El cielo se dibujaba encima de ellos con un color gris de toques azulados. Durante esta
temporada, el aire de la ciudad se sentía fresco; no era muy seco ni tampoco húmedo, era simple
pero necesario, como ellos cuando se encontraban juntos en un mismo escenario.
Días más tarde, después de que la tormenta de problemas ya había terminado, solo quedaba una
ligera llovizna sobre sus corazones, pequeñas gotas que no tenían tanta importancia.
A decir verdad, Luke y Hasley no eran el claro ejemplo de las almas gemelas, tampoco el
prototipo de la relación perfecta que todos soñaban, para nada. Sin embargo, ambos le pusieron
definición a lo que ellos dos crearon, porque una etiqueta le quedaba demasiado pequeña a lo
suyo.
Ella soltó un suspiro, lamentándose al ver las siguientes acciones por parte del chico.
—Si sigues así, te matará —indicó en un tono severo, dejándole en claro que no le agradaba esa
situación.
Luke la miró burlón, encogiéndose de hombros, restándole importancia a lo que dijo mientras
sacaba del bolsillo de su chamarra la pequeña bolsa.
Era una grata compañera pero una destrucción a la vez. De eso, él estaba completamente
consciente, aunque realmente le importaba una reverenda mierda si eso le afectaba.
Hasley bufó rendida ante lo dicho por el rubio, no entendía por qué Luke seguía haciendo eso si
sabía las repercusiones que traería consigo, pero pensándolo bien, no entendía nada de lo que
viniese de él. La palabra incógnito lo definía demasiado bien para su comportamiento. La mente
de
los hombres, o quizá solo la de él, era demasiado complicada de entender.
Sin dejar en silencio el espacio entre los dos, ella volvió a recurrir al recurso paraverbal:
—De acuerdo pero, mínimo, ¿puedes evitar hacerlo en frente de mí?
Se encontraba abrumada por todo. Y al decir por todo, no solamente era por la gran escena que el
chico le proporcionaba al frente sino por aquello que estaba ocurriendo a su alrededor. Sí,
también el cambio climático.
Hasley sabía que bien podría darse la vuelta e irse lejos de ahí, pero no quería hacerlo. En
realidad, no podía dejarlo solo de nuevo; no ahora.