Cuando uno lee el libro “Quien escribió la Biblia” de Richard E. Friedman encuentra bien definidas las fuentes, o sea quien redactó cada parte del viejo testamento. Estas son:
Pero al leer este relato de cómo se fueron redactando estos textos Friedman asume que los imperios de Israel y Judá, en determinada etapa de su historia fueron un único imperio. Según el libro “La Biblia desenterrada" de Israel Finkelstein, cuándo uno se basa en las evidencias arqueológicas descubre que esto nunca ocurrió.
Una vez definidos sus territorios, los imperios de Israel y Judá fueron siempre dos imperios independientes y, aunque siempre mantuvieron relaciones comerciales en mayor o menor grado, el imperio de Judá siempre estuvo a la sombra del imperio de Israel. Mientras el rey David y posteriormente su hijo Salomón gobernaban el imperio de Judá, el imperio de Israel era gobernado por los omritas (el rey Omri que luego fue sucedido por sus descendientes por varias generaciones). Los omritas le dieron al imperio de Israel un tiempo de bonanza y esplendor. Las grandes obras arquitectónicas que hasta hace unas pocas décadas se atribuían al reinado del rey Salomón, a los imperios de Israel y Judá unificados, en realidad fueron obra de los omritas que mientras hacían brillar al imperio de Israel eran observados con ojos celosos desde el imperio de Judá.
En esos tiempos el imperio dominante en todo el Levante era el imperio asirio; imperio al que, tanto Israel como Judá, pagaban tributo para mantener las relaciones y evitar el conflicto. Según el relato bíblico el imperio de Israel enojó a Yahvé por adorar otros dioses y como castigo usó al imperio de Asiria como instrumento de su destrucción. Lo que creo que en realidad sucedió es que el imperio de Israel prosperó tanto que, en determinado momento, decidió desafiar a los asirios y no pagar el tributo, corría el año 722 a. C. Imagino que los asirios tomaron este desafío como una gran ofensa e invadieron el imperio de Israel, imperio que dejó de existir para siempre (al menos hasta el día de hoy).
Cuando los asirios invadían un nuevo territorio reubicaban a gran parte de la población en otras áreas conquistadas y repoblaban éste nuevo territorio con gentes de otros lugares. El desarraigo resultó ser una efectiva herramienta contra revueltas. Durante este período gran cantidad de israelitas emigraron a Judá escapando de los asirios y lo hicieron llevando consigo sus costumbres y creencias. La gran mayoría de ellos eran elohístas, (adoradores del dios solar “El" y el resto de su panteón), pero imagino que también había yahvístas guiados por los Levitas que se habían dispersado por el imperio. Judá experimentó, en esos tiempos, un gran crecimiento, no solo demográfico, también económico y militar.