Broken: Un nuevo comienzo

Capítulo Ocho

—Dayra—
 

Al separarnos yo estaba en un tipo de trance, al parecer todos, hasta el propio Christian parecía sorprendido por lo que él hizo, los demás siguieron con preguntas, pero ya no sobre nosotros, ya que el doctor se encargó de contar todo y hacer algo extra, el beso.

— ¡Señorita Relish!—grita alguien y busco a la persona con la mirada hasta que veo a una periodista y todos también la ven—No es por ser grosera pero... ¿Usted qué hace aquí?

Esperanza levanta levemente las comisuras de sus labios y habla:

—Estoy aquí porque... —levanta su brazo derecho hacia mí invitándome a ir hacia su lado, y eso hago—Dayra Jones, fue mi alumna, ella sabe todo lo sabe, gracias a mí, y vengo a defender su imagen, que ella sola logró, sin ayuda de sus padres o mía, sólo nos encargamos de instruirla y hasta ahí, esa es la verdad... ¿O requieren más? ¿Quieren algo jugoso?—todos miran expectantes y con algo de vergüenza, sabía que era buena idea lo de Esperanza—Pues bien, algo jugoso es que Dayra Jones. Cuando se recupere, será parte de mis bailarines en todos los conciertos y shows que puedan imaginar y será la próxima mejor bailarina de todos los tiempos y será respetada, desde ahora lo debe ser ¿Es lo jugoso que querían?

Nadie dice nada hasta que mi madre habla.

—Mi hija desde los cinco años se ha esforzado para estar donde está ahora, y esos chismes innecesarios y más que nada, falsos, la lastiman y arruinan, pedimos que quiten todo esto y lo olviden porque...

—Porque nuestra hija, Dayra Jones, es una mujer de honor, como sus padres, y nunca haría tales barbaridades que ustedes la culpan de realizar, es todo.

Mi padre termina de hablar por mi madre y todos nos vamos de ahí, ya nadie hablaba pero seguían tomando fotos, se han quedado callados.

Christian y yo subimos nuevamente a la limusina, quedando en completo silencio, uno incómodo.

—Deberías ser Actor—frunzo el ceño al decir eso, no debí hacerlo, Christian voltea la cabeza hacia mí y me ve confundido.

— ¿Ah?

—Me refiero a que... Actuaste muy bien allá afuera, se lo creyeron todo, hasta yo estaba a punto de creerlo—digo y suelto una pequeña risa, pero él no ríe.

—Sí...

— ¿Estás bien? —toco su hombro tenso, hasta que se tranquiliza—Gracias, por lo que hiciste—le digo y asiente mirándome a los ojos.

—No todo fue mentira.

— ¿A qué te refieres?—pregunto.

—Si me gustabas cuando éramos niños... Ya no, pero antes sí—me sorprenden sus palabras, le gustaba a Christian y por estar en mi mundo ni lo noté.

—Lamento no haberme dado cuenta—le resta importancia con la mano y sonrío—Sabes... Me hiciste recordar muchas cosas y desde ahora te llamaré "Pastelito"

—Oh no, por favor no—ríe mientras niega y yo asiento.

—Oh sí, claro que sí—me iba a acomodar en el asiento pero la limusina se detiene abruptamente que hace que casi me vaya hacia adelante, pero no fue así gracias a Christian.

El agarró mi cintura, yo estaba inclinada hacia delante, mis manos agarraban las suyas aferrándome, hasta que otra vez la limusina empieza a andar pero esta vez ambos nos fuimos para atrás y al hacer eso mi espalda cae en la puerta y hasta ese momento me doy cuenta lo bastante cerca que tenía a Christian de mí, aún mantenía su agarre en mi cintura y yo en sus manos.

Nuestras respiraciones estaban agitadas por el movimiento y nuestras miradas no se despegaban ni por un segundo, sentía nervios, mis manos temblaban y mi corazón latía al mil por hora.

—Dayra...

Pastelito...

Suspira y rompe el contacto cuando agacha la cabeza sacando un suspiro cansado.

— ¿Recuerdas el festival que harán en el pueblo?—asiento lentamente sin poder dejarla de verlo, siento como con su pulgar trazaba un círculo en mi cintura manteniendo su agarre— ¿Quisieras... —Carraspea—ir... conmigo?

Mantenía aun su miraba hacia abajo, hasta que suelto una mano de la suya dejando de sentir lo caliente que estaba para ahora sentir lo frío.

Tomo su barbilla y levanto su cabeza.

—Sí—veo como se muerde el labio inferior para evitar que salga la gran sonrisa que, de todos modos se nota.

—Bien... —se inclina hacia mí, creí que me iba a besar, y eso hizo, en la comisura de mi labio, se echa para atrás y se acomoda en su asiento y yo igual—Esta Cloe quiere ir a un baile de ballet, quiere ver... ¿Crees que...

—Estoy segura que nos dejarán pasar sólo con ver mi cara—comento y él asiente—También podrían hacer otras cosas, le puedo decir a Esperanza que les preste un chófer y los lleve a muchos lugares antes de que nos vayamos en dos días, debemos quedarnos más aquí para ver que todo se tranquilice.

—Me gustaría que nos acompañes.

—Claro, les diré a los demás para que vayamos todos—hace una mueca pero la borra rápido para cambiarla a una sonrisa y verme.

— ¡Claro!


 


— ¡Burra! —una cachetada— ¡Tarada! —Otra cachetada—¡Él quería un momento a solas contigo!—iba a darme otra cachetada pero la detengo y me ve apenada—Lo siento, me dejé llevar.

—Sí, demasiado... —comenta Luke viendo burlesco a mi amiga.

—Cállate.

—Cállame—se acerca a Emily y ella le da una cachetada— ¡¿Qué es lo que tienes con las cachetadas mujer?! —Emily se ríe—Eres diabólica.

Lo ignora y me ve—Le gustas a Christian, amiga date cuenta—pone los ojos en blanco. Toma su celular y empieza a tomarse fotos y Luke se le suma.

—No es cierto, me ayudó diciendo todas esas mentiras, al parecer lo de que estuvo enamorado de mi cuando éramos niños fue real, pero lo demás no.

—Pues yo vi ese beso bastante real...

Le doy una mala mirada a Emily y ella levanta sus manos en señal de defensa.

—Le gustas y él quería pasear sólo contigo y sus hermanos por todo New York, y tú de tarada dices que vamos a ir todos, estás bien idiota.

—No creo que también debas insultarla...




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