Boda Equivocada

¿Quién eres?

Un rastro de sangre se esparcía a lo largo del pulcro mármol que recorría Yoongi mientras arrastraba el cuerpo de un hombre. Afianzó más su agarre en el tobillo del cuerpo y jaló sin mirarlo cuando lo sintió atorarse en algo; de reojo observó como la servidumbre agachaba su mirada al mirarlo pasar y una socarrona sonrisa de lado apareció en sus labios.                        

Abrió de golpe las grandes puertas que daban a la sala de reuniones —donde se encontraba la reina— y cuando llegó a ella soltó bruscamente el tobillo del hombre muerto.                        

—El general del primer reino—informó anodino, recorrió brevemente con sus peculiares ojos a los presentes en la gran mesa—. Perdí su cabeza en algún lugar del reino, dile a tu estúpido perro faldero que la busque—espetó refiriéndose a Joonhyuck.                       

—¡Hey! Tú no me vas a hablar así maldito hijo de...—se calló abruptamente cuando Yoongi caminó hacia él y lo levantó de la silla con brusquedad.                        

—Después de todo, este reino es mío, tú solo eres fruto de un gran error que mi padre cometió con la ramera de tu madre.—siseó con odio en su más puro estado. Sus ojos haciéndole estremecer brutalmente— No olvides que puedo enviarte muy lejos de esta vida.                        

—Querido—habló la reina tocando suavemente el hombro de Yoongi, sien embargo, ésta no estuvo mucho ahí porque el príncipe la tomó por la muñeca con fuerza, quitándola.                        

—No me toques—lanzó la mano de la mujer lejos de sí y acomodó su elegante traje—. Si sigue mirándome terminará peor que el general.—le hizo saber a un hombre en sus cincuenta que lo miraba entre anonadado y eufórico.                        

Dio la vuelta y salió de la sala de reuniones, encontrándose con los guardias y servidumbre pasar por los pasillos. Bufó molesto y se dirigió hacia él área de arquería.                        

Cuando estuvo ahí, posó su mano en el arco que le perteneció cuando era pequeño y vio la madera quemada que ocasionaron sus pequeñas manos de niño.                       

Levantó el arco y quedó en un estado de perplejidad cuando su mente se transportó hacia unos años atrás cuando descubrió a un bonito niño rubio que lo veía detrás de una cortina de hojas.                         

En ese entonces había querido acercarse, era la primera vez que veía a un niño —a excepción de Joonhyuck— desde que su madre lo había sacado de la escuela de magia cuando en su oscuro cabello habían comenzado a aparecer mechones de cabellos blancos y uno de sus bonitos ojos marrones había comenzado a hacerse púrpura.                       

Estaba tan asustado con lo que le estaba pasando que solo buscaba la protección de su madre, pero esta se lo negaba; le tenía miedo. Y eso le hacía sentirse un monstruo porque su condición empeoraba; su cabello ya se había tornado completamente blanco y sus bonitos ojos ya no eran marrones.                        

Yoongi odiaba mirarse al espejo.                         

Así que cuando vio al niño de labios abultados y bonitas mejillas observándolo con sus ojitos de cachorrillo, quiso acercarse; porque pensó que podría tener un pequeño amigo, pensó que podría refugiarse de alguna manera en él.
Pero él huyó. Y Yoongi sintió muy feo en su pechito.                         

Y ahí fue cuando sus manos quemaron la madera de su arco.                        

El niño al huir había tirado una pulsera de oro en el pasto y eso era el único recuerdo de él. Yoongi aún la portaba en su muñeca derecha; y no podía explicarse porque le era difícil el pensamiento de quitársela y perderla.                        

Soltó un suspiro y tomó otro arco más grande y comenzó a lanzar flechas sin parar hacia la diana, desatando su enojo en eso.                        

Lanzó una flecha y en medio de su trayecto, ésta se cubrió de fuego y cuando dio en el blanco, su fuego se espació por toda la diana.                                

Se giró con rapidez con el arco en posición cuando escuchó pasos detrás de él y lanzó la flecha sin importarle quien era y solo entonces bajó el arco.    

—En serio eres un estúpido—soltó agriamente Yoongi a Joonhyuck, quien estaba agarrándose el brazo lesionado.— ¿Qué quieres bastardo?    

—Quería hablar solamente. De... Park Jimin.—dijo observando cuidadosamente la actitud de Yoongi.    

—¿Qué hay con él?—su desinteresada expresión no le agradó a Joonhyuck.   

—No lo sé, digo, si lo encuentro y junto con Taemin terminamos algo que teníamos pendiente, ¿Te importaría?    

—No me importa lo que le pase, ni a él ni a nadie. Podrían matar a cualquiera que se atraviese en su camino y a mí no me importaría.    

—¿Entonces no significa nada para ti esto?—Joonhyuck le enseñó la fotografía de Yoongi y Jimin abrazándose mientras dormían. Yoongi arrugó el entrecejo cuando vagas imágenes llegaban a su cabeza.    

Sintió algo en su pecho pero no pudo saber que era. No sabía porque eso tendría que significar algo para él, porque no conocía a ese chico.    

—¿Tendría qué?    

—Olvídalo—el bastardo guardó el teléfono en su chaqueta y se retiró del lugar—. No me importa él de todos modos.    

—¿Quién eres y por qué sentí algo cuando te vi?—masculló cuando Joonhyuck estaba ya bastante lejos como para escucharlo.    

 

[...]   

 

Namjoon no era mucho de confiar en las personas, por eso cuando Eunwoo y Moonbin comenzaron su camino con ellos, los miraba con recelo. Algo no le parecía, se supone que habían llegado con Seokjin y por ende debían irse con él, pero no fue así y no le parecía normal. Nada que estuviera relacionado con Jin le parecía normal.   

—¡Bueno! —exclamó atrayendo a Jungkook hacia él cuando vio que Eunwoo lo estaba abrazando—. Nosotros tres seguiremos nuestros caminos—enfatizó en la palabra "tres" a la vez que tomaba la mano de Jimin.—Un gusto conocerlos pero ya nos vamos.    




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