No puedes cambiar a una persona, no puedes cambiar su origen, ni como es en realidad, pero ¿puedes cambiar su forma de ver al mundo? esa es una pregunta la cual me hago cada noche. Esas noches de gritos y blasfemias hacia mí, sus incesantes insultos que me describían como un monstruo y temía creer que lo era o peor aún sucumbir a llegar a serlo.
-Llegamos, cariño -la voz de mi madre me saco de mis pensamientos. Al momento de bajar del auto, frente a mi estaba una casa enorme, estilo arquitectónico con detalles de época antigua, por alguna razón me parecía conocida.
Me adentre al lugar que iba hacer mi nuevo hogar, por dentro parecía un poco deteriorado, pero con un poco de remodelación se vería mejor, la entrada era muy grande, en la sala de estar estaban los muebles de cuero negro que mi madre había comprado, estaban forrados en plástico, un poco más allá estaban las escaleras que llevaban al segundo piso, ese lo miraría después continúe caminando llegue a la cocina, definitivamente era un lugar muy grande que estaba conectado con el comedor, se apreciaba desde la cocina hasta el comedor daba una amplia vista del lugar.
Había una gran isla porcelana salí de ahí además tenía un pasillo el cual había tres puertas a la derecha y una en la izquierda en la primera de la derecha era una especie de cuarto de estudio había sillas rotas papeles desperdigados, segunda habitación era un baño y medio y bueno en resumen había un armario muy amplio, una habitación de huéspedes con su propio baño. El segundo piso era parecido, pero con más habitaciones: eran tres alcobas todas con baño propio, un baño de invitados, un cuarto estilo oficina y un salón vacío y digo salón porque era muy grande.
Este lugar era sumamente increíble, tenía la presencia de una pequeña mansión. Bajé las escaleras, sin tanto apuro; mis padres se encontraban hablando entre ellos y me senté en uno de los sillones.
miraba por la ventana de nuestra casa; la cual estaba cerca del bosque, los árboles unidos entre sí, el cielo azul claro lleno de nubes mientras miraba el paisaje, vi una sombra pasar por la ventana algo pequeño, pero muy ágil salí de la casa y camine con cautela el auto de mis padres estaba aparcado en frente de la casa me apoyé de las puertas caminando lentamente.
Justo cuando me iba a dar por vencida volví a la pequeña sombra la seguí, me detuve hasta que creí haberla perdido volteé a todos lados, dándome de cuenta de que me había alejado un poco de la casa, pero aun la podía ver, dejé caer mis hombros algo decepcionada y fue cuando escuché un suave ronroneo giré encontrándome a lo que se suponía era la pequeña sombra ágil; y fue cuando me di cuenta de que no era la primera vez que la veía, en realidad ya era la tercera vez.
la primera vez fue cuando veníamos en el auto camino a la casa, la segunda fue en una cafetería cuando fuimos a desayunar y ahora aquí mire al pequeño gato que me veía de de forma cariñosa cosa que era extraño, porque muchas personas decían que eran animales egocéntricos me agaché un poco examinándolo un poco más.
Era de color naranja con tonos amarillos en su cola, dio pequeños pasos hacia mí, al principio pensé que me iba atacar, luego se subió a mis brazos y se acurruco en ellos su pelaje era suave muy suave, entre a la casa sabiendo todo el interrogatorio que me esperaba, pero algo en mi se sentía atraída hacia este animal, algo familiar en él.
- ¿Y ese gato? - me gire hacia mi padre, quien me había preguntado era un hombre muy apuesto a su edad contaba todavía con su cabello azabache siempre arreglado. Siempre al ver sus ojos parecía que viera el mar mismo ya que eran de un azul intenso. Con su mirada seria y su ropa casual que pocas veces lo había visto, me lanzo una mirada inquisidora.
- ¿Te gusta? se llama- vacile un poco en el nombre y respondí -Cotton es un lindo nombre se lo puse porque su pelaje es como algodón- le sonreí
-Interesante, pero de donde salió porque hasta donde yo recuerde en Portland no tenías uno ¿o sí? - mire a mamá quien hizo un ademan de que ella no se metería en esta discusión. Suspire y trate de sonar lo más convincente posible.
-Bueno salí para tomar aire, y al verlo enseguida me encariñe, ¿Podría por favor quedármelo? - En parte todo lo que dije era mentira, pero no les iba a explicar que nos estuvo siguiendo todo el camino me tomarían de loca, pero lo de encariñarme con él si era verdad Andrew me miro suspiro y dijo.
-Sí, ya que le pusiste un nombre, no lo puedo echar a la calle, pero si ves que lo están buscando devuélvelo- me lo dijo en un tono de advertencia.
-Claro- iba caminando hacia las escaleras cuando me grito.
-Enserio Aysel te conozco- volque los ojos y seguí mi camino.
...
Durante el día llegaron nuestras cosas, mi cuarto estaba listo y noté que ese cuarto le había pertenecido a un bebe, en una parte de la pared estaba escrito un nombre que no se distinguía, luego llegaron y lo pintaron, también encontré un móvil que tenían lunas y soles, pero todo ya estaba roto.
Caminaba junto a Cotton por las calles de Midtown, un pueblo en Toronto un lugar lleno de edificios y demás un poco más calmado que Portland, Cotton caminaba libremente como si nada en el mundo le importara, me pare en frente de una tienda un estilo gótico, el gato maulló sabía que los perros ladraban cuando sentían el peligro, pero los gatos no tenía idea, entre al lugar por curiosidad, el lugar era oscuro y silencioso con poca luz, el olor a incienso inundo mis fosas nasales, tosí, cubrí mi nariz, caminaba por los pasillos habían crucifijos, botellitas llenas de algún liquido raro, bolas de cristales, pergaminos cubiertos de polvos un poco más allá había un libro con aspecto antiguo con la cubierta de color esmeralda y letras doradas el titulo era borroso ya que estaba cubierto por el polvo iba a quitarlo, pero la voz de una mujer me sobresalto.
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Editado: 23.09.2021