Fuera comenzaba a oscurecer y aún así la temperatura era bochornosa. Odiaba los veranos porque sentirse húmedo y pegajoso no era especialmente agradable, y sin embargo los inviernos no eran mejores; pues su propio cuerpo era demasiado friolento, tenía las mismas desventajas físicas de cualquier omega, aunque no pareciera uno.
Había hecho las pases con la idea de que alguien como él, tan fuera de la norma, siempre se sentiría incómodo con el mundo que le rodeaba.
Hizo una coleta con su cabello y abrió la ventana con la esperanza de que una pequeña brisa se colará, pero si así era, no lo noto. Soltó un suspiro lleno de frustración y volvió al interior de su habitación para quitarse el montón de ropa que sentía que sobraba para tirarla sin cuidado por el suelo y permanecer solo en bóxer y por fin intentar dormir unas pocas horas. Pero al levantar la mirada se encontró de frente con el peor de sus enemigos; el espejo. Que le recordaba con la imagen que le devolvía, lo mucho que le incomodaba su propio cuerpo. Y es que Jungkook amaba ser un Omega, no hubiera deseado nada más en el mundo que eso, sin embargo, no poseía la belleza ni la delicadeza de uno.
Era alto, con su 1.75, salía por completo del promedio que un alfa deseaba de una pareja. Además de su musculatura.
Él siempre fue un chico de ejercicio, por lo que se el tiempo le terminó otorgando gracias a todas esas horas invertidas, un cuerpo bastante marcado, quizá no tanto para aparentar ser un alfa, pero si lo suficiente para ser desagradable. Tenía lindos ojos, pero sus facciones eran toscas, y su amor por los tatuajes en vez de hacerlo ver sexy, terminaron arruinando cualquier oportunidad.
¿Cómo lo sabía?
En sus 28 años de vida, ni un solo alfa o beta se había interesado en él, ni siquiera habían intentado nada, y el único que pareció tener algún interés, solo lo engatuso para enamorarlo y verlo desnudo para comprobar si era cierto que era un Omega, ya que Jungkook tomaba tantos suspensores que nadie fuera de su familia cercana, sabía cual era su aroma. Así que apenas comprobó que era, sólo se río de él. Aún recordaba lo traumatico que fue estar ahí en una cama, tratando de cubrirse com su camisa, con las lágrimas en sus ojos, mientras que aquel tipo sostenía un teléfono mientras grababa su vergonzosa situación.
Su familia tuvo que pagar una gran cantidad de dinero para que el video no fuera difundido en Internet, por lo que fue la última vez que intento cualquier cosa con nadie.
Incluso ahora, verse así frente al espejo, le provocaba dolor.
Antes había amado colocarse lindos listones en su largo y sedoso cabello, le gustaban los colores pastel y la ropa atrevida. Hoy en día su cabello era mucho más corto, sus ropas eran de colores oscuros para pasar desapercibido, y jamás había vuelto a utilizar algo que dejara su piel al descubierto. Ni siquiera maquillaje, porque prefería que la gente pensara que eran un aburrido beta, que un Omega tan poco agraciado.
Aparto la mirda y se recostó en la cama, detectando que su cabeza no dejara de recordarle todo lo que esba mal en él.