Broken

Capítulo II

-Lugares no visitados-

Es un poco extraño cómo el destino, la vida o Dios actúan. Cómo una persona puede meterse tanto en tu cabeza, cómo si se tratase de un virus infeccioso que no puedes sacar de tu sistema, eso le sucedió a Claire desde aquel día. Sus pensamientos volaban de vez en cuando en una mirada oceánica, en una presencia segura y un aura misteriosa, algunas veces ella pensaba demasiado en él, el chico de la chaqueta de cuero y la mirada azulada. No lo conocía, pero quería hacerlo. Algo dentro de ella tenía demasiada curiosidad por saber quien era aquel sujeto. 
 


Aunque después de algunos días todos estos pensamientos y sensaciones se disiparon, pues los días pasaban y aquel chico jamás volvió a aparecer. Se convenció así misma de que tal vez era una señal divina para que no siguiera pensando tantas locuras. O simplemente se olvidó de aquel suceso.

Pero tampoco era como si esto hubiera sido un hecho demasiado importante para Claire, era solo el deseo de poder conocer a alguien tan contrario a ella. Alguien quien si tenía seguridad en sí mismo, alguien que con solo una mirada podía causar tantos estragos en las personas. Algo tenía ese chico que lo hacía tan recordable.

Se acercaba la fecha de exámenes parciales, el tormento de muchos alumnos y entre ellos Claire. Ella era una excelente estudiante, sus notas nunca bajaban de 9 o 10, siempre siendo la mejor de su clase y quien sabe, incluso podría ser de la generación. Lo que muy pocos tomaban en cuenta era el esfuerzo que ella siempre había hecho para obtener ese título, estudiando hasta la madrugada, en el almuerzo, he incluso a veces hasta entre las clases, todo con tal de no defraudar a los que creían en ella.

Era viernes por la tarde, las clases habían terminado y en el fondo Claire lo agradecía. La noche anterior había dormido solo 5 horas pues decidió ocupar la madrugada para estudiar. El lunes tendría examen de su materia menos favorita, historia. Eso solo significaba doble esfuerzo, pues nunca ponía atención en esa clase. Siempre le sorprendía ver que su calificación final era un 9 o 10, esperaba que en esta ocasión pasara lo mismo, no entendía como sobrevivía a esa materia, la aborrecía.

El sonido de un teléfono celular la desconcertó de su lectura, fijó su mirada en el lado derecho de su escritorio, dónde su teléfono se encontraba, la pantalla brillaba y fácilmente pudo leer "Matt". Un poco extrañada de que el chico la llamará en viernes, tomó su móvil entre las manos y contestó.

—¿Bueno?

—¡Hey!—al otro lado de la linea la animada voz de Matthew respondió —¿Tienes planes está noche?

Claire frunció su entrecejo un poco, parecía raro que le preguntara, pues sabía perfectamente que a ella no le gustaba salir de noche y aquello claramente terminaría en una invitación.

—No, pero no tengo ganas de salir Matt— informó al chico.

—¿Por qué? ¡Es viernes! ¡No puedes quedarte en casa los viernes, Claire!— alegó— Es como si rompieras la principal regla adolescente.

La chica no pudo evitar soltar una carcajada, a veces Matthew podía llegar a ser muy infantil.

—Pues no es como si me importara demasiado tú y tus reglas adolescentes—contestó apenas pudo calmar su risa.

Sabía que no podía ver a su amigo, pero aun así se lo podía imaginar haciendo un puchero, sacando su labio inferior y poniendo sus ojitos de borrego para convencerla, menos mal que no lo veía.

Pudo escuchar un suspiro al otro lado de la línea seguido de la voz de Matt.

—¿Por lo menos harás algo divertido como para rechazar mi invitación? Que debo aclarar, ni siquiera pude decir.

Claire volcó los ojos por la aptitud de su amigo y se permitió tomar un pequeño descanso, luego volvería a la lectura de su libro de historia.

Se levantó de su asiento y fue hasta el pequeño sillón de su ventana. Lo que más le gustaba de su habitación era su gran ventanal, podía ver parte de su vecindario y el hermoso cielo azul sobre éste. Además, por las noches cuando las estrellas adornaban el cielo todo parecía un sueño.

—Lo más interesante que haré está noche será leer un hermoso libro de 300 páginas sobre la guerra de Roma— soltó con sarcasmo

—¿Y aún así te atreves a rechazar mi invitación?

—Sabes que no me gusta salir de noche.

—Una vez al año no hace daño.

La castaña pensó por un momento. Matthew era una persona demasiado insistente, no pararía de insistir hasta que ella aceptará. Meditó la idea de su amigo, hace tiempo que no salían y aunque se veían todos los días en la preparatoria muy pronto eso cambiaría, tenía que aprovechar al máximo este año.

Volteó a ver a su escritorio, lleno de hojas, lápices y aquel grueso libro que tenia que leer. Indudablemente su mente necesitaba un descanso. Así que sin pensarlo más le contestó al chico.

—Si acepto... ¿a dónde iríamos?

Se imaginó al castaño dibujando una sonrisa victoriosa en su rostro.

—Eso, amiga mía, es lo de menos—respondió con picardía

—Está bien—por fin Claire aceptó—salgamos está noche.

Matthew no tardó en soltar un grito de alegría, había persuadido muy fácilmente a su amiga, lo cual era... extraño.

—Espera—detuvo su celebración— es en serio ¿verdad?

—¡Claro que si!— Claire río— solo tengo que pedirle permiso a mi mamá, su turno termina a las 8.

El chico chasqueo la lengua, recordando ese pequeño—pero importante— detalle.

—¿Crees que te de permiso?—cuestionó

—No lo se... supongo que si.

A Matt le caía bien la señora Elizabeth Macflay, pero sabía que algunas veces solía ser demasiado protectora con Claire. Recordaba la primera vez que la conoció, Claire lo había invitado a comer con la intención de que su mamá lo conociera, a él le pareció una gran idea así que aceptó. Pero en medio de la cena un bombardeo de preguntas incómodas cayó sobre él. Por suerte, al final, todo había salido perfecto, pero aquello jamás lo olvidaría.




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