa porque tus padres sólo te ven como un objeto el cual pueden dar a quien les ofrezca el mayor terrero y las mejores riquezas... ¿No es eso lo que le pasó a tu hermana?    

El cuerpo de Jin se tensó de sobremanera al escuchar a Yoongi, su mandíbula se endureció y una vena resaltó en su cuello.
Tomó a Yoongi por el cuello de la camiseta y lo chocó contra el tronco de un árbol.    

—Te dije que no hablaras de ella—la gruñona voz de Seokjin penetró los oídos de Yoongi, provocando que arrugara el entrecejo con molestia.    

Ambos estaban mirándose desafiantes y la tensión podía sentirse muy latente, ninguno estaba dispuesto a apartar la mirada y si alguno no lo hacía, eso no llegaría a nada bueno. Ambos eran una gran máquina de combate.    

—Nos estamos alterando y no vamos a llegar a ningún lado así—habló Yoongi más calmado pero sin apartar la mirada, tomó a Jin por los hombros y comenzó a apretarlos ligeramente—... lamento haber mencionado a tu hermana... y su situación, pero no quiero que le pase lo mismo a Jimin. —buscó la lastimera mirada de Seokjin—Ella era una gran persona y sabes que la quería como a una hermana. En ese entonces no pude hacer nada por ella... pero ahora puedo hacerlo por Jimin. ¿Tú no lo harías?    

Seokjin parpadeó rápidamente para eliminar las traicioneras lágrimas que amenazaban con salir y asintió sin mirar a Yoongi.    

—Está bien.    

Yoongi hizo un intento de sonrisa y alejó lentamente a Jin, lo vio un poco perdido en sus pensamientos y no deseaba que se perdiese en ellos, así que volvió a hablar.    

—Ahora... ¿Me ayudas a bajarlos?... Eso incluye a Namjoon—recordó divertido. El mayor resopló con fastidio y se encaminó hacia Jungkook. Al igual que Yoongi se acercó a Jimin—. Bien, bolita azul, te bajaré de aquí.    

—No me vaya a dejar caer, hyung—Jimin se aferró a la espalda de Yoongi cuando el mayor lo acomodó en su hombro.— Estaba comenzando a sentirme mal.    




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