-Tienes pinta de ser el amor de mi vida-
Su respiración se realentizo cuando escuchó la voz ronca y espesa al otro lado de la línea. Tal vez si solo hubiera dicho un simple "Hola" ella no reconocería de quien se trataba, pero cuando nombró aquel apodo ridículo -pues no tenia fundamentos para nombrarla de esa manera-, supo entonces quien la estaba llamando.
—Luca...—arrastró suavemente el nombre del chico por su boca.
—Creí que no me reconocerías —contestó él.
Matthew, quien aún seguía delante de ella, la miró dudoso cuando el nombre del sujeto al otro lado de la linea salió de los labios de ella. Sabía que la llamaría, pues él mismo le había dado el número de su amiga, pero no creyó que sería tan pronto. Solo había pasado una semana desde que se lo había dado.
—Si... te reconocí por el apodo. Aunque no sé por qué aún me
sigues llamando de esa forma —soltó lo que hace unos segundos pensaba.
—Me parece gracioso y por supuesto que hay una razón para llamarte así. ¿No recuerdas que te salve la vida? —recalcó a manera de broma.
—Si... es solo que... no...— la castaña tropezaba con las palabras. Estaba reclamando por el apodo ridículo, pero se había olvidado de que había fundamentos para que él la llamara de esa forma.
—Tranquila —contestó rápidamente el chico— si no te gusta trataré de buscar otro —respondió con simpleza.
—Esta bien, gracias.—su manera de entablar una conversación con alguien era un desastre. Aun seguía siendo esa chica torpe.
—En fin. Si te preguntas de donde saque tu número telefónico, fue por tu amigo.
—Lo sé, él me lo dijo. ¿Porqué pediste mi número?
—¿Y por qué no hacerlo? Me pareciste alguien interesante.
Claire no podía ver al chico al otro lado de la linea, pero aun así se lo imaginaba despreocupado, frotando su cabello cada 5 minutos y encogiéndose de hombros. Ella creía en sus palabras, pues al igual que él, le pasó lo mismo, y cuando lo miró le pareció ese tipo de personas que vale la pena tener entre tu círculo de amigos.
—¿Vendrás a la carrera de este fin de semana?—preguntó él. Cambiando de tema repentinamente.
—No... es decir. No sabía que había una carrera.
—Las hay cada fin de semana. ¿Por qué no vienes? Podríamos platicar y... no sé, pasar el rato.
Los ojos de la castaña se dirigieron a los de su amigo sentado al frente, pidiendo ayuda con la mirada, aunque él no había escuchado la conversación, pues estaba muy entretenido con su teléfono.
—Me parece buena idea —confesó.
Se había prometido a ella misma y a Matthew intentar ser mas sociable. No podía esconderse en su caparazón invisible por siempre. Además, el chico de ojos azulados le había parecido tan jodidame atractivo aquella noche que la rescató, aunque nunca lo había mencionado, y era alguien agradable, o eso parecía.
—Sería genial —continuó hablando– Nos vemos este fin de semana.
—Cool. Entonces creo que te dejo. Estoy en el baño de la escuela —escuchó como Luca soltaba una risilla—Me he salido de clase de calculo para llamarte.
Otro dato interesante, el castaño estudiaba.
—No tenías porque...
—Tranquila, seguro no me perdí de mucho.
—Luca, Jenkins te esta buscando—una segunda voz masculina apareció al otro lado de la línea, reprendiendo a su amigo .
—Maldición —respondió él en un susurro—. Te tengo que dejar Claire, pero no olvides lo del sábado —recordó
—Si, no te preocupes. Adiós.—ella quito rápidamente el aparato de su oreja y colgó. No quería que Luca tuviera problemas por hablar a escondidas.
En los más profundos pensamientos de Claire, no se veía como la chica que aceptaba una invitación de alguien que prácticamente ni siquiera conocía. Planeaba ir a esa carrera pero no lo haría sola.
─Oye, Matt─la castaña llamó la atención del chico. Quién plácidamente estaba jugando algún videojugo mientras se bebía su jugo.
Él alzó rápidamente su vista, pero volvió a bajarla cuando se dio cuenta que iba a perder.
─¿Me podrías acompañar el sábado a las carreras?─continuó ella, mordisqueando interiormente su mejilla, esperando su reacción.
Él no se inmutó y siguió con lo suyo. Solo musitó un simple:
─Ajá
La chica no presionó más, se conformó con el simple mohin que su amigo le había dado.
Así que por fin conocería más a ese tal Luca.
Alias; el héroe nocturno.
[...]
El viento soplaba fuertemente; haciendo revolotear los abundantes rulos castaños de Luca. Impidiendo que se concentrara correctamente en lo que hacía.
Él, frustrado por no poder evitar aquello, decidió ponerse de pie de aquella mesa, tomar sus cosas de estudio y marcharse de ahí.
Era mejor irse de la escuela y seguir estudiando en su casa, con la paz y armonía que necesitaba su mente.
Caminó con su mochila oscura sobre uno de sus hombros, las manos metidas sobre su sudadera y la vista sobre el verde pasto, húmedo por la reciente llovizna que había caído.
Verde.
Sus pensamientos volaron rápidamente hacia una sola persona en particular. Alguien que lo había distraído un par de veces en los últimos días.
La chica de tendencias suicidas.
Inconscientemente sus labios dibujaron una sonrisa burlona. Realmente no pensaba que ella tuviera ese tipo de tendencias, pero a veces, tal como su hermano le solía decir, le gustaba joder a las personas. No de una mala manera, más bien de una forma fastidiosa.
Aún recordaba el rostro de la chica cuando le dijo aquel apodo, como su ceño se frunció y la mueca que sus labios formaron. Su reacción le pareció graciosa, estaba tal vez irritada e inclusive molesta de que él le puso ese apodo ridículo. Eso solo aumentaba más su diversión.
Esa imagen se repetía constantemente en su cabeza y, siendo sinceros, había estado deseando volver a verla a penas se marchó la última vez que la miró. Decidió tomar cartas en el asunto para que su deseó se volviera realidad, así que, la siguiente semana después de ver a la chica, buscó durante toda la noche a su amigo, aquel con el que la había visto. Sabía que iba a ese lugar desde algunas semanas atrás, tal vez no constantemente, pero lo miraba de vez en cuando.
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Editado: 10.01.2022