Borden

Capítulo 7.

 

Me sentía extraña.

No sabía a qué se debía, simplemente sentía que mi cabeza era un caos. El dolor que amenazaba con dejarme inconsciente en cualquier momento parecía ser un duro recordatorio de las horas que había pasado mirando mi reflejo frente al espejo y pensando en todo lo que últimamente había sucedido. Los pensamientos me tenían al borde de un precipicio, quería arrancarlos a como diera lugar de mi cabeza, fundirme en el frio de mis sábanas y no despertar jamás. Pero, era un deseo que sacrificaba mucho. Como, por ejemplo, mis ganas de saber qué quería el asesino de Ben conmigo.

Mis ganas de decírselo a mi madre me habían llevado a la puerta de su habitación. Había estado a punto de tocar, a punto de decirle lo que estaba ocurriendo, sin embargo, me detuve cuando supe que estaba recibiendo una llamada que parecía importante porque tenía la puerta de su habitación con seguro.

Sin hacer un solo ruido caminé de vuelta a mi habitación, donde si pasaba un segundo más me volvería loca. Las situaciones me sobrepasaban. Estaba sumamente concentrada en la salida que debía hacer. Por lo que agarré mi gabardina, me puse unos zapatos, y salí de la casa en dirección al hospital del pueblo.

El frio que empezaba a hacer me hizo abrazar más mi cuerpo. Los labios me temblaban ligeramente y la aparición de estrellas en el manto nocturno fueron mi entretenimiento mientras caminaba por las desoladas calles de Grier. Estaban oscuras únicamente iluminadas por lámparas que estaban a una larga distancia, y su luz era más bien tenue. Por lo que la luz no alcanzaba a cubrir algunos rincones. No sentí miedo de igual manera. De hecho, quería que el asesino apareciera aquí mismo y me dijera qué mierda se traía con el pueblo. Pero nada pasó y llegué al hospital congelada.

Estaba solo. Era sabido que el horario de visitas había acabado por lo que justo ahora solo se veían los del personal caminando por ahí. Me pareció espeluznante el contraste que hacia el blanco de las paredes con las luces tenues. No me gustaban los hospitales. Me adentré luego de cruzar las puertas de vidrios.

Los pasillos estaban igual de solos que las calles de Grier y suponía que los pacientes del primer piso debían estar ya dormidos. Urgencia estaba en el segundo y Carter, por ser hijo del médico tenía uno de los mejores lugares en el hospital, en el tercer piso. Me subí en el ascensor para ir a mi destino con algo de nerviosismo. El ambiente a mi alrededor era pesado, era obvio que sabía algo que yo no. Al abrirse las puertas me encontré con un pasillo igual de solitario, esperé algunos segundos a que alguien apareciera a decirme que ya el turno de visitas había acabado, pero cuando nadie llegó, me apresuré en entrar en la habitación de Carter.

Suponía que era él a quien el mensaje se refería.

La puerta crujió al abrirse. Dentro todo era igual que en el resto del hospital. Paredes blancas, cortinas azules, camillas con enfermos en ellas. En este caso, era Carter quien estaba ahí, mirando la pared que tenía delante de él fijamente y sin asomo de emoción alguna.

Caminé con lentitud hacia él, esperando que escuchara mis pasos y me mirara en cualquier momento, pero nunca lo hizo. Mis ojos no chocaron con los suyos hasta que estuve frente a él. Estaba serio. Su rostro se veía limpio, con algunos rasguños y marcas, pero se veía impoluto. Al igual que sus brazos. Estaba en mejor estado que cuando había aparecido, eso seguro.

—Will — pronuncié su nombre.

Will empezó a fruncir su ceño con lentitud, un destello de reconocimiento me hizo saber que estaba aquí conmigo, cuerdo. Le di una pequeña sonrisa para después sentarme en la silla que estaba al lado de su cama.

—Te estaba esperando. — su voz salió rasposa, como si no hubiese hablado en un largo tiempo.

El desconcierto inundó mi cara al escuchar sus palabras. No hablé esperando que lo hiciera él, pero simplemente se dedicó a mirar a mis ojos, los suyos parecían estar mirándome a mí, pero sabía que en su mente debía estar pensando en algo más, algo lo suficientemente oscuro para hacerlo temblar.

Will pareció volver en sí, pero no habló, entonces el espacio se sumió en un denso silencio que fue roto más adelante por el mismo.

Ella me mandó a que te diera un mensaje. — tosió un poco, su cuerpo se estremeció de manera brusca que por algunos segundos pensé en dejarlo tranquilo, pero luego prosiguió: — dice que te prepares, ahora que te ha encontrado irá por ti.

«Te encontré»

Aquello me dejó descolocada. Todo el mundo parecía recordarme aquello: Dave con su sola presencia, el hombre moribundo del callejón diciendo que la oscuridad siempre buscaba lo que creaba, e incluso mi madre lo mencionó cuando habló con el misterioso hombre de roja gabardina.

—¿Quién, Carter? — le pregunté, aun sabiendo quién era perfectamente, no conocía su rostro, pero su sonrisa se mantenía fresca en mi cabeza.  

—La oscuridad— otra tos y yo giré mis ojos, por lo absurdo de sus palabras. Parecía que no podía decir palabra alguna sin soltar antes una tos que le removía los pensamientos— lleva tiempo buscándote.

«¿Por qué?» Quise preguntarle, pero sus ojos no brillaban y sus labios pálidos y rasgados se movían cuando intentaba pronunciar alguna palabra, así que fue otra la duda que decidí resolver.

—¿Dónde estuviste todo este tiempo? — miré las cicatrices de sus brazos, eran aterradoras y parecían haber sido hechas con toda la rabia y frustración del mundo. La carne cicatrizada me removió los pensamientos y me hizo pensar en cosas que sabía que no había vivido. Carter negó lentamente con la cabeza.

—Eso no es importante — seguía negando rápidamente — eso no importa. Importas tú, ella viene por ti… por Dave… por el chico de ojos verdes.

Me pasmé en mi asiento. Abrí los ojos confundida y me levanté apoyando mis manos en el colchón de la camilla, mirándolo fijamente a los ojos.



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En el texto hay: asesinatos, misterios, poder

Editado: 15.04.2024

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