Tras la caída de Israel, el imperio asirio entró en plena decadencia, a finales del reinado de Asurbanipal el impero asirio se ve debilitado por años de costosas batallas contra el imperio de Babilonia seguidas de constantes rebeliones. Al observar éste panorama el imperio de Judá creyó que sería un buen momento para expandirse e invadir el territorio de Israel que estaba en poder de los asirios.
Los relatos que luego formarían el Pentateuco eran, en muchos casos, ya conocidos y la mayoría de ellos hasta donde sabemos eran de transmisión oral a excepción del libro de Deuteronomio que fue redactado en esos tiempos. Durante el reinado del rey Josías, que comenzó en el año 640 a. C., estos relatos se catalogaron, se editaron y se pusieron por escrito. No sabemos a ciencia cierta quienes fueron los redactores del Pentateuco, los 5 primeros libros de la Biblia: Génesis, Éxodo, Números, Levítico y Deuteronomio, pero se entiende que, en su gran mayoría al menos, fueron los levitas. Para dar credibilidad a estos textos, los mismos fueron atribuidos a Moisés, algo que no se había cuestionado hasta hace tan sólo un par de siglos con el surgimiento de la hipótesis documentaria desarrollada por Julius Wellhausen durante los siglos XVIII y XIX en un intento por reconciliar las incoherencias del texto bíblico.
En estos libros se relata la historia de la humanidad desde la creación hasta esos días. Esta historia comienza con la misma creación del mundo, esta creación se relata dos veces, Génesis 1 y 2. Una versión elohísta redactada por la casta sacerdotal en una etapa posterior al exilio y heredada de los sumerios que comienza con la tierra que emerge de un caos acuoso primitivo, una metáfora de como la tierra seca emerge anualmente de las inundaciones invernales del Tigris y el Éufrates. Así se representa la creación como la primera aparición del mundo después del caos acuoso primitivo: una estación primaveral en la que se aparean las aves y los animales. Y otra versión yahvista más propia de la mitología ugarítica que refleja las condiciones geográficas y climáticas cananeas. El universo anterior a la creación está abrasado por el sol, reseco y árido, como tras un largo verano. Cuando por fin se acerca el otoño, la primera señal de lluvia es la niebla matutina que se eleva densa y blanca de los valles. La creación, tal como la describe Génesis II tuvo lugar en un día de otoño en Canaán. Intercalan la historia de Caín y Abel, (véase capítulo 2) para afianzar la idea de que los judaítas, descendientes de nómadas criadores de cabras, eran mejor vistos a los ojos de Dios que los israelitas descendientes de agricultores. Luego continúan con la historia de la humanidad hasta llegar al diluvio universal, también heredado de los sumerios, y siguen hasta la aparición del primer patriarca. La figura de Abraham como líder político y militar en tiempos de Melquisedec era conocida, entonces tomaron a éste personaje y convirtieron a sus descendientes en los fundadores de las doce tribus. Once de las doce tribus son epónimos, nombres adjudicados a los diferentes grupos étnicos que formaban Israel y Judá, el doceavo son los levitas, (véase capítulo 5). Los epónimos de la Biblia se describen con gran talento en el libro “Guía de la Biblia Antiguo testamento” de Isaac Asimov; Y, obviamente, esta historia destaca el hecho de que estas tierras les pertenecen por derecho divino a éstas tribus y siendo Judá la única que queda, es la que debe reclamarlas. También se redacta el Deuteronomio a modo de ley que complementa el Levítico, y que “aparece” sorpresivamente escondido en el arca de la alianza, este libro también se atribuye a Moisés.
A fin de ganar el favor de los israelitas (tanto los que emigraron al imperio de Judá, como los que aún quedaban en el ya desaparecido imperio de Israel, ahora en manos de los asirios) se intercalaron en el texto bíblico los nombres de los dioses del panteón cananeo adorados en el imperio de Israel, (“El”, El Shaday, El Elyion, Elohím, entre otros) como nombres del único dios Yahvé. (Idea, seguramente de los levitas, ver capítulo 5). Durante mucho tiempo se ha debatido el motivo por el que el nombre “Elohím” figura como nombre del único dios cuando es una palabra en plural que significa “dioses”. Muchas hipótesis se han barajado pero creo que simplemente lo agregaron sin saber lo que significaba o cómo funcionaba el panteón cananeo, (ver capítulo 5), creyendo que solo era el nombre de un dios más.
Ya pertrechado con el derecho divino, Judá se dispuso a “recuperar” la tierra prometida, con la confianza que brinda saber que no hay ejército más motivado que aquel que lucha en nombre de Dios. Pero como sabemos, el intento del imperio de Judá de conquistar las tierras una vez de Israel ahora en poder asirio salió muy mal, las tropas asirias no solo repelieron el ataque, si no que avanzaron hasta llegar a las mismas puertas de la capital, Jerusalén, y no fue la divina intervención de Yahvé lo que los salvó, fue el pago de un cuantioso tributo que hizo Judá en favor de Asiria lo que salvó la ciudad y logró la paz luego de varios años de asedio.