Breves Historias De Ficción

Nada es permanente…

El ventanal de mi hogar que da a la calle deja entrar la luz de una hermosa mañana clara de cielo azul celeste. Hoy es viernes, agradezco a Dios tener la oportunidad de vivir un día más en esta vida que más bien parece una realidad virtual, creación de un Dios que luce distante pero que muy seguramente se encuentra entre nosotros cuidando nuestros pasos con esmero.

Mientras tomo una taza de café sentada en la mesa del comedor que está muy cerca del ventanal, mi mente viaja a tiempos pasados que lucen vagos y desdibujados por efectos del inclemente transcurrir del tiempo. Una idea sin embargo, viene a mi mente ante la realidad de este mundo: que nada es permanente y es imposible intentar retener aquellos momentos felices de nuestras vidas y al igual que los momentos tristes todos los momentos de la vida están destinados a pasar.

¡Aún no me lo puedo creer! Tengo 60 años y vivo en la grata compañía de mi esposo Raúl. Ya mis dos hijos Isaías y Ángel están haciendo sus vidas, ellos residen en Miami, y nos llaman al menos dos veces por semana para compartir sus vivencias con nosotros sus padres.

Hoy siento incluso que ya no soy yo, que algo se ha escapado de mí ser, quizá esa sensación se deba a que hoy estoy cumpliendo 60 años y eso me hace sentir una extrañeza desconocida ante lo que se vendrá en el futuro, así como tener la plena consciencia de cuán rápido se va la vida sin que nada pueda hacer más que vivir el momento...

Ahora recuerdo vagamente que una vez fui una niña traviesa, luego una joven llena de vitalidad que apenas tenía compromisos. Luego me casé, me dediqué a trabajar, a cuidar a mis pequeños. Recuerdo ahora llena de añoranza que esa vida llena de juventud siendo madre me absorbía hasta hacerme sentir esclavizada sin tiempo para mí. En aquel entonces disfrutaba de un rostro lozano y una juventud enérgica que muchas veces no valoré y que ya definitivamente pertenece al pasado.

Yo honestamente no pedí nacer, y confieso que yo muchas veces no he querido ser: Ana María, pero soy Ana María. Quizá Dios nunca quiso serlo pero es Dios y ha debido asumir su papel estelar. Yo no quería perder mi juventud y a ese esposo que era un cálido amante que se dedicaba a hacerme el amor como todo un galán de novela…

Cuando era joven siempre iba a prisa y no le daba valor al hecho de ser joven, de hecho no pensaba en lo que representaría dejar de serlo, solo vivía y honestamente qué otra opción tenía?. Y un buen día descubrí con nostalgia que había dejado de ser la señorita Ana María de mejillas lozanas y rostro risueño para convertirme en la señora Ana María.

Mirando esta realidad que hoy vivo, soy consciente que mi Raulin ya tiene 70 años y es un hombre noble y maravilloso pero a veces extraño a ese tigre en la cama lleno de juventud, vigor y energía… No puedo más que pensar: ¡Ah! nada es permanente…

En este momento siento sus pasos y lo veo aparecer en la sala con su pijama a cuadros largo, el cabello totalmente blanco absolutamente revuelto y calzando sus pantuflas favoritas que están todas rotas. Pero ese hombre regordete me mira con esas pupilas brillantes llenas de destellos de amor y me dice con dulzura:

—Mi amor, hoy estás más bella que nunca. ¡Feliz cumpleaños!…

Entonces siento que mis ojos se llenan de lágrimas de emoción por el profundo significado que es vivir la vida, comprendiendo lo valioso que es tener a mi lado al gran amor de mi vida y solo sé que: ¡lo amo tanto!..., enseguida me paro de la silla y lo besos en los labios, esos labios tan hermosos y ese rostro tan lleno de alma y belleza sublime que está fuera de este mundo y me llevan a la cima de la plenitud espiritual.

Luego me muestra el móvil y veo los mensajes en WhatsApp de Isaías y Ángel que me escribieron a primera hora de la mañana para desearme feliz cumpleaños, prometiendo llamarme más tarde después de que salgan de sus trabajos.

Me siento tan amada que doy gracias a Dios por tener a los grandes amores de mi vida llenos de amor para compartir.

Se que nada es permanente y todo tiene que partir… , pero le pido a Dios muchos años de salud y vida disfrutando ser Ana María, disfrutando lo único trascendente en la vida que es el amor familiar y la calidez y cercanía de aquellos amigos que se han hecho familia.

Se muy bien que un día no muy lejano partiré de este mundo y dejaré de ser yo Ana María Febres Cordero, y lo único que quiero dejar es una huella de amor en mis seres amados hasta que la muerte finalmente nos arrope a todos a un destino que solo Dios sabe...

Raulin se saca del pantalón del pijama una cajita de mi joyería favorita. Emocionada al ver el obsequio lo abrazó a él, el gran amor de mi vida, él en realidad es mi regalo más grande en la vida junto a mis hijos fruto de nuestro amor. Abro la caja y encuentro una cadena de plata con un dije personalizado con mi nombre acompañado de un corazón…

¡Te amo Raúl con el alma!

¡Te amo Señor por haberlo traído a mi vida!

Fin

Este escrito está inspirado en la maravillosa canción de la talentosísima agrupación musical venezolana Lagos, la canción en cuestión se llama: Permanente.

Apreciado lector, donde quiera que estés te deseo la mejor de las suertes en la vida y especialmente que tengas la dicha de ser amado y amar con intensidad a todos tus seres queridos y que guardes un profundo respeto por aquellos que jamás podrás conocer y es que al fin y al cabo la vida es un gran incierto y quizá los que hoy nos son desconocidos mañana se conviertan en grandes amigos, familia… Qué les puedo decir yo: esta vida es un efímero enigma.




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