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“Verdades en tinta”
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Espera, ¿de qué diablos estás hablando? 
Quítate mi lindo nombre de tu boca
No somos iguales, con o sin eso
No hables de mí como si supieras 
cómo me siento
Estás en la cima del mundo, 
pero tu mundo no es real
Tu mundo es imaginario.
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De mal en peor, así había resultado su día. 
Al llegar a la casa de su novia, le habían recibido los socios importantes de su amargado suegro, y lo habían prácticamente obligado a quedarse en la misma mesa junto a ellos, pero no para hablar sobre negocios, sino de cosas tan triviales del tipo: sociedad, gobierno, mujeres y todas esas estupideces. Eran justo lo que Jungkook denominaba como "Montón de imbéciles pretenciosos".

Ya se había cansado de ofrecer sonrisas y jugar al buen empresario, excelente novio y yerno. La cabeza comenzaba a dolerle y lo peor de ello es que no podía zafarse de esto sin parecer grosero, tampoco podía tomar la excusa de pasar el tiempo con su novia porque aquello sería incluso peor.

Jisoo era melosa, fastidiosa, posesiva y caprichosa; podría seguir la lista de lo que no le agradaba de esa mujer el resto del día pero se repetía que eso solo era hacer más insoportable su situación. La chica podría ser lo que sea, pero le convenía en todos los aspectos. Bonita, inteligente, hija de la presidenta del bufete de abogados más importante del país y del CEO de "Bit High Entertainment", empresa la cual resultaría un beneficio indudable para "Stay", ya que si lograba tener la exclusiva de publicidad, llegaría a un nivel internacional y se posicionaría como la más importante de toda Corea.

Le saldría caro conseguir su más grande ambición y el sueño de su padre, pero haría lo que fuera necesario.

-- Jungkook, tengo entendido que tú no eres precisamente de Seúl ¿Verdad? -- preguntó el hombre de cabellos canosos frente a él.

-- No señor, yo soy de Busán.-- respondió en tono formal, conteniendo la mueca que deseaban formar sus labios.

-- Mirá Kim, ese es un jóven ejemplar -- dijo el mismo hombre, con un tono cargado de burla -- Salió de su pequeño pueblito para lograr superarse y aquí lo tienes, enredado con tu preciosa hija.--

Jungkook apretó los puños, deseando con todas sus fuerzas moler a ese tipo a golpes, pero tenía que contenerse, debía obligarse a ello. No era prudente, además, no era la primera vez que personas de su tipo lo insultaba por su procedencia.

-- Pues si me preguntas a mi, Jinyoung -- dijo el hombre en un tono desinteresado.-- El jóven Jeon tiene mérito por llevar su empresa hasta donde está, lo consiguió por esfuerzo propio. -- dió un sorbo a su copa antes de esbozar una sonrisa.-- ¿Qué me puedes decir de Hoseok? ¿Le va bien en la academia de belleza?--

El hombre, que ahora Jungkook sabía, se llamaba Jinyoung, endureció sus facciones ante las palabras del señor Kim. Estaba rígido y la diversión en sus ojos murió por completo. Los demás tipos apartaban la mirada, centrándose en cualquier otra cosa, aunque era complicado ignorar esa discusión.

-- No creo que seas el más indicado para hablar de hijos decepcionantes.-- escupió como insulto.

-- ¿Te refieres a Seok-Jin? Bueno, no es lo que esperaba, pero como su padre, supe ponerlo en regla como se debe. Mi hijo tiene estudios en contabilidad, administración y mercado, al igual que obtuvo los más altas notas de su colegio. Y ahora dime ¿Hoseok que a hecho a parte de saber cortar cabello? ¿Puede él tomar tu lugar en la junta? ¿Sabe por lo menos en que conociste tu maldito trabajo? -- ambos hombres se miraron con odio, el ambiente se había vuelto tenso y Kim pese a parecer más tranquilo que Jinyoung, también parecía más peligroso.-- Lo que hace a un hombre es tomar lo insignificante y lograr hacerlo útil. --

-- Hyun-Joong -- interrumpió una voz femenina bastante sería. -- ¿Puedes acompañarme un momento?--

El hombre miró a su esposa antes de asentir y ponerse en pie.-- Señores, les pido una disculpa. Sigan con en lo suyo, yo volveré más tarde.--

Jinyoung entonces se dirigió de frente a Jungkook de manera severa apenas el otro hombre se retiró.

-- Tú no te casarás con su preciosa hija.--

-- ¿Qué? -- cuestionó Jungkook quién había sido tomado por sorpresa por aquella reacción.

-- Tú tienes tu pequeña empresa de publicidad y quizá estúpidamente se te pasó por la cabeza que Jisoo te ayudaría con respecto a su padre, pero déjame decirte algo chico ingenuo. Hyun-Joong no trajo aquí a su hijo Seok-Jin por nada.-- soltó con una sonrisa amarga -- Él no soporta a su hijo, lo detesta, le permitió irse lejos para no verlo y sin embargo le trajo de vuelta y hace intentos desesperados para que esté trabaje con él. Prefiere ver a su mayor vergüenza dirigir esa empresa antes que ponerla en manos de un don nadie.--

-- ¡Jinyoung! Es suficiente -- dijo un hombre con voz severa, quién hasta entonces había permanecido callado. Pero ya era tarde, el pelinegro se veía furioso.

-- Miré señor, puede que parezca una persona amable, pero no soy ningún estúpido, sé perfectamente en que me meto al contraer matrimonio con la señorita Kim y mis motivos no son de su interés.-- dijo mientras se inclinaba para encarar al hombre -- Ahora, se lo advierto. No sé que problemas tenga usted con el señor Hyun-Joong pero absténgase a involucrarme en ellos. ¿Quedó claro?--

Jungkook  en ese momento de puso en pie y se retiró lo más rápido posible de aquella desagradable compañía. ¡Maldición! Esto era una pesadilla.

Entro a la casa y se dirigió hacía la cocina para servirse un poco de agua, aún se sentía molesto y tenía que calmarse, estar así mientras se encontraba rodeado de esa gente, no era algo bueno. Entonces le vió, al chico pelinegro que según le había dicho Jisoo, no estaría en esa reunión, ya que saldría a atender unos asuntos de la empresa. Sin embrago ahí se encontraba, vistiendo un pijama rosa con figuritas infantiles, con las gruesas gafas descansando en el puente de su nariz, descalzo y sosteniendo un plato con una rebanada de pizza. Miró a Jungkook con sorpresa y para ser francos no era el único que estaba en ese estado, solo que la sorpresa del mayor fue gracias al oscuro moretón que cubría la mejilla de Jin, al igual que el labio partido.