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Las manecillas del reloj

“Un corazón de ceniza.”
 


 

En su mirada había tormenta, se encontraba sólo, el nunca está sólo pero hoy las cosas cambiaron. Harry Potter, el niño que vivió, el elegido y salvador del mundo mágico había terminado su relación de casi ya cinco años con Ginevra Molly Weasley, todos los periódicos y revistas lo habían anunciado, no hacía ni una un día del rompimiento y ya tenía un montón de reporteros queriendo saciarse de su desgracia.
 


 

El chico no quería ni pensar lo que el mundo mágico diría de él cuando supiera que a solo un mes de la boda que prometía ser uno de los más importantes acontecimientos del año, había encontrado a su futura esposa en la cama con otro hombre, la verdad jamás imaginó que Neville fuera hacerle algo así, le conocía de tanto tiempo, había pelado a su lado durante la gran guerra mágica e incluso había sido el quién dió ánimo a la gente cuando todos creyeron que él había muerto.
 


 

Esto parecía más una maldita pesadilla.
 


 

Ni siquiera tuvo con quién recurrir, Hermione y Ron estaban de luna de miel, acudir con alguno de los Weasley no era opción y no había nadie más de quién deseara compañía.
 


 

Se sentía terriblemente vacío, pronto su vida había caído en una rutina; despertaba, se duchaba e iba al ministerio, al regresar a su departamento se limitaba a tomar cualquier comida rápida y miraba él televisor hasta quedar dormido.
Una actitud patética para una vida de porquería.
 


 

Terminaba de haberse duchado, miraba por la ventana hacía las calles, estaba fumando un cigarrillo, un hábito que había adquirido de los muggles, no le gustaba mucho y trataba de evitarlo en lo que fuera posible pero ya que esas últimas semanas habían sido un asco se dijo ¿Porque no?
 


 

Miro el reloj, ya eran cerca de las doce de la noche, cerro la venta y volvió a su habitación, se había acurrucado entre las sábanas para esperar un sueño que no llegaría.
 


 

Él tiempo pasó hasta que la dulce melodía llenó la habitación, el piano, nunca le había parecido tan lindo escuchar aquel sonido, la persona que tocaba lo hacía de una manera desenvuelta y esepcional, era una pieza limpia y suave, melancólica como alegré, era mágica, no podía explicar porque pero las sensaciones que transmitía no podían definirse de otra forma, podía sentir aquella aura de tranquilidad, una pequeña burbuja que por primera vez en días lo alejó de sus preocupaciones, de su tristeza, resultaba extraño pero le agradó, cerro sus ojos disfrutando de cada nota que reververaba como un eco en la habitación hasta que el cansancio le consumió y quedó profundamente dormido.
 


 

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Las cosas no habían mejorado, no hubo un momento de paz para él, su padre había sido investigado por el ministerio, le había hallado culpable de ser un mortífago y fiel seguidor de Voldemort.
 


 

Draco también había tenido que enfrentar diversas investigaciones, parecía que para los Malfoy, una familia de sangre pura y gran influencia tanto en el mundo mágico y Muggle, era el final, no había mayor humillación, los periódicos se habían saciado de escribir cada cita, cada juicio e investigación.
 


 

Fue Lucius quien al ver la situación en la que había colocado a su familia se entregó, confesó sus crímenes y atestiguo la inocencia de su hijo afirmado que había sido el quién le había obligado a Draco a tomar la marca tenebrosa.
 


 

Dos meses después Draco Lucius Malfoy había sido absuelto de todas las acusaciones, en su hoja no quedo mancha alguna, ni de él ni de su madre; días después Lucius se había quitado la vida en Azkaban, para él era mejor de esa manera antes que ser entregado a los dementores.
 


 

Para el Slytherin no fue nada fácil llevar el luto, su padre era su ejemplo, su héroe desde que tenía uso de razón, ahora le había perdido y en el proceso también a su madre quien había caído en una gran depresión, apenas comía y cuando no dormía, lloraba.
 


 

Entonces la desgracia volvió para él, ya a un año de la muerte de su padre y de haber tomado el control de todas las empresas y bienes de su familia, su madre, lo único que a él le quedaba, había caído gravemente enferma, ¿El diagnóstico médico? Una falla del corazón.
 


 

San Mungo por primera vez no fue de gran ayuda, la depresión en la que Narcissa se había enfrascado también había debilitado su magia por lo que ninguna poción o hechizo ayudaba mucho.
Él chico había tenido que recurrir a los remedios muggles y para ello tuvo que dejar la Mansión Malfoy y mudarse a un departamento en Londres cerca de el hospital, era un lugar mucho más pequeño que su antiguo hogar pero lo había amueblado y decorado de una manera que le diera cierta presencia.
 


 

Sin embargo todo eso no le había sido suficiente, odiaba con todas sus fuerzas sentirse inútil por lo que después de una situación en que su madre había tenido mucha fiebre y no poder hacer más que llamar a un médico para venir a verla tomo una decisión drástica, él chico se ingreso a una escuela de medicina Muggle.
 


 

Dividir su tiempo entre los negocios de su familia y el estudio le resultaba muy agotador así que había recurrido a Pansy, una de sus mejores amigas que gustosamente aceptó el trabajo como administradora, eso le había ayudado conciderablemente a poder organizarse.
 


 

El Slytherin había recibido una muy buena educación tanto en el mundo mágico como del Muggle, su padre había insistido en que el aprendiera varios idiomas, mapas y un montón de cosas más, para la carrera que había elegido debía admitir que no estaba del todo preparado por lo que para presentar el examen se había quemado las pestañas día y noche enfrascado en la lectura, un elfo se ocupaba de la limpieza del lugar y de atender adecuadamente a su madre por lo que con el tiempo libre, el chico no hacía más que estudiar y tratar de memorizar las partes del cuerpo humano, el nombre de cada hueso, los diferentes tipos de sangre (Que había descubierto que era mucho más complicado que ponerle una etiqueta de mágica, no mágica o mestiza).
 



#3248 en Fanfic

En el texto hay: jin jungkook jinkook

Editado: 23.11.2024

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