No podía dormir. Las pesadillas se filtraban constantemente en su subconsciente, reviviendo temores pasados, abriendo nuevamente grietas, derrumbando cualquier vestigio de seguridad en su persona y sumiéndolo en el más lóbrego pozo que la mente humana es capaz de concebir.
No. Noah Styles no podría dormir esa noche, y posiblemente la siguiente tampoco. Solo conciliaría el sueño cuando su cuerpo y mente sucumbieran al más extremo de los cansancios, de otra manera, le sería imposible cerrar los ojos y no verlos a ellos.
Riéndose.
Señalándolo.
Máscaras de mármol, sonrisas perversas. Miradas de desprecio.
Y él...
Él era un monstruo. El ser repugnante al que todos temen y rechazan, al que quieren erradicar a toda costa.
Sudando copiosamente, Noah se sentó a la orilla de la cama, esperó a que su agitada respiración se normalizara y volvió a envolverse entre las sábanas.
***
Con parsimonia, tomó asiento frente al ordenador, se hizo de la computadora y tras encenderla, deslizó suavemente los dedos sobre el teclado, sintiendo cada tecla en tanto el cursor parpadeaba una y otra vez en la pantalla de inicio, a la espera de que el nombre de usuario fuera introducido. La rutina de cada noche, la necesidad y las ansias morbosas de causar el mayor daño posible en apenas unas cuántas palabras, un par de frases bastaban para derribar la autoestima de todos aquellos subnormales, y lo que era mejor, el odio se iba acumulando hacia una sola persona.
—Veamos cuánto les afectan un par de verdades. —sonrió a medias al lograr acceder a la misma cuenta de antaño.
Al instante, la fotografía de un adolescente rubio ocupó una cuarta parte de la pantalla.
—Va a ser divertido. —chasqueó la boca, hizo sonar sus dedos y con unos cuantos clics ingresó a la sala de chat destinada para los estudiantes de primer ingreso, aquella que había sido configurada como pseudo fuente de apoyo que ayudaría a los alumnos al momento de realizar tareas en equipo o recopilar y compartir información de temas en específico.
Sus ojos azules centellearon en fascinación al leer la lista de contactos que estaban en línea.
“Cherry blossom” Cora Duff.
“Beautiful Kitty” Zoe Horan.
“Storm Crow” Paul Hume.
“Night Wolf” Sven Serra.
—Cherry está escribiendo. —amplió su sonrisa mientras observaba los puntos intermitentes junto a la ventana de conversaciones.
Cherry Blossom: Me traicionaste...
Pensó detenidamente su respuesta, tamborileando los dedos sobre el teclado, reteniendo apenas el impulso por oprimir las teclas al azar.
Tinderella: ¿Crees que eso es traicionar?, que débil eres, Cora Duff. ¿Qué harías si te dijera que tu adorado Saul Clifford me metió la lengua hasta la garganta? —contempló satisfecho la respuesta y esperó.
—Beautiful Kitty está pidiendo unirse a la conversación...Son tan predecibles. —oprimió aceptar y se reclinó sobre la silla.
Beautiful Kitty: ¿Qué ocurre contigo, idiota?
Cherry Blossom: No entiendo que pretendes lograr con esto, Noah, pero quiero que sepas que no es divertido.
—¿Qué no? —rió—. Para ustedes no, para Noah tampoco, pero para mí es de lo más entretenido.
Tinderella: Si es por Saul, no te preocupes. De cualquier modo, no eres su tipo. Él me lo dijo. No le gustan tan planas.
Cherry Blossom: ¡Noah, maldito idiota!, has cruzado la línea. Te juro que te arrepentirás.
Beautiful Kitty: Eres tan estúpido.
Tinderella: ¿Es por qué soy rubio?, mira quien habla entonces. —aguardó, se mordió el labio inferior y añadió—. Zoe no deberías criticar a las personas en tu patético afán por sentirte mejor contigo misma. Tú misma lo sabes, eres tan hueca como un cascarón, la belleza no es más que un burdo disfraz para encubrir la falta de neuronas, ¿Me equívoco?
Beautiful Kitty abandonó la conversación.
Cherry Blossom: Eres un imbécil, Noah Styles. No quiero saber nada de ti nunca más.
—Que pesada. —suspiró—. Ya veremos qué opina Noah sobre esto.
Cerró sesión, se levantó y tomó su saco de la silla. Moría de ganas por ver el espectáculo del día.
La pregunta primordial era ¿Cuánto más habría que presionar para volver a encararlo?
—T-Tareck… —una tímida vocecilla le llamó del otro lado de la puerta.
—Ya salgo. —anunció, devolviéndose para guardar el retrato de Noah en uno de los cajones junto a la cómoda—. Habrá que hacer algo con Saul Clifford también. —acarició el rostro de Noah sobre el cristal—. Todo a su tiempo. Todo a su tiempo...
***
—¿Saul?
Saul dejó de mirar el techo al oír la voz de su hermano. Separó los labios para exhalar el humo que había estado reteniendo y apagó el cigarrillo en la suela de su zapato.
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Editado: 17.01.2024