Broken (bad reputation ll)

Capitulo 7

Ada

 

Tengo la sensación de que un camión pasó encima de mí haciendo pedazos mi cuerpo, me duelen hasta las uñas. En verdad me dieron una paliza, pero Mason pagará por esto y si cree que voy a regresar a ese estúpido entrenamiento está muy equivocado.
—Si piensas que después de lo que pasó ayer el entrenamiento se suspende estás muy equivocada —dice él cuando entra a la habitación.
Me levanto de la cama y camino descalza hacia el baño.
—Tengo tantas cosas en la cabeza como para seguir con eso.
Le respondo desde el cuarto de baño. Me miro al espejo y casi doy un grito, mi ojo derecho está muy inflamado y morado, y de mi labio mejor ni hablo.
Agarro un cepillo de dientes y le pongo pasta dental.
—Se trata de mi hermano ¿verdad?
Detengo el cepillo a unos centímetros de la boca. ¿Él que sabe? ¿Evan habrá hablado con Mason de lo que pasó ayer? Decido ignorarlo y me cepillo los dientes cuidadosamente para no abrirme mas la herida de la boca. Podré mostrarme como una mujer fuerte, a pesar de verme hecha mierda y de sentirme así por lo que ocurrió con Evan, aunque seguramente él piensa lo contrario. Quisiera poder decirle que estoy completamente arrepentida de lo que le dije, pero no lo haré. Estoy firme en mi decisión, me iré de aquí y hablaré con Jackson para retomar nuestra relación. Termino de lavarme la boca y me limpio con una toalla, luego regreso a la habitación donde Mason sigue de pie.
—Creí que te habías marchado.
—Evan no llegó a dormir anoche, ¿tienes algo que ver? 
Esa revelación debería no importarme.
No me interesa que haya pasado la noche no sé donde ni con quien, no me importa, no me importa.
—Por supuesto que no, yo no influyo en las decisiones de tu hermano.
—Porque tampoco contesta el celular, Aron y James salieron a buscarlo, están preocupados.
—Evan sabe cuidarse solo, se supone que confían en él.
—No cuando está enfadado, suele hacer muchas tonterías.
—¿Y como sabes que está enfadado? Deja de echarme la culpa, yo no hice nada.
Suspira y se sienta en la esquina de la cama. Es la primera vez que Mason y yo hablamos sin sarcasmo ni indirectas, mucho menos con muecas desagradables. Creo que también está preocupado por Evan. Dios, ¿qué hice? 
—Seguramente no, como sea. Mañana continuamos con el entrenamiento, te daré un día para que se te baje lo inflamado porque te ves fatal. 
Me atrevo a enseñarle el dedo de en medio y me siento la chica mas rebelde, él levanta la esquina de su labio y abandona la habitación. Necesito hablar con alguien o me suicidaré, no me siento bien. Voy a la habitación de Bethany, ella está sentada sobre la cama hablando con Ruby y en cuanto abro la puerta las dos se ponen nerviosas y guardan silencio.
—Beth ¿podemos hablar? 
—Las dejo solas —dice Ruby.
Parece que ha estado llorando y yo siento que me están ocultando algo, pasa a mi lado y me agarra el hombro antes de salir.
—¿Qué está pasando? —pregunto.
—Nada, Rubí empezará a vender maquillaje por catálogo. Ven, siéntate.
Estuve a punto de decirle que no le creí nada, pero lo dejo pasar porque tengo que hablar ahora.
—Creo que hice algo malo. 
—Se trata de Evan ¿verdad?
—¿Cómo lo sabes? 
—Aron lo supuso cuando se dieron cuenta que no llegó a dormir, lleva horas con el celular apagado y dice Rubí que eso solo lo hizo una vez y no me quiso decir como fue que regresó, pero creo que no lo hizo nada bien. Por eso están preocupados. ¿Se pelearon?
Esto no me hace sentir mejor.
—Le dije que jamás voy a regresar con él, se puso como loco y se fue. 
—No es para menos, no sé qué es lo que te pasa que eres la única que no se da cuenta de lo mucho que él te ama. Ayer discutió con sus primos por ti y estoy segura que te pondría a ti primero que a cualquiera, incluso de su propia familia ¿Qué es lo que quieres?
—No lo sé, Bethany. Solo sé que quiero regresar a mi casa y olvidarme de todo esto. De los Taylor, de lo malo que hizo mi padre, de lo que estoy viviendo ahora. Beth, casi me muero ¿Cuándo hubiera ocurrido eso antes de Evan? 
 —Ya, ya, espero que no te arrepientas cuando sea demasiado tarde. 
Lo que me faltaba, ahora mi mejor amiga va a disgustarse conmigo. Recuerdo muy bien algo que me dijo mi padre, las personas no estarán de acuerdo con tus decisiones, jamás le darás gusto a nadie mas que a ti mismo.
—Yo solo quiero que me apoyes en esta decisión, no me dejes sola, te lo suplico.
Suspira y agarra mi mano.
—No estoy de acuerdo con lo que haces, pero aquí estoy, como la mejor amiga que soy.
Me acerco y le doy un abrazo, como hace mucho no nos dábamos, de esos que reconfortan y deberían de durar mucho más tiempo. Luego vamos abajo y me acompaña a desayunar, aunque no tengo mucha hambre. No me he levantado con nada de humor y lo único que quiero es que Evan aparezca y que este día termine rápido. Aron llega con James, pero éste entra directamente al despacho de su padre, Aron le da un beso a Bethany y me sonríe, yo bajo la mirada a mi taza de café y la miro. 
—¿Qué ocurrió? —pregunta Bethany.
—Nada, habrá que esperar.
Esto no va nada bien. ¿En donde estás, Evan? 
(…)
Toda la familia se ha reunido en la sala de estar esperando alguna noticia de Evan, llevan aquí desde tarde y el sol está comenzando a meterse. Mi estado de animo ha empeorado con el día, tengo tantas ganas de llorar. Creo que desde que lo conozco no he estado tanto tiempo sin saber de él, ni de verlo o sentirlo. 
—¿Y si le pasó algo? —pregunta Rubí al borde de las lágrimas.
No. Si le ocurrió algo nunca me lo perdonaré y me sentiré culpable por siempre. Estoy harta de ver sus caras de angustia, siento que me pongo peor y aquí nadie tiene ni una pizca de positivismo y yo no estoy para esto. Abandono la sala y subo a las habitaciones, dispuesta a entrar a la mía y encerrarme, pero me detengo en la puerta de Evan y entro sin pensarlo. Se siente tan sola y fría, la cama está tendida todavía y las puertas del armario abiertas, seguramente solo cogió su chaqueta y se fue. 
Ahora estoy en la pared donde están sus fotos, hay varias donde estamos juntos y mi corazón se hace pequeñito. Nos hemos hecho tanto daño, lo necesito y me duele. Siento que estamos dentro de una burbuja maligna que no nos dejará estar bien nunca, por mas que queramos. Me siento como una tonta, quizá debí decirle lo que pensaba sin ser tan dura, acepto que durante este tiempo que he estado aquí Evan ha cambiado conmigo, trató de ser mas tierno y hasta romántico, lo que quería que fuera cuando estuvimos juntos y no se merecía que le hablara como lo hice.
Soy una tonta.
Quisiera que estuviera aquí, aunque sea para discutir.
Me acuesto sobre la cama y abrazo la almohada que tiene su aroma, ese olor que tanto me gusta. Sin tan solo me hubiera dicho la verdad desde el principio quizá las cosas serían diferentes. Si tuviera el poder de cambiarlo, lo haría. Odio tanto todo esto, quisiera tomar a Evan del cuello y ahorcarlo por el rencor que siento por él, luego regreso al inicio, a como todo comenzó y se fue dando poco a poco y lo deseo a mi lado. Maldita confusión, yo solo quiero que esté bien, no quiero que le pase nada malo o no sé qué haría. 
Quiero que esté aquí.
***
Lo que menos quiero ahora es tener problemas con los Taylor, mucho menos con Mason. Así que me despierto muy temprano y me preparo para lo que sea que vamos a hacer hoy. Anoche me quedé dormida en la cama de Evan, sola y llorando. Antes, cuando solía tomar decisiones estaba segura que siempre eran las correctas, hoy estoy dándome de topes en la pared por las consecuencias de mis decisiones y errores. Bajo al salón y todo sigue igual, Evan sigue sin aparecer, pero ya no hay nadie. 
Al pasar por el despacho escucho voces y por un momento se me ocurre que Evan puede estar dentro.
—Tenemos que averiguar de una vez quien es esa persona, James se encargará.
—Por otro lado, Evan está bien. Lo vieron entrar con Justin y Caín a la casa de papel, aparentemente ebrios. 
Oh, gracias al cielo. 
No tengo idea qué significa ese lugar, pero ahora que sé que está bien solo esperaré a que regrese para hablar con él y solucionar esto ya. Me alejo de la puerta y camino hacia los ventanales, algo dentro de mi vuelve a manifestarse cuando veo a la chica rubia nuevamente aquí, entrando como si fuera una mas de esta familia. No la conozco, pero no me agrada desde este momento.
—Veo que estás lista para tu entrenamiento —dice Aron detrás de mí. 
Yo no dejo de ver a la chica menear las caderas. James sale del despacho de su padre y me saluda, luego va afuera y se entretiene con la chica.
—Aron ¿Quién es ella? —pregunto y él se une a mi lado.
—¿Ella? Amiga de la familia.
Alcanzo a verle una argolla en la nariz y cuando sonríe logro reconocerla un poco, entonces reconozco este sentimiento que crece en mi estomago y golpetea mi pecho: son celos.
—Es la chica del tatuaje ¿verdad? Ella es la exnovia de Evan.
—Sí —responde luego de unos segundos. 
—¿Y qué hace aquí? 
—Mi hermano y Eli fueron novios por muchos años, convivimos mucho y todos aquí la queremos como una hermana, también se encariñó con nosotros. Lo lamento, Ada.
Cierro los puños y los aprieto. No me gusta la idea y no la acepto.
—Veo que ya estás preparada —dice Mason cuando llega—, vámonos de una vez.
Cruzo los brazos y caminamos a la puerta, justo cuando ella llega. Abraza a Mason y él la recibe con alegría, esto era lo único que me faltaba.
—¿Ya te vas? —le pregunta ella. 
—Tengo asuntos que atender.
Claro, yo soy un asunto mas en su vida. La chica me ve y me barre con la mirada de pies a cabeza.
—¿Tú quien eres? 
—Ada Claire.
—La famosa Ada, mucho gusto, yo soy…
—La chica del tatuaje, claro. ¿Nos vamos? 
Me abro paso entre ella y salgo de ahí, no quiero ni verla. Por un momento me pasa por la mente la imagen de ellos dos juntos haciendo el amor. ¡No! No quiero que Evan esté con nadie mas que no sea yo. 
Camino sin control por todo el jardín.
—Espera, princesita.
—¡No hay tiempo que perder! ¿no lo dijiste?
Me alcanza y me agarra del brazo. Me quejo porque todavía tengo dolor en el cuerpo y no tengo que soportar sus maltratos, así que me zafo de su agarre.
—¿Qué te pasa? —pregunta.
—¡Nada, no me pasa nada!
Durante el camino me saltan un montón de dudas, que Mason por ahora es el único que puede resolverlas.
—¿Puedes hacerte algunas preguntas?
—No.
Pongo los ojos en blanco y guardo silencio. Vaya, que los cambios de humor repentinos también vienen de familia. Estaciona el auto en la nada, en un campo grande y verde, lleno de arboles y parece no tener fin. Es muy bonito, verdaderamente bello. 
—¿Qué hacemos aquí? —le pregunto después de bajarme.
—¿Miras ese árbol de allá? 
Señala con el dedo y volteo hacia ahí.
—Sí.
—Ve hasta allá y regresa corriendo —frunzo el ceño.
—Tendría que calentar antes.
—¡Ya! 
Salgo corriendo después de su grito, cuando señaló aquel árbol me pareció que estaba cerca, pero en cuanto mas me acerco mas se aleja. No me voy a rendir, le voy a demostrar que puedo hacerlo y que puedo hacer muchas cosas más. Mientras corro y pongo la mayor de mi fuerza intento sacar todos los sentimientos que llevo dentro, sobre todo la ira. Mis ojos se llenan de lagrimas y desaparecen con el aire. Cuando toco el gran tronco al que tenía que llegar me recargo y tomo un poco de aire, definitivamente no tengo nada de condición como dijo Mason al iniciar. Escucho los latidos de mi corazón perfectamente y siento que éste se me va a salir por la boca.
—¡Rápido! —escucho que grita a lo lejos. 
Aprieto los dientes y continúo corriendo ahora de regreso. Nada ni nadie va a ganarme, cuando fijo mis objetivos siempre me encargo de cumplirlos y en este momento me he propuesto que voy a terminar este entrenamiento y nunca nadie se meterá conmigo y me hará daño. Siento como mis ligamentos se estiran, mis piernas se cansan y mi boca se seca. Al llegar a donde está Mason recargo las manos sobre mis rodillas y jadeo.
—Necesito agua.
—Mira lo que tengo aquí —levanto la mirada y me enseña la botella con ella que lleva en las manos—. Solo hay una y te la ganarás una vez que terminemos con el entrenamiento de hoy. Este fue solo el principio.
Creí que bromeaba cuando dijo eso, pero no fue así. El entrenamiento continuó; me hizo ir hacia el árbol y venir tres veces más, hice sentadillas, abdominales y me enseñó algunas técnicas de defensa, pero esas no me entraron mucho en la cabeza. El cansancio de mi cuerpo pudo más. 
Cuando regresamos al auto cerré los ojos y me quedé profundamente dormida.



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En el texto hay: mafia, celos, romance

Editado: 05.07.2022

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