Broken (bad reputation ll)

Capitulo 9

Capítulo 9

Evan

 

Ada baja de la camioneta hecha mierda y yo no entiendo qué putas pasó. Su ropa está llena de sangre y su cara también. Se baja de la camioneta y arrastra los pies hasta nosotros, llego hasta ella antes que James y agarro sus mejillas.

—¿Qué diablos te hicieron?

Comienza a llorar y me abraza.

—Mason está mal —dice en mi pecho.

La abrazo con fuerza y beso su cabeza. Mi niña, juro que quien hizo esto lo pagará con la vida.

—Ya terminó, estoy aquí.

Levanta la cabeza y mira mis labios, esperando a que la bese. Estaba a punto de hacerlo cuando se desvanece en mis brazos.

—Evan, Mason tiene poco pulso. Tenemos que llevárnoslo ya.

Si algo le pasa, entonces sí despertarán a la bestia y nadie quiere ver eso. Los subimos al coche y James maneja rumbo a casa.

—Tengo tantas ganas de matar a esos infelices, James.

—Primero tenemos que asegurarnos que Mason y Ada estarán bien, después averiguaremos quien se atrevió a hacer esto. Con un Taylor jamás deben meterse.

Por supuesto que no, y quien se atreve es porque no tiene idea de quienes somos nosotros. Hago una llamada a casa mientras vamos de camino para que tengan todo listo.

 

Rubí

 

—Pero ¿qué pasó? Evan, dime la verdad.

—No te asustes, todo estará bien. Hirieron a Mason y a Ada.

El teléfono se me cae de las manos y me siento en el sofá. ¿Mason herido? No puede ser. Sabía que algo malo había pasado como para que él faltara a nuestra cita que era tan importante, hoy iríamos al ginecólogo a ver cómo iba transcurriendo nuestra última oportunidad para ser papás. No puede fallarme ahora. Los médicos llegan diez minutos después de que la llamada con Evan finaliza, Bethany se une a mi para llorar por Ada mientras los demás no dejan de preguntarse qué pasó. Veo a mi suegro mirar hacia la ventana con un puro en su boca, ido y pensativo.

—Esta mañana se fueron bien, hasta estaban bromeando —dice Bethany entre llanto.

Y yo recuerdo el último beso que nos dimos después de volver a recordarle la hora de la cita con el ginecólogo, a veces tenemos discusiones porque, son tantas nuestras ganas de ser padres que hemos intentado todo. Y cada que la prueba da negativo me siento a llorar, a Mason no le gusta verme así y siempre dice que será la última vez, pero yo soy tan necia.

Ese hombre salvó mi vida, nuestro amor fue intenso desde el primer momento y nunca dejaré de agradecerle que me haya sacado de ese lugar tan feo. La casa de papel es un prostíbulo comandado por Lidia, una mujer tan ambiciosa y al mismo tiempo peligrosa. Cuando me sacó de ahí juró que nunca dejaría que volviera a pisar ese lugar y que haría cualquier cosa por hacerme feliz. Y lo logró, porque desde ese momento me ha convertido en la mujer más feliz del mundo.

Lo amo, lo amo tanto que me duele el corazón al saber qué está mal.

—Ya llegaron —dice Aron.

Todos nos levantamos de los sillones y corremos a la entrada. Esther les llama a los enfermeros y éstos se acercan con dos camillas. Casi pierdo el equilibrio cuando lo veo entrar, mi alma y todo mi ser duelen como nunca al verlo de esta forma.

—Amor, por favor resiste.

Me escucha, lo sé porque trata de sonreír.

—Mi muñequita —susurra.

—Promete que estarás bien, por favor.

Le agarro la mano por unos segundos porque se lo llevan muy rápido. Detrás de él traen a Ada completamente irreconocible, Evan se va con ella y el enfermero y Bethany abraza a Aron.

—¿Alguien sabe qué pasó? —pregunta Aron.

Completamente confundido, como todos nosotros.

Evan

—Ellos aseguraron que querían matarme —dice Ada llorando.

El medico estuvo alrededor de una hora revisándola y curándole las heridas, despertó hace más de cinco minutos y no ha dejado de llorar y contarme cómo fue que ocurrió todo, entre más la escucho más me enfado por no haber estado ahí para protegerla y evitar que hirieran a mi hermano.

—Aquí estás a salvo, ya pasó todo.

Me abraza y recarga la mejilla sobre mi pecho, sorprendiéndome y dejándome sin saber cómo corresponderle. Ella terminó conmigo, y quisiera dejar de ser tan orgulloso por lo menos en este momento para abrazarla y hacerla sentir segura en mis brazos. Convencerla de que nunca más volverá a estar en peligro mientras esté a mi lado. Pero no puedo, no sé cómo hacerlo.

—Maté a dos hombres, los maté y me siento tan sucia. Ahora no dejo de pensar en que quizá tenían familia, que esos hombres tal vez eran padres y sus hijos quedarán huérfanos.

—Ada, tienes que entender una cosa —la agarro del cuello y obligo a que me vea—, era tu vida o la de ellos. Recuérdalo siempre.

—No me dejes sola, por favor Evan.



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En el texto hay: mafia, celos, romance

Editado: 05.07.2022

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