—Dayra—
—Gracias por eso—dice Christian y le resto importancia con la mano.
—No fue nada, se veía que lo necesitabas—comento y asiente, ya estábamos caminando de regreso para salir del lugar secreto.
— ¿Sabes?, es difícil criar a dos adolescentes sólo, mis padres lo hacían ver fácil conmigo... Pero no lo es...
—Cierto, no recordaba que eran... Bueno...
— ¿Huérfanos?
—No lo quería decir así pero, sí.
—No te preocupes, tus padres fueron una gran ayuda para nosotros cuando mis padres murieron, todo el pueblo nos ayudó, me ayudaron para que yo pudiera estudiar y acabar mis estudios de medicina...
— ¿Por eso decidiste quedarte en el pueblo en vez de ser un doctor reconocido?—siento que expresé mal esto y sé que lo hice ya que Christian hace una pequeña mueca—Lo siento, no me refería a...
—Tranquila, entendí tu punto—salimos y saco mi celular para pedir el Uber y poder irnos a la casa de Roger.
Pero para mí mala suerte mi pila estaba más que muerta.
Muerdo mi labio con un movimiento nervioso y miro a Christian.
— ¿Traes tu celular?—pregunto y niega con el ceño fruncido— ¿Por qué no lo traes?
—No creí necesario traerlo... ¿Por qué?—pregunta y me doy un pequeño golpe en la frente.
—Mi teléfono murió—lo meneo delante de él mostrándole la pantalla apagada y se jala el cabello completamente frustrado.
—Rayos...
—Podemos caminar, no es tan lejos, si empezamos ahora llegaremos en 2 horas—guardo mi celular en el bolsillo de mi abrigo y empiezo a caminar con cuidado, cojeando.
Volteo hacia atrás viendo como Christian seguía parado.
— ¿No vienes?
—No vas a aguantar Dayra... Hay que pedir un taxi—niego de inmediato— ¿Por qué?
—Porque a estas horas es difícil conseguir uno —comento y se cruza de brazos con una ceja alzada.
—Mientes.
—Agh, bien, no me gustan los taxis, un tema del pasado...
—Pues al parecer tendremos tiempo—esta vez empieza a caminar y se pone a mi lado—Sí te llegas a cansar, si pediré un taxi o al menos un aventón—asiento de acuerdo con el— ¿Y bien?
Suspiro—Hace 8 años, decidí ir en taxi a unas pruebas de ballet para el lago de los cisnes, era mi oportunidad, pero las pruebas eran en la noche, muy de noche, le di la dirección al conductor y en el camino veía mi celular cada segundo por si me marcaba Esperanza, le mandé mi ubicación para que supiera, porque no le pedí permiso —nos detenemos ya que me empezó a doler un poco el tobillo, nos sentamos en una banqueta —El camino fue silencioso, yo sabía el camino y al darme cuenta... No íbamos hacia el lugar de las pruebas, me puse nerviosa pero traté de no demostrárselo al señor, así que le mandé de inmediato un mensaje diciéndole a Esperanza que siguieran mi ubicación y rápido, que el taxista se estaba desviando del camino y ya tenía miedo, lo envié y guardé mi celular, estaba en mi mente la idea de que ya estaba más que muerta, pero él destino estuvo a mi favor cuando un semáforo rojo se puso delante de nosotros, pensé: "Es ahora o nunca".
<<Abrí la puerta y salí de inmediato del taxi escuchando los gritos del señor llamándome, salió detrás de mí, no habían personas en las calles, pero de milagro unos hombres que iban en unos autos negros, eran bastantes, vinieron hacia nosotros y lo golpearon bastante hasta el punto de matarlo, y a mí me ayudaron a regresar a los brazos de Esperanza sana y salva... Desde ese día no he tomado nunca otro taxi y siempre he pensado... ¿Qué hubiera pasado si ese semáforo nunca se hubiera puesto en rojo?, Mi vida hubiera acabado. >>
— ¿No pensaste en saltar?—asiento— ¿Entonces?
—Si aún me preocupo más por mi carrera que por otras cosas a esta edad, imagíname a los 17, estaba mucho peor, la idea de saltar pasó por mi mente, pero era la posibilidad de lastimarme la cadera y piernas... O mi vida... Y decidí no saltar para no lastimar mis piernas y cadera.
—Aun así se hubieran lastimado por lo que te hubiera hecho ese mal nacido...
—Pero hubiera muerto, en cambio, si hubiera saltado, seguiría viva pero no hubiera logrado lo que he logrado hasta hoy.
—Aun así...
—Es pasado... ¿Okey?
—Okey.
Volvemos a levantarnos y a retomar nuestro camino sin emitir ninguna otra palabra, y no hacía falta hacerlo porque sé que con la historia que conté este Christian no quedó muy conforme con la decisión de la Dayra de hace ocho años.
Caminábamos y Caminábamos, lo bueno es que conozco el camino como la palma de mi mano, lo malo es que ya estaba muy cansada.
—Vamos a ver si alguien nos puede llevar—asiento a lo que dice y veo algunos que otros carros pasar al igual que algunas personas.
Christian va hacia una pareja de mayores, habla con ellos y en algún momento me señala y ambos abren los ojos cuando lo hacen y vienen junto al doctor hasta llegar a mi lado.
—Señorita Jones, no sabe lo felices que estamos de verla, siempre hemos querido ir a uno de sus shows, pero lamentablemente debemos adaptarnos a ver su arte por tele, su novio nos dijo que necesitan ayuda, suban—lo seguimos y abre la puerta para nosotros—Los llevaremos a donde pidan.
—Muchas gracias, y si quieren ver un show de ballet podría darle boletos para el de mañana, habrán grandes bailarinas ahí...
—Si no está usted lamentablemente tendremos que negar esta gran y maravillosa oferta, mejor cuando usted pueda volver a bailar y hacer brillar el escenario tal vez aceptemos, claro, si es que siga vigente la oferta—me encanta como las personas mayores se expresan con tanta educación y amabilidad, si tan solo todos pudiéramos ser así.
—¡Claro!, serán mis invitados especiales en cada show, sólo denme sus números y dirección para que les envíen los boletos cuando vuelva al baile—la sonrisa de ambos simplemente no se puede comparar con nada, me hace feliz saber lo mucho que les encanta a las personas verme bailar y serme fieles. Serles fieles a mi talento.
Editado: 14.03.2021