Así como algunos historiadores cuestionan la historicidad de Moisés, también los hay que consideran el relato bíblico del éxodo un mito. Dejando de lado los eventos “mágicos” descritos, muchos otros han buscado fuentes extra bíblicas que prueben estos eventos y la que parece ser la fuente de información más confiable es el libro “La expulsión de los Hicsos” de Maneton.
Una de las ideas más arraigadas entre los historiadores sobre el antiguo Egipto es la que defiende la idea de que durante el segundo periodo intermedio (1759-1539 a. C.), una época de gran inestabilidad política, una etnia procedente del próximo oriente, conocida como los Hicsos, invadió el delta del Nilo y sus líderes gobernaron como faraones fundando la dinastía XV, hasta que fue expulsada de Egipto por Ahmose, rey tebano fundador de la dinastía XIII (1539-1292 a. C.). Pero un estudio realizado por investigadores de la universidad de Bournemouth, en Dorset (Inglaterra), dirigido por Chris Stantis y publicado en la revista Plusone afirma que aunque en efecto, los faraones de la dinastía XV fueron Hicsos, estos no eran un pueblo invasor si no que se trataba de una etnia minoritaria procedente del oriente próximo que había estado presente en la región durante generaciones. Según los investigadores, los Hicsos “…eran un pueblo con características no egipcias como se puede ver en los tipos de cerámica, las costumbres funerarias, los adornos, las armas y detalles de su arquitectura doméstica y de culto.”
Maneton nos informa de dos grandes migraciones de Hicsos desde Egipto hacia Canaán. El historiador del siglo I Flavio Josefo identifica el éxodo bíblico con el primer éxodo mencionado por Maneton, cuando unos 480 mil semitas salieron de Egipto hacia Canaán y muchos historiadores modernos coinciden con Josefo. Pero este evento data del siglo XVI a. C., época en la que aún no existía Moisés. En contraste, otros historiadores consideran que la segunda migración es la relatada en el éxodo bíblico cuando un renegado, que Maneton identifica como Osarsef, condujo ochenta mil hombres en rebelión contra Egipto hacia Canaán. Esto implica que en el éxodo de la Biblia, los Hicsos de las fuentes históricas son los hebreos. El historiador romano Apion no solo afirma que esto es así, si no que acusa a Maneton de cambiar el nombre de Moisés por el de Osarsef.
A partir de lo volcado en el texto hasta el momento podemos inferir que los hicsos, Moisés con su séquito y ochenta mil semitas, cuando emigraban a Canaán acamparon al pie de una montaña que, por improbable que parezca, era un volcán activo que entró en erupción y de este evento surgió el siguiente texto bíblico:
16. Aconteció que al tercer día, cuándo vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento.
17. Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pié del monte.
18. Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre el en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera.
19. El sonido de bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba y Dios le respondía con voz tronante.
20. Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte y Moisés subió.
21. Y Jehová dijo a Moisés: desciende, ordena al pueblo que no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos.
22. Y también que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga en ellos estrago.
23. Moisés dijo a Jehová: el pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo: señala límites al monte y santifícalo.
24. Y Jehová le dijo: ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; más los sacerdotes y el pueblo no traspasaran el límite para subir a Jehová, no sea que haga en ellos estrago.
25. Entonces Moisés descendió y se lo dijo al pueblo.
Éxodo 19:16-25 Reina Valera 1960.
Al provenirlos hicsos del oriente cercano es concebible qué conocieran al dios de la montaña Yahvé. Esto definitivamente debió afianzar el liderazgo del príncipe egipcio Moisés sobre su nuevo pueblo, los hicsos. Y aunque creemos que Moisés no llegó con vida a Canaán, si lo hizo su séquito, los levitas, éstos se diseminaron por los territorios que posteriormente conformarían los imperios de Israel y Judá; y un gran número de ellos se concentró en Jerusalén, la que sería la capital del imperio de Judá y el centro religioso neurálgico del judaísmo.