Breves Historias De Ficción

El sueño

Dentro de una barca plateada bajo un mar colorido reflejo del crepúsculo vespertino, nos desplazamos mi amado Asdrúbal y yo, las estrellas luminosas guían nuestro camino y dos soles se ocultan en el rojizo firmamento.

Nos abrazábamos con fuerza llenos de amor y un cálido beso de sus labios me llenó el alma de pura ilusión. ¡Ah, Asdrúbal!, amor de mi vida, sólo recuerdo vivir este instante junto a ti una y mil veces sintiéndome envuelta en las llamas de un amor sublime, un amor de aquí y ahora, libre de recuerdos previos.

—¡Titititi, titititi! —El estridente sonido del despertador.

Cómo cada mañana durante la semana abrí mis ojos, recorriendo con la mirada la penumbra, era hora de levantarse para llevar a los niños a clase y luego ir a trabajar…, pero el rostro de mi amado de Asdrúbal y aquel maravilloso sueño tenían un indescriptible sabor a paraíso.

¡Ah, Asdrúbal!, perteneciste a mi mundo de sueños y aún así te extraño al saber que no eres parte de mi vida ya..., ahora mismo vuelvo a cerrar mis ojos en un vano intento por volverte a encontrar pero mi conciencia parece esquivarte.

Ahora solo en mis recuerdos puedo verte tan hermoso y lleno de vitalidad… ¡Cómo Dios mío no existe una cámara que pudiera retratar a todos aquellos personajes que pueblan nuestro mundo de sueños!, ¡es una verdadera lástima!, pues mi mayor deseo es querido Asdrúbal jamás olvidar tu rostro y llevar a condición de perpetuidad aquel entrañable beso en mi corazón.

Amado mío deseo llevar tu retrato conmigo a todos lados en este mi mundo real.

Asdrúbal yo te extraño y extraño la vida de ese sueño y mi mayor deseo es volver a verte en un próximo sueño o que vengas a vivir a mi realidad, realidad que por fuerza debo vivir.

Miro anhelante cada rincón de mi habitación buscándote en este incipiente amanecer, como quisiera encontrarte y ser parte de tu vida Asdrúbal, para nuevamente renacer en el amor y juntos llenarnos de nuevos sueños e ilusiones.

Asdrúbal, ¿tú me extrañarás como yo a ti, amado mío?

Me levanto de mi cama y la infinidad de ocupaciones y deberes invaden por asalto mi mundo interior, entonces la imagen de aquel amor de mis sueños crepusculares llamado Asdrúbal, aquel mar colorido y aquel dulce beso se desvanecen como por arte de magia.

Una tenue voz intenta elevarse sin embargo de las entrañas de mi alma:

— ¡Amor, yo te buscaré…!

Fin?




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