"Jodidamente bonito"
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Florecí en un jardín de soledad
una flor que se parece a ti,
Quise dártela
Despúes de quitarme esta tonta máscara
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-- Maldita sea ¡JIN! -- se escuchó el grito irritado de una voz masculina.
El chico se incorporó rápidamente con el corazón latiendo descontrolado por el susto. Trato de enfocar la mirada hacia el hombre delante de él, pero apenas era una mancha borrosa.
-- No puedo creerlo, son las ocho de la mañana y tú sigues en la cama. ¿Es así como planeas ocupar mi lugar en la empresa?-- preguntó de manera severa y llena de amargura.
-- Pero... Es sábado... La empresa no...--
-- Te quiero bañado y vestido en treinta minutos. Te espero en mi despacho. --
Y dichas esas palabras el hombre salió de la habitación dando un fuerte portazo y dejando al chico totalmente abatido. Jin había regresado de Londres hace poco más de un mes y había sido tiempo suficiente para recordarse en primer lugar el porque había ido a estudiar tan lejos. No era que no hubiera extrañado Seúl, había echado de menos a sus amigos, su antiguo colegio, los profesores, y a Ahn Jae-hyun, el chico del que había estado enamorado desde que tenía memoria; más sin embrago había renunciando a todo ello por un poco de paz.
Volver a la casa de sus padres, era como regresar a una prisión. No importaba cuánto se esforzará o que hiciera, nunca sería suficiente para ellos, siempre volvería a ser la decepción.
Soltó un suspiro cansado y se pasó la mano por el oscuro cabello, revolviendolo más de lo que ya estaba, un momento después retiró las sábanas y se colocó los lentes que siempre dejaba sobre la mesilla de noche.
Con desgana, se colocó en pie y se dirigió al cuarto de baño, tomo una ducha rápida y se colocó un traje negro.
Contempló su imagen en el espejo, apenas el tiempo suficiente para verificar que todo estuviera en orden. Odiaba su rostro, detestaba el reflejo que le devolvía el espejo; era un amargo recordatorio de todo lo que era, todo en lo que se resumía su vida. Era capaz incluso de escuchar las palabras resonar en su cabeza:
"Tan jodidamente bonito. Pero te tengo noticias, y es que eres vacío, hipócrita, arrogante y patético. Con todo y tú belleza, lo único que provocas a los que te rodean, es lastima."
Y ahí estaba nuevamente, esa opresión en el pecho que le causaba una sensación de desolación, se sentía tan pequeño, tan insignificante. Aún con todo trato de mantener la postura del hijo perfecto que nunca sería, y fue directo al despacho de su padre. No había sido necesario tocar la puerta, está permanecía abierta, dándole una bienvenida poco grata.
Se adentró a la habitación, topandose con un lugar impersonal, solo libros, un escritorio y su padre sentado en una silla frente al computador, trabajando como de costumbre.
-- ChanYeol a mandado sus libros está mañana, está ansioso de hacer negocios con nosotros y quiero que te encargues de la investigación financiera, todo lo que puedas conseguir de los últimos díez años.-- dijo el hombre sin apenas prestarle atención.
-- ¿De que nos sirve investigar las finanzas de diez años atrás? Es absurdo, no es ningún secreto que el dinero proveniente de esa empresa es sucio.--
-- Eso lo decido yo, tu solo cumple con leer los libros.--
-- Pero padre...-- comenzó, siendo interrumpido abruptamente.
-- A solas, no me llames padre. ¿Entiendes?-- dijo de manera fría, agria y despectiva, como si Jin hubiera dicho la peor de las blasfemias.
El pelinegro bajo la mirada y se mordió el labio con fuerza, lo había olvidado, ¿Cómo pudo pasarlo por alto? ¡Qué estúpido!
-- Señor Hyun-Joong....-- dijo volviendo la mirada, tratando con todas sus fuerzas de no venirse abajo -- La investigación solo nos retrasará, sería más conveniente si contactamos con el gerente de finanzas y pedimos los archivos bancarios que...--
-- Comprende que no estoy pidiendo tu opinión, tampoco tu consejo. Solo has lo que se te a mandado. ¿Será que ese cerebro que tienes es capaz de procesar eso? --
Jin no soporto más, asintió con un gesto de la cabeza y dió vuelta para salir por dónde vino, manteniendo las manos en los bolsillos de su abrigo para ocultar el hecho de que estaba temblando.
-- Una cosa más, hoy estás obligado a asistir a la cena familiar. No quiero otra de tus ridículas excusas, vendrás con nosotros o puedes despedirte de ese espantoso gato que trajiste sin permiso a esta casa.--
-- Si, señor...-- murmuró sin volverse a su padre, las lágrimas amenazaban con salir, pero no sé lo permitió hasta que estuvo de vuelta en su dormitorio.
Sabía que aquella amenaza de su padre, no era ninguna broma. Lo supo a los cinco años cuando no recogió sus juguetes y su padre destruyó uno por uno con el martillo, frente a sus ojos. Lo supo a los ocho cuando sus notas no cumplieron con las expectativas y a cambio recibió una reprimenda que le dejo dolorosas heridas las cuales lo dejaron en urgencias por varios días. Lo supo a los quince años cuando intento revelarse y a cambió su padre mando a golpear a Jae-hyun, apartandolo para siempre de su vida.
Usar a un gato para manipularlo no sería un gran problema para ese hombre, tenía experiencia con ello.