Capítulo 8
Ada
Ha pasado una semana, la más dura en mucho tiempo. Una semana de que inicie el entrenamiento y una semana de que Evan se fue. Físicamente me siento bien, pero por dentro estoy deshecha. Jamás creí que mi vida sin Evan sería así, tan gris y vacía ni tampoco pensé que se iría de su propia casa solo para ya no verme. Esta vez siento que nos hemos separado de verdad, me siento rota por dentro y lo que más me estresa es que Elizabeth no ha regresado, seguramente están juntos. Pero aún hay algo más que me angustia y me enoja, Bethany cada vez se aleja más de mí, a pesar de vivir en la misma casa, está siempre con Rubí y eso me llena de celos.
Bethany es mi mejor amiga y yo de ella, no puede tener a alguien más. Pero ni siquiera podemos hablar porque cuando llego de estar con Mason, Bethany casi nunca está en casa y no me entero cuando regresa porque al llegar me echo a dormir para recuperar las energías que el tirano de Mason me hace perder.
Esta vida no me gusta, fui fría y grosera creyendo que solo así me iba a proteger y lo único que hice fue alejar a todos de mí.
El día de ayer y hoy Mason me ha enseñado sobre el manejo de armas, primero me dio una clase detallada de los tipos de armas y como se usan. Hoy por fin voy a poder usar una. Hay una mesa en donde están tres tipos de pistolas, a lado sus respectivas balas y unos lentes.
—Elije una y ponle las balas, veamos que tanto aprendiste de la clase de ayer.
Con una sonrisa socarrona agarro la pistola y le pongo las balas, como si fuera una profesional y no una chiquilla que en su vida había agarrado una de estas. Me pongo los lentes y guantes en las manos y me paro en el lugar de disparo, delante de mí hay círculos con un punto rojo en medio, es donde debe impactarse la bala.
Mason se pone detrás de mí y me acomoda los brazos.
—De esta forma o te golpearás al momento del disparo.
Asiento con la cabeza y sostengo el arma con fuerza. Hace tan solo unas semanas atrás estaba tomando clases tranquilamente y hoy estoy aprendiendo a utilizar un arma de fuego. Le quito el seguro y suspiro.
—Tengo miedo —confieso arriesgándome a que se burle de mí.
—Concéntrate, respira, recuerda que no es un juguete lo que llevas en las manos. Imagina que tienes a tu rival en frente, completamente indefenso ante ti.
¿Mi rival? La única rival que considero en este momento es a Elizabeth, aunque tampoco quiero matarla. Pero imaginarlo no es ningún delito.
Doy el primer disparo y se mueven mis manos hacia atrás por la fuerza, a pesar de que llevo los guantes puestos siento el calor que provoca la pistola. Le echo un vistazo hacia donde se impactó la bala y ni siquiera me acerqué al punto medio.
—Agárrala con fuerza, y afina tu puntería princesita.
Odio que me diga así, no soy una princesa. Vuelvo a apuntar y jalo el gatillo, esta vez alcanzo a rozar el circulo. Gruño y lo vuelvo a intentar mientras Mason me ve con los brazos en jarra, en ocasiones hace muecas, en otras se ríe de mí y luego finge que se aburre.
—Es mi primer día, tenme paciencia.
—¿Mas de la que te he tenido? Ningún Taylor es paciente, deberías saberlo.
Claro que lo sé. Sigo concentrándome en mi objetivo, pero no puedo pasar de largo más tiempo mis dudas.
—¿Sabes qué es la casa de papel? —pregunto y volteo a verlo.
Levanta las cejas y abre la boca, sorprendido por mi pregunta.
—¿En dónde escuchaste eso?
Mierda, si le digo de donde lo escuché me regañará por escuchar conversaciones ajenas.
—Escuché que Aron le mencionó ese lugar a Bethany ¿sabes qué es?
Tensa la mandíbula y me señala con la mirada hacia enfrente.
—Sigue con lo tuyo.
—Necesito saberlo —doy otro disparo fallido.
—Es un prostíbulo ¿contenta?
Ahora soy yo la que se queda boquiabierta viendo hacia los malditos círculos, ahora no me imagino a Elizabeth, sino la cara de Evan por todas partes. Y yo creyendo que la estaba pasando mal y él estaba en un prostíbulo. Jalo tres veces el gatillo demostrando mi enojo y me da buena suerte, aunque no doy en el punto me acerco mucho más de lo que tras veces lo he hecho. Mason se ríe a carcajadas y me agarra de los hombros.
—Suficiente por hoy.
—¿En verdad?
—Tengo cosas qué hacer, tienes libre el resto del día.
Esto es música para mis oídos, por fin me va a dar una tarde libre, aunque no sé qué coño haré. Tal vez a Bethany le guste salir por ahí a conocer más el lugar, ojalá quiera salir conmigo. Esto me reconforta un poco después de saber en dónde estuvo Evan mientras todos lo creíamos desaparecido. Idiota, como lo odio por hacerme sentir así.
Necesito un celular, no puedo comunicarme con nadie y me aburro sin mis aplicaciones diarias y sin mi música. Me subo al auto y espero a que Mason entre, antes enciende un cigarro y saca su celular. Fabuloso que él sí tenga un maldito celular para comunicarse y yo no, cuando regrese a Nueva York lo primero que haré será comprarme uno nuevo. Escucho que le llama a alguien y le notifica que vamos en camino, me pregunto a quién será.