No todos los semitas de Canaán se sedentarizaron, aquéllos que se dedicaron a la ganadería continuaron con su constante periplo en busca de mejores pasturas. Estos grupos nómadas conocidos como los Shasu que deambulan por el sur de Canaán eran henoteístas, creían en muchos dioses pero afirmaban que solo uno era digno de ser adorado, estos pastores, trabajadores del bronce, adoraban al dios Yahvé (latinizado Jehová).
Una reminiscencia de este henoteísmo se puede encontrar en la Biblia en el relato dónde Yahvé detiene al sol y a la luna, (Josue 10:12/13), para que su pueblo elegido pueda derrotar a sus enemigos, este no es, como muchos afirman (principalmente los geocentrÍstas y terraplanÍstas), un evento astronómico, se trata de Yahvé deteniendo a los dioses de las tribus enemigas, el sol y la luna, para que no intercedan en su favor.
¿Pero qué tipo de dios era Yahvé? ¿Cuál era su origen? Muchos historiadores afirman que se trata de una deidad solar, otros creen que se trata de un dios de la tormenta y la gran mayoría solo afirma que es el dios nacional de Judá (o Israel según el autor) sin dar más precisiones.
“Yahvé era el dios de las tribus palestinas del Sur, que asociaban este concepto de la deidad con el monte Horeb, el volcán del Sinaí. Yahvé era simplemente uno de los cientos de miles de dioses de la naturaleza que retenían la atención y reclamaban la adoración de las tribus y los pueblos semitas.”
Así describe a Yahvé “El libro de Urantia”, un texto muy poco confiable como fuente histórica pero fue allí donde por primera vez encontré a Yahvé como una deidad volcánica y esto me animó a investigar más esta hipótesis. Tarea nada fácil por cierto, pero tiene sentido que un pueblo que trabajaba el bronce tuviera un dios volcánico, el crisol lleno de bronce fundido es una representación muy sugestiva del volcán.
En su libro “Moisés y la religión monoteísta en tres ensayos” Sigmund Freud lo describe de la siguiente manera: “Yahvé era, con seguridad, un dios volcánico. Pero, como sabemos, en Egipto no existen volcanes, y tampoco las montañas de la península de Sinaí han tenido jamás tal carácter; en cambio, junto al límite occidental de Arabia existen volcanes que quizás aún se encontraran en actividad en épocas relativamente recientes. De modo que una de esas montañas debe haber sido el Sinaí-Horeb, donde se suponía que moraba Yahvé.”
Otros estudiosos como Charles Beke e Immanuel Velikovski también han propuesto que la descripción bíblica de un fuego abrasador en el monte Sinaí se refiere a un volcán en erupción. Se desconoce cuál sea la ubicación del volcán Yahvé, o si se trata de más de uno. El libro “The gold of Exodus" de Howard Blum opta por el Jabal al-Lawe en Arabia Saudí mientras que el profesor Colin Humphreys ha argüido a favor del volcán Hala-'l Badr más al sur en Arabia, en su libro “The miracles of Exodus".
Dos textos egipcios mencionan a Yahvé en la tierra de los Shasu, (nómadas) en listas de topónimos alrededor de Edom, estos datan de los reinados de Amenofis III (Siglo 14 a. C.) y Ramsés II (Siglo 13 a. C.). La primera inscripción aparece en una columna del templo de Amón en Soleb en Nubia y el segundo es una inscripción mural en West Amarah. Estas inscripciones forman la lista de las ciudades del pueblo de los Shasu que habitaron Canaán durante el Bronce tardío. Para William G. Dever en su libro “Arqueología y el surgimiento del Israel temprano”, los Shasu mencionados en Egipto son los antepasados de los judaítas. Así mismo otros expertos como el egiptólogo Jean Leclant, el biblísta y arqueólogo Roland de Vaux y el historiador Shmuel Ahituvo coinciden con Dever.
Nissim Amzallag en su libro “Some implications of de volcanic theophany of YHWH on his primeral identiti" (Algunas Implicaciones de la Teofanía Volcánica de Yahvé en Su Identidad Primordial), nos cuenta: “La teofanía y el modo de acción de Yahvé son frecuentemente evocadas en la Biblia como un evento volcánico… …En la antigüedad, la actividad volcánica estaba asociada específicamente con los dioses que apadrinaban la metalurgia, dada la homología entre la lava y la escoria liberada de un horno de fundición. También es posible encontrar evidencias sobre este vínculo en la Biblia.”
La biblia, especialmente el viejo testamento, posee diferentes fuentes como veremos más adelante. La fuente yahvista es la más abundante, fue redactada por los descendientes de los Shasu y conserva parte de su primitiva mitología:
Pero es el Éxodo (19:16-25) el que, de forma más clara, describe a Yahvé como un volcán en plena erupción, escribiré sobre esos versículos más adelante.