Breves Historias De Ficción

Mariana y su vida cotidiana

Mariana llegaba como todos los viernes cansada del trabajo pero llena de satisfacción. Sus horas laborales en el banco eran arduas pero le generaban grandes satisfacciones. Nada más feliz que otorgar un crédito para vivienda a una familia recién fundada, o un carro, o toda la línea blanca.

El banco para ella constituía un refugio de su vida aburrida y solitaria de mujer soltera que llegaba día a día a casa bajo el maullido alegre y discreto de su gato Ángel, el cual había comprado a los pocos meses de fallecer su novio Alberto.

Recordaba aquellos tiempos felices en que tuvo la dicha del amor de un hombre que acariciaba su piel suavemente llenándola de mimos y besos. Jamás olvidaría aquellas noches entregada en sus brazos a la majestad del amor.

En la soledad de su casa sentada en el mueble de su sala con una copa de buen vino en la mano, cerraba sus ojos conectándose de algún modo con Alberto, sintiendo nuevamente la dicha de sus brazos y el placer de sus besos que aún sabían a miel en sus recuerdos.

Siempre que pensaba en Alberto, que era con mucha frecuencia, terminaba sumida en el llanto, tocándose el tobillo izquierdo descubriendo aquella larga y profunda cicatriz que ya estaba curada, pero que en su alma jamás sanaría. Era el recuerdo de aquel terrible jueves 25 de enero del 2018 cuya noche lluviosa lo cambió todo para siempre. Mariana manejaba su auto, llevando ambos cansados cuerpos a su lugar de descanso luego de una dura jornada de trabajo. Repentinamente, al atravesar un charco de agua escondido en las sombras de la oscura noche, perdió el control del vehículo coincidiendo con la trayectoria de otro auto y violentamente colisionando de frente. Ella resultó herida, mas Alberto falleció al instante.

Ahora lloraba al amor de su vida e imaginaba una línea de tiempo donde él aún vivía y juntos formaban una hermosa familia. Ahora su realidad era la de una mujer soltera y triste, siendo testigo silencioso e impotente del discurrir de sus días sin chispa alguna de emociones.

Ángel, su amado felino y única fuente de alegría, la contemplaba amorosamente siempre que la veía abatida, aún más los fines de semana donde la soledad, el aburrimiento y la tristeza se mezclaban en un cóctel que asemejaba a beber alcohol puro mezclado con vidrio molido. Ángel era un espléndido gato de color gris con rayas negras y ojos verdes que se paseaba por toda la casa con sus cuatro patitas sin hacer el menor ruido; era un ser dedicado a la contemplación y a un ronroneo cariñoso que le alegraba el corazón otorgándole paz mental. A veces el fortuito juego nocturno de luces y sombras daba la impresión de que su proyección en las paredes aparentaba la figura de un ser humano, trayendo a la vida el recuerdo de su finado Alberto.

Una noche en un estado de semi-inconsciencia entre la vigilia y el sueño, sintió unas voces que inundaban la habitación; éstas se hicieron más fuertes y sostenidas terminando de robarle el sueño. Ya consciente, escuchó con detenimiento las voces: parecían ser rezos y súplicas distantes, y al rato logró distinguir entre ellas la voz de Alberto; lo escuchaba tan fuerte y claro como si aún viviese. Asustada, se levantó de su cama, recorriendo el cuarto en penumbra. La puerta del baño que quedaba en su habitación estaba abierta por lo que la luz de la luna llena que provenía de la ventana del mismo, creaba extrañas sombras que avivaban su imaginación.

Ángel comenzó a emitir un maullido persistente desde el baño. A pesar de sentir algo de temor por la aparente voz del difunto, acrecentado por el juego de sombras, Mariana se armó de valor y caminó hacia el baño diciéndole a Ángel con voz calmada:

—Mi bello Ángel, tranquilo, ya mamita va a buscarte para que vengas a dormir conmigo en la cama.

El corazón de Mariana palpitaba con más fuerza con cada paso que daba hacia el baño. Conforme iba entrando podía sentir con más fuerza su maullido hasta que finalmente vio a su hermoso Ángel encima del mueble del baño en actitud contemplativa; sus ojos verde mar brillaban en la oscuridad; su mirada era profunda y llena de emociones más allá de lo felino llegando a ser humana; su imagen parecía ir creciendo, humanizándose. El corazón de Mariana ahora palpitaba con más fuerza que nunca; no sólo lo sentía dentro de su pecho, sino que podía escucharlo. Todo el vello de su cuerpo se erizó y el miedo la obnubilaba. Sin querer sus ojos se enfocaron repentinamente en el espejo del baño y allí reflejada en ese espejo estaba ella misma en un cuarto de hospital conectada a un ventilador mecánico, lleno de vías en cada rincón de su cuerpo en la compañía de Alberto y su primo médico Alejandro que rezaban juntos con el Rosario en las mano.

Mariana se transportó en el tiempo y en el espacio, escapando de su mundo interior y repentinamente sintió un cóctel de remedios recorriendo todo su cuerpo. Ella ahora se sumergía en un mar oscuro abrumada por dolores agudos y persistentes en especial en su tobillo. Esas medicinas al poco tiempo surtieron su efecto pudiendo abrir sus ojos; allí vió a Alberto y a su primo Alejandro rezando el Rosario, suplicando a Dios por el milagro de su sanación.

Alberto al ver a Mariana con los ojos abiertos lloró pleno de emoción, uniéndose en su sentir su primo favorito.

Alberto se acercó a su amada, estrechándola en sus brazos lo más suavemente que le permitían sus sentimientos a flor de piel y le dijo:

—Amor de mi vida, al fin despertaste, nos salvamos milagrosamente de un terrible accidente de tránsito.

Mariana sentía que su cuerpo y su mente estaban disociados, con gran dificultad acercó su mano llena de morados y pinchaduras de aguja intentando decir:

—Estás vivo mi amor... —, una lágrima se asomó por su mejilla izquierda encapsulando emociones profundas de quien abraza con fuerza la vida.

Alberto le dijo profundamente conmovido:

—Cariño mío, has estado un mes en Unidad de Cuidados Intensivos; en algún momento tu primo Alejandro con gran preocupación pensaba que no te ibas a salvar —, hizo una pausa abrumado de la emoción derramando lágrimas intensamente.




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