Broken: Un nuevo comienzo

Capítulo Seis

—Dayra—
 

Al entrar a la casa hubiera deseado no hacerlo ¿Por qué?, porque mis queridos mejores amigos estaban simplemente haciendo un desastre en la casa de mis padres, Emily estaba sacando toda la comida del refrigerador sin parar y Luke estaba... Comiendo como un completo animal. Veo a mi madre pero ella ya no se encontraba a mi lado, la busco por todas partes hasta que noto que lleva en sus ambas manos dos sartenes y sé lo que hará, así que recargo mis axilas bien con las muletas y tapó mis oídos, justo en el momento cuando mi mamá empieza a golpear los sartenes, uno con el otro provocando que mis amigos le presten atención, mi padre baja de las escaleras con el ceño fruncido y cuando ve la escena sólo suspira cansado.

—Oh no, tú te quedas aquí—ordena mi madre hacia mi papá y él bufa.

—Cariño estuve todo lo que quedaba en el día viendo lo de las empresas... No podía controlar a estos dos—comenta mi padre y se talla los ojos con cansancio.

Mi padre es dueño de varias empresas, Editoriales, Agencias de Viajes, Gimnasios, Clubes. Yo siempre me he preguntado el por qué cuando tiene tanto dinero para viajar a donde él quiera, se queda en este pueblo. Él me respondió una vez que aquí nació y que aquí quiere morir, yo lo considero ridículo, pero es mi padre y decidí no decirle nada más.

Mi madre es una gran diseñadora de modas, tiene 4 sucursales, Diana Jones Company. Ambos son igual de exitosos, y no crean que porque a causa de ellos yo conseguí lo que tengo, la verdad es que el apellido Jones es muy común así que no me han relacionado con ellos, también una de las causas por las que no tuve contacto con ellos fue esa, los únicos que saben son Roger, Meli, Emily y Luke, y respetaron mi decisión de no hacerlo público, pero decidí no decir eso, mi mamá se hubiera puesto mal.

—Ambos recogerán e irán a dormir, de inmediato—exige mi madre y a mis amigos no les queda más opción que obedecer y yo me río de ellos—Usted también señorita, después de todo, son tus invitados—abro la boca indignada pero después sonrío.

—Estoy inválida, no puedo moverme muy bien—señalo con la mirada las muletas y ella alza una ceja.

—Ajá sí, ponte a recoger—sube junto a mi padre las escaleras dejándonos a nosotros tres solos.

Los veo enojada y ellos me ven apenados.

—Juro que en algún momento los voy a matar por esto—amenazo mientras me agacho con cuidado y recojo las envolturas de papas fritas.

—Perdón, es que aquí sí que venden un buen alcohol y cuando nos trajeron ya no teníamos sueño, si no hambre—pongo los ojos en blanco.

—Pero no debieron hacer todo este desastre—les reclamo y ellos se disculpan.

Al término de media hora terminamos de recoger y limpiar todo este tiradero, los chicos suben a mi habitación para ponerse la pijama, los tres saldríamos al jardín a platicar un rato.

Iba a subir también pero el sonido del timbre no me deja hacerlo, suspiro pesadamente y voy hacia la puerta y la abro encontrándome con Linda.

—Hola...

—Hola Dayra—saluda con una gran sonrisa y entra a la casa.

—Sí claro, pasa—digo con sarcasmo y ella ríe.

—Lo siento, es que no tengo mucho tiempo ¿Tu mamá te platicó sobre mi idea de que hables conmigo?—asiento apretando los labios—¿Y estás de acuerdo?—hago el mismo gesto—Entonces vengo por ti a las tres y media en punto, comeremos y después iremos a mi consultorio a hablar ¿Te parece?—de nuevo hago lo mismo—¡Muy bien, hasta luego!—me da un beso en la mejilla y al abrir la puerta aparece Christian con la mano alzada en forma de puño.

Estaba a punto de tocar la puerta.

—Hola Chris—lo saluda y se va a su auto, después se aleja.

Veo a Christian que miraba como el auto de Linda se alejaba cada vez más y más hasta que ya no lo veíamos.

— ¿Necesitas algo Anderson?—pregunto y me cruzo de brazos.

—No, sí, bueno no, bueno sí...

— ¿Ah?

—... Olvídalo, vendré mañana a las ocho de la mañana para hacer de lo que hablamos en la tarde, adiós Dayra—se despide con la mano y yo hago lo mismo. Qué extraño.

Cierro la puerta y esta vez sí subo las escaleras con cuidado hasta llegar a mi cuarto donde estaba Luke en su celular con el ceño fruncido.

—Si sigues frunciendo así el ceño se te harán arrugas—digo en tono de burla pero él parece no escucharme ya que sigue con la mirada pegada en su celular— ¿Luke qué ocurre?—pregunto y ahora sí levanta la mirada.

— ¿Recibes notificaciones cuando salen noticias del ballet, entrevistas, prensa o cosas así? —asiento a su pregunta—Checa tu celular ahora Dayra—lo saco de mi bolsillo, la verdad es que desde que habíamos llegado no lo había agarrado, no entiendo a qué viene todo esto.

Veo todas las notificaciones que tenía, una de Meli de hace 10 minutos avisándome que venía hacia acá ¿Para qué va a venir?, sigo viendo las notificaciones hasta que encuentro una con el título de:

"Dayra Jones, la mejor bailarina de nuestros tiempos, hija del exitoso empresario Daniel Jones y Diana Jones, la mejor Diseñadora de modas"

Oh no, no ¿Cómo se han enterado? ¡Diablos!, sigo leyendo más abajo.
 


 

Queridos lectores, acabamos de enterarnos que nuestra querida y famosa bailarina Dayra Jones es nada más y nada menos que hija de dos de los empresarios más famosos en el mundo.
 


 

Daniel Jones, empresario billonario que tiene varias empresas.
 


 

Diana Jones, famosa diseñadora de modas y dueña de las mejores empresas de ropa en todo el mundo.
 


 

¿Por qué ocultar algo como esto? ¿Acaso por esta razón es exitosa y famosa? ¿Por mami y papi?
 


 

Pronto sabremos más. Atte. C. R.
 


Es todo, lo saben, pero están suponiendo cosas, y es lo que no quería, yo no quería que pensaran que conseguí todo lo que tengo ahora por mis padres, mis ojos se llenan de lágrimas y la puerta del baño es abierta bruscamente.




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