Breves Historias De Ficción

Cazador cazado

En una reserva en Sudáfrica, Rogelio emergió de entre el follaje blandiendo su escopeta, logrando asestar un tiro perfecto que fue a dar directo en el corazón de un espléndido antílope.

Un grito de alegría emergió de las entrañas de su alma asesina:

—¡Qué bien, lo logre cazar! —dió un salto de alegría.

Camino con paso firme hacía la víctima rememorando con placer los pasos que lo llevaron a acabar con la vida de aquel magnífico ejemplar.

Al llegar, el joven antílope yacía sorprendido por la muerte bajo el charco de su sangre convulsionando e intentando tomar sus últimas bocanadas de aire, Rogelio en cambio solo pensaba en su éxito como cazador, se sentía casi un Dios.

En los ojos del animal se traslucía el ineludible final de su vida, mas también, se reflejaba en aquellas pupilas aniquiladas la imagen de un cielo luminoso surcado por blancas nubes, el rostro satisfecho de Rogelio el cazador y…, la imagen de león hambriento que enseguida se abalanzó sobre Rogelio, dando zarpazos certeros a todo su cuerpo entre rugidos estruendosos y los gritos desesperados de un Rogelio que clamaba a viva voz por su vida.

La oportuna intervención de unos guías de la reserva, sin embargo, le permitieron salvar su vida. Al ser rescatado, sus pupilas irradiaban un profundo terror a la muerte y una mueca desesperada se dibujaba en su pálido rostro ensangrentado.

Ahora Rogelio el que una vez fue un sanguinario cazador vive en el hospital donde curan sus heridas cada mañana a las 10 y en su mente rememora una y otra vez como un experto cazador como él terminó siendo cazado por un feroz león.

Fin




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