Epílogo

Nota Autora: Este es el capítulo final, quedan los extras los cuales iré actualizando semanalmente de ser posible. Agradezco mucho el apoyo que le dieron a la historia y aprovecho para ofrecerles que lean mis otras obras. Adicional, siempre tengan presente que el Bullying, el acoso y el ciberacoso son temas muy serios. Si alguien sufre esta problemática, no debe dudar en buscar ayuda. Sin más, gracias por apoyar otra de mis obras. ¡Y saludos cordiales!

***

Noah observó los estantes, maravillado de poder presenciar la obra de Jonathan. Él tenía la segunda copia y ya lo había leído varias veces.

Volvió entonces su atención a la larga fila que se extendía afuera de la librería. Tenía que firmar un montón de ejemplares y, más tarde, tenía una cita con Saul.

—¿Eres Noah?

El aludido se rascó la nuca, poco acostumbrado a que las personas se interesaran o repararan siquiera en su persona. Había dejado de ser invisible, ahora era prácticamente de un tono neón. Brillaba y resaltaba sin pretenderlo.

Él había ayudado a escribir la mitad de la obra, a petición de Jonathan. Había sido un mutuo acuerdo, una especie de terapia en la que Noah rememoraba su pasado y trataba de hacer las paces con él.

Casi un año después continuaba asistiendo a las terapias. Había pesadillas ocasionales, pero gracias a la redacción de la novela, se sentía mejor, más tranquilo y en paz consigo mismo.

—Aquí tienes. —firmó la contraportada, sonrió y entregó el libro a la chica.

Ya había recibido decenas de halagos y cuestionamientos sobre su relato, solo había un secreto, no terminaba de superarse.

Aún le quedaba un largo camino por recorrer. Heridas por sanar, sueños por cumplir. Pero a Noah le reconfortaba saber que, mediante aquel escrito, había podido llegar al corazón de adolescentes que se identificaban con su historia, que pasaban todos los días en silencio, sometidos a toda clase de abusos.

La mayoría de sus compañeros de clase habían sido dados de baja antes de que ocurriera la tragedia en la mansión de los Lennox. La noticia había corrido como pólvora, y hasta la fecha quedaban inconsistencias en el caso. Incluso a Noah le costaba aceptar que estaba libre. No se alegraba por la muerte de su principal agresor, y mucho menos del fatídico e injusto final que tuvo su familia, aunque al menos ahora podía salir sin miedo a las calles.

Una hora más tarde, se reunió con Saul en el cine como tenía planeado. Eran las vacaciones de ambos, y a pesar de que no cursaban en el mismo colegio, seguían frecuentándose tanto como les era posible.

—Noah.

Noah corrió a abrazarlo en la taquilla. Saul estaba tan despampanante como siempre, tan conservador, tan serio, tan él.

—¿Cuál veremos? —preguntó ansioso, mirando la cartelera.

Saul se encogió de hombros, neutral.

—Siempre eliges las comedias.

Noah hizo un mohín segundos antes de besarlo. Sus ojos brillaban con intensidad. Había conseguido salir de la oscuridad gracias a Saul.

Se tomaron de las manos.

—Todas las chicas nos están mirando. Te lo digo enserio. —susurró el rubio, nervioso.

Saul suspiró, y tras pagar las entradas, lo rodeó con un brazo para conducirlo dentro de la sala.

—Tal vez quieran un autógrafo… —y sonrió al recibir un suave golpe amistoso en las costillas.

Lo que Noah no sabía es que Saul no lo había salvado de la oscuridad.

Porque Saul era la oscuridad.

—Te amo, Saul.

—Yo te amo más.

Pero, mientras se mantuvieran juntos… Todo estaría bien.

Fin.