Ella jugaba con fuego, y lo sabia. Se balanceaba por una cuerda floja que se volvía cada vez más fina. A cada paso, la salida estaba más lejana. Pero estaba bien así, era necesario. Si no lo hacia ella, alguien más pagaría las consecuencias. No podría soportar jamás que otro pagara sus errores.
Esa noche, como tantas otras, salió de su casa y se dirigió a la estación abandonada de trenes, a unas pocas cuadras de su hogar. Caminaba con las manos en los bolsillos, con aire despreocupado, como si la calle le perteneciera, pero en su interior sólo había preocupación y temor. Aferraba con fuerza el cuchillo que siempre llevaba escondido, lista para defenderse de cualquier atacante no deseado. Por suerte, esa noche llegó a su destino a sin contratiempos vi demoras.
Se detuvo en la entrada de la estación y se quedó allí parada, esperando a que llegara su informante. Los minutos parecían haberse congelado con el aire frío de la noche, porque el tiempo de espera se le hizo eterno. Luego de un suspiro, escuchó finalmente los pasos. Se dio vuelta, un tanto asustada porque se oían demasiado veloces, y se quedó de piedra al ver a su jefe allí. Su respiración se agitó y tuvo que ahogar un gemido lastimero que pugnaba por salir de su boca. La habían descubierto.
¿Cómo podía ser, si ella había tomado todas las precauciones? Había utilizado información personal falsa y disfraces cada vez que había visitado a Tom, se había asegurado de que no hubiese nadie que supiera de ella en el círculo de gente asidua de su informante, había planeado con antelación y cuidado cada salida...
¿Como?
—Shade... Tom no va a aparecer esta noche. Si quieres te llevo a donde puedas encontrarlo.
— ¿Cómo? — saberlo era todo lo que le importaba.
—Te olvidaste de que tenías un pequeño admirador dentro de grupo, una persona que siempre supo todos tus movimientos. Mientras le sonreiste, te fue completamente fiel y, posiblemente, el mejor aliado que hubieses podido tener alguna vez. Sin embargo, cuando dejaste de prestarle atención, se sintió defraudado y usado, y utilizó toda esa información que antes protegía para hundirte.
Shade golpeó su frente por haber olvidado algo tan importante como Sam.
— Te Quemaste con la hornalla de al lado, pequeña —Dijo su jefe.
Y antes de que tuviera tiempo a reaccionar, sacó un arma del estuche enganchado en su cinturón y disparó contra el cuerpo de la joven varias veces.