Una oportunidad
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Llegar hacia ti es como un programa de televisión creado por el universo
Deambulé por mucho tiempo estuve infinitamente perdido
Fuiste tú quien me guió por el laberinto
Eres mi luz y mi salvación
Se va la tormenta y
ahora no te soltaré la mano
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Aprendía rápido, esa era la única razón por la que las cosas no parecían tan malas. Casi dos semanas después de vivir por cuenta propia, mientras su estómago dolía del hambre, se topó con una buena persona, un vagabundo que le dió uno que otro consejo para sobrevivir por sí mismo. ¿El consejo que más le había ayudado? En la biblioteca central de Seúl, regalaban el café, y él podía pasar su día leyendo, protegido contra el frío de afuera. Otra cosa que le ayudó muchísimo, fue saber que si juntaba latas, le pagaban hasta mil wones el kilo, si juntaba lo suficiente, te diría una comida. Además, si llegaba temprano al albergue, tendría un sitio donde pasar la noche.
No diría que todo había sido bueno, así como encontró a alguien que le tendió la mano, rápidamente se dió cuenta que las calles no eran ni de cerca un lugar seguro para alguien de apariencia tan vulnerable, pues los hombres no lo miraban con buenos ojos, incluso una ocasión un descarado se había atrevido a preguntarle cuánto cobraba la hora. ¡Maldición! Si se miraba tan pequeño, no quería saber lo que esa asquerosa persona imaginó de él.
Así que últimamente Seok-Jin iba armado, o más bien, tenía una cuchara rota de metal, está tenía una punta bastante afilada. No era mucho pero fue lo mejor que pudo conseguir.
Pero hoy parecía que sería una buena noche, llevaba la tarde entera recolectando, y ya tenía una buena cantidad de latas, y quizá le pagarían lo suficiente para comprar un sándwich, por lo menos ya tendría solucionado lo de la comida de mañana.
Cruzó la calle hacía el bar, parecía bastante tranquilo y ese era el sitió perfecto para conseguir más latas, eso era obvio, así que, quitándose el miedo de encima, fue directo para recoger todo lo que se encontrará por la zona, alegrandose de obtener casi media bolsa.
– Mirá nada más que tenemos aquí, pero qué culo más bonito.--
Jin se enderezó de inmediato, apenas escuchó esa voz. Temeroso al ver a los dos hombres ahí, retrocedió un paso, y sujetó con fuerza la cuchara rota que guardaba en la manga de su suéter.
– Uy no solo tienes bonito culo, también una boquita bastante follable. ¿Qué te parece si vienes con nosotros? Te trataremos bien.--
– ¡Yo no voy a ningún lado contigo! – dijo molesto, pero su respuesta solo parecía que les provocaba gracia.
Cuando Jin iba a comenzar a correr, uno de esos hombres lo tomó con fuerza de la mano donde llevaba las latas. El solo respondió soltando una patada, pero si creyó que eso ayudaría, parecía que únicamente aumentó el enojo de el hombre, quién lo jalo al callejón que estaba al costado del bar. Jin tiró su bolsa de latas al suelo, y en verdad comenzó a tener miedo, más aún cuando el otro hombre se acercó, e intentó bajarle el pantalón.
Jin no iba a permitirlo, primero muerto.
Así que tomó con fuerza la cachara y la enterró en el hombro de aquel sujeto, dándole vuelta al filo dentro de la piel. La sangré brotó a borbotones, tanto que le asustó, el grito de ese sujeto le lastimó los oídos, y el aparato que llevaba, hizo un ruido muy feo que le hizo daño. Pero fue suficiente distracción, se zafó y salió corriendo, aún sujetándose el oído con la mano. Realmente no miró a su alrededor, solo sintió el golpe, él cayó contra el pavimento y todo se puso oscuro.
***
Parecía una maldita broma, había atropellado a alguien, y cuando salió del carro para comprobar el estado de la persona, miró a un chico, no parecía mayor de quince años.
– ¡Mierda! ¡Mierda! –
Pero no fue su culpa, el muchacho había salido de la nada. Aún asustado, Jungkook marco a la ambulancia, quienes no tardaron demasiado en llegar, al parecer alguien ya había hablado por causa de una persona herida.
Acompañó al chico tras la ambulancia, tenía que asegurarse de que todo estuviera bien, no era tan hijo de puta como para dejarlo abandonado a su suerte. Intentó estar al pendiente y apenas el chico despertó, insistió en ingresar para saber su estado clínico.
El pequeño castaño estaba despierto, tenía un yeso en la mano, también comenzaban a formarse moretones, pero fuera de ello parecía estar en perfecto estado.
– ¿Usted viene por Kim Seok-Jin? – preguntó el doctor.
Jungkook estaba por negar, hasta que el médico hizo un gesto al pequeño muchacho.
Ah, con que su nombre era Seok-Jin… le iba bien, debía admitirlo.
– Si, bueno… yo…– suspiro un tanto cansado.-- ¿Cómo se encuentra? –
– ¿Es familiar? –
– No, bueno… el chico salió de la nada, intenté frenar, pero…–
– Ah, entonces será un arreglo legal.--
– Supongo que sí.-- dijo Jungkook con una mueca.
– Bueno, pues el chico tuvo una fractura en el brazo izquierdo, recibió cinco puntos en la rodilla, dos arriba de la ceja, tiene vários golpes, se lastimó la cadera, recomendaría que se ayudará con un bastón, solo en lo que el dolor retrocede. También rompió su aparato para el oído, no ha dejado de llorar por eso. Hablé en un volumen alto, por favor, o escriba, él sabe leer.--
Jungkook sintió un nudo en el estómago, una cosita tan pequeña que daba demasiados problemas. Se acercó a la cama y unos hermosos ojos grises le observaron con temor. Se veía muy vulnerable y sostenía en su mano el aparato de oído, el cual estaba roto en tres partes.
Tomó lugar en la orilla de la cama y sacó su teléfono, abriendo la aplicación de bloc de notas, y escribió:
"Hola, mi nombre es Jeon Jungkook."
Jin leyó y asintió con un gesto de la cabeza.
– Y tenía que ser mudo.-- soltó algo molesto, para después volver a escribir.
"¿Qué hacías corriendo por la calle a mitad de la noche? ¿Y tus padres? Necesitamos hablar con ellos, deben estar preocupados."