CUATRO AÑOS ANTES.
ABERDEN, WASHINGTON.
El problema de desarrollar una adicción es que sucede tan lentamente que no sabes en el problema en que estás hasta que es demasiado tarde.
Se pasa de puntillas por las habitaciones de tu mente y cuerpo, insertando suavemente ganchos y cadenas en todas las células, hasta que no sabes dónde acabas y empiezas. Y desenredar esa red es casi imposible.
Al final de nuestro segundo año en The Grove, mis encuentros sexuales con Jungkook han aumentado en frecuencia, pero me digo que lo tengo bajo control. Cada vez que nos desviamos hacia áreas que se sienten demasiado íntimas, me voy de golpe por un par de días para recordarme a mí mismo que es un lujo, no una necesidad.
No es hasta que me voy a casa para el verano que se me ocurre que puedo estar en problemas. Durante los primeros días, estoy bien. Duermo. Paso tiempo con mis padres. Escucho música y ruego por la salida del sol. Al final de la primera semana, estoy ansioso. Inquieto y cachondo. Pienso en él demasiado. Su cara. Su olor. Qué no daría yo por una sola pizca de su olor.
A mitad de la segunda semana, cojo un trabajo en el restaurante local, en parte como una distracción para dejar de pensar en él, y en parte para salir de casa, así no tengo que escuchar a mis padres discutir.
Al final de la tercera semana, estoy en salida en toda regla. Irritable. Intolerante. Necesitando calmarme por alguien que está en el otro lado del país y enojado con todos y todo el mundo que no es él. Supongo que me echa de menos, también, porque en mi camino a casa del trabajo, al comienzo de la cuarta semana, recibo un mensaje.
Hey. Sana me arrastró para ver Wicked en Broadway. Me avergüenza decir que la disfruté. Vuelvo enseguida, estoy entregando mi tarjeta de virilidad. Espero que tu verano sea menos pobre.
Y así, estoy por las nubes.
Vergonzosamente así.
Hago un poco de baile y subo por las escaleras de la casa. Mamá y papá paran de discutir el tiempo suficiente para darme la bienvenida a casa, y yo me dirijo directamente a mi habitación.
Sana te arrastró, ¿eh? No mientas. Siempre sospeché que eres un fan renegado de los musicales de teatro.
Un minuto más tarde, recibí una respuesta.
Sí, has descubierto mi oscuro secreto. Cuando estoy solo me pongo la banda sonora de Funny Girl y hago mi mejor imitación de Babs. Voy a estar avergonzado para siempre.
Me río antes de darme cuenta. Maldita sea. No es bueno. Echo de menos tener relaciones sexuales con él, eso es todo. No es la forma en que roza mi mano cuando pasa en el pasillo. No las miradas cariñosas que me da cuando sabe que nadie más está mirando. No de la manera que me arrastra con regularidad a las escaleras, o baños, o esquinas oscuras del almacén de vestuario sólo para besarme.
Es sólo el sexo lo que extraño.
Cierro los ojos y trato de calmar mi pulso acelerado mientras resisto el impulso de enviarle un nuevo mensaje.
Admitir que tienes un problema es el primer paso.
Yo no admito nada.
Yo no lo echo de menos.
Yo no lo hago.
-Por el amor de Dios, Taehyung, voy a empezar a llamarte carbón.
La exasperación se filtra en el tono de Rose, e incluso a través del teléfono, puedo imaginarla poniendo los ojos en blanco.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Debido a que estás jugando con mucho fuego y a que vas a quemarte.
Hemos estado hablando por teléfono durante más de una hora. Ella me ha dicho todo acerca de un tipo que conoció durante el verano, y después de asaltarme con demasiados detalles de sus hazañas sexuales, comenzó a darme la lata sobre Jeon.
Decir que desaprueba nuestro acuerdo sería un gran eufemismo.
Después que Jungkook y yo empezamos a vernos, traté de mantenerlo en secreto de ella, pero todo se fue al traste unas semanas más tarde, cuando ella llegó a casa inesperadamente y nos encontró desnudos en la sala de estar. No creo haber visto antes a Rose tan enojada. Se quedó allí y nos despedazó a los dos. Ni siquiera nos permitió vestirnos, se quedó allí gritando mientras Jeon y yo hacíamos nuestro mejor esfuerzo para cubrirnos con cojines.
Después de eso, me retiró la palabra durante dos días. Estaba muy molesta porque yo había vuelto con Jungkook, por supuesto, pero creo que estaba aún más molesta porque le había mentido al respecto. Desde entonces, he prometido nunca ocultarle cosas, lo que en verdad apesta, porque cuando ella me pregunta si estoy volviendo a sentir algo por él, tengo que decirle la verdad.
-No lo sé. Puede ser.
Ella hace un sonido de desaprobación.
-¿Qué se supone que debo hacer, Rose? ¿Cortar todo contacto?
-No estoy diciendo eso. Sólo estoy diciendo que tengas cuidado. Si tu no puedes manejar estar solo como folla-amigos, entonces tal vez deberías dejar enfriarlo por un rato. Quiero decir, él no ha perdido mágicamente todo su equipaje (haciendo alusión a todos los traumas de Jungkook) ¿verdad?
-No, pero él es el que me empezó a enviar mensajes de texto. No he empezado yo. Sólo estoy reaccionando a ellos.
-Eso va a ser exactamente cero consuelo si se asusta de nuevo y huye.
-Lo sé. Pero parece ... diferente. Más audaz. Más feliz. No lo sé.
-Sí, bueno, supongo que no puedo quejarme demasiado. Tu has estado mucho menos deprimido desde que estas tirándote a Jungkook. Aunque, me debes dinero por todos los condones que me has robado.
-Voy a devolvertelo. Además, ambos estamos limpios.
-¿En serio? ¿Así que ustedes dos pueden follar a pelo? Excelente. No puedo esperar a entrar y ver eso.
-Me he disculpado por eso un millón de veces.
-Eso no borra las imágenes mentales.
-No estábamos aun teniendo sexo.
-Estabas a punto. Por cierto, ¿alguna vez te felicité por la polla de Jeon? En serio. Muy agradable. Una de las más bonitas que he visto, por cierto.
A pesar de mi confianza sexual recién descubierta, todavía me las arreglo para sonrojarme. -Bueno, con la gran cantidad de pollas que has visto, eso es un gran cumplido.