Por su mente no pasaba nada más que la idea de que la videocámara se había quedado en esa casa. En ella estaban todas las evidencias de lo que había buscado comprobar toda su vida.
—¡Ah, duele!— se quejó Axel al momento que su hermana pasaba un algodón con alcohol por la herida de su frente. En el salto a través de la ventana, un vidrio lo había cortado.
—¿Quieres dejar de moverte?—preguntó Clara—, si tan solo me dijeras que sucedió y como te hiciste eso— pidió al momento que le colocaba una banda adhesiva.
Axel solo se quedó en silencio. Detrás de él, sus amigos estaban sentados en la mesa del comedor en silencio. Todos tenían un semblante preocupante, estaban pálidos.
Clara volteo y los miro a todos, después se volvió con Axel y refunfuñó.
—Bien— comentó con un suspiro—, si no van a decirme que pasó nos vemos después. Tengo mucho trabajo en la clínica. Cambia esa banda antes de dormir—concluyó y se marchó.
Sus pasos sonaron hadta el recibidor, después la puerta principal se abrió dejando entrar una ráfaga de viento helado y el sonar de la lluvia. Clara cerró la puerta con fuerza y salió a la calle. El silencio en el comedor no duró suficiente.
—¿Qué mierda paso en esa casa?— cuestionó Félix.
—Entre menos sepas será mejor, Félix— anunció Ricardo y dió un trago al bote de cerveza que tenía al frente.
—Si, solo te vas a asustar— dijo Lidia y se acomodó los anteojos mientras miraba las imágenes de la cámara fotográfica que había llevado a la excursión.
—¡No me asustaré!— reclamó Félix—, nadie ha dicho una sola palabra desde que salimos de esa casa—.
Adriel solo negaba con la cabeza y hacia gesto de mal gusto mientras mantenía los brazos cruzados. A pesar de todo se negaba a creer que todo fuera parte de algo sobrenatural. Lidia y Axel, por su lado, se encontraban desanimados al haber perdido la videocámara.
—Nos encontramos con algo— afirmó Axel seriamente y se levantó del banco en donde su hermana lo había curado—, algo que no podemos explicar—.
—Habia algo en esa maldita casa— comentó Ricardo—, no estábamos solos—.
—Y por si fuera poco— añadió Lidia y miro al techo en señal de desesperación—, perdimos la videocámara que llevaba Axel. En ella teníamos evidencias—.
—Tenemos que volver por ella— comentó Axel, a quien le sangraba una parte del labio inferior.
—¡Claro que no, estan locos!— dictaminó Adriel—, ¡Ese lugar debe estar maldito o algo!—.
—Pense que no creías en esas cosas— señaló Lidia.
-Y no lo hago, pero no volveré a un lugar como ese por una estúpida cámara de vídeo-recriminó Adriel de mala gana.
-Las evidencias de lo que vimos allá están en esa videocámara-dijo Axel mirando fijamente a Adriel.
Adriel se puso de pie enseguida mirando a su amigo. Ambos parecían molestos uno con el otro. Adriel solo negó con al anexa y sacudió sus hombros.
-Y yo digo que no voy a ir a buscarla-repitió Adriel.
Axel estaba por responder lo que fuera para empezar la discusión. Tal parecía que era uno de esos días en los que Adriel quería pasar sobre él, pero no iba a dejarse. Solo que Juan ganó la palabra.
-Chicos-se puso de pie-, hay que calmarnos-pidió colocándose en medio de ambos.
-Mira quien habla, el chico que ocita cosas-dijo Lidia molesta.
-¿De qué hablas?-cuestionó Juan confundido.
-Juan-lo llamó ella-, ¿Tu y tus amigos nunca entraron a ese lugar, verdad?-preguntó.
Juan abrió los ojos al límite y después frunció el seño.
-Nosotros.... Si, nosotros entramos-respondió no muy convencido.
-La hierba seca de la entrada estaba intacta-indicó Lidia y Juan se puso nervioso-, nadie había entrado a ese sitio en semanas-anunció y los demás voltearon a ver a Juan a manera de juicio.
Él comenzó a sudar de la frente, se puso nervioso y comenzó a tartamudear hasta que decidió guardar silencio, tomar aire y continuar.
-Nosotros-lo siguiente lo dijo como si su garganta estuviera bloqueada-, queríamos. En verdad queríamos entrar pero Hazard dijo que el ambiente estaba muy pesado esa noche y que volveríamos. Yo no quería esperar y pensé que sería más tranquilo-.
-¡Eres un idiota!-Ricardo estaba indignado-, ¿Cómo nos llevas a un maldita lugar que no conoces?
-Nos llevaste a una trampa-dijo Adriel seriamente.
-¡Ya, ya!-dijo Axel levantando las manos mientras miraba a todos-, como haya sido. Juan ¿Que demonios vimos allá?-cuestionó.
-Yo... Yo no tengo idea. No lo sé-.
-¿Cómo no vas a saber?-preguntó Ricardo-, ¡Tu eres el experto, maldita sea!-recriminó.
-¡Yo no lo sé! Dejen de presionarme-pidió molesto-, nunca me había sucedido algo así. Creí que si ibamos otro día no veriamos-.
-¿Y ahora?-preguntó Lidia-, ¿Que va a suceder? Yo nunca había visto nada así-.
Todos entraron en una revelación al momento que Lidia confesó eso.
-Tampoco yo-aceptó Axel en voz baja.
-Creo que estamos en el punto de no retorno-dijo Juan.
-¿Punto de no retorno?-cuestionó Ricardo.
-Si, creo que ahora que fuimos testigos de lo paranormal podemos decidir si continuar y seguir siendo testigos de cosas de este tipo o retirarnos-admitió Juan.
-¡Lo sabía, esto era una mala idea desde el comienzo!-se alteró Félix-, ¡No debí escucharlos! Están abriendo puertas a otras cosas que después no podrán controlar-.
-No estamos seguros de eso, ¿Verdad Juan?-preguntó Adriel queriendo ocultar su temor.
-En este momento no puedo asegurar nada-admitió Juan seriamente.
-Yo no quiero formar parte de esto-dijo Félix al ponerse de pie.
-Tuve mucho por hoy-Ricardo dejó su lata de cerveza y se levantó de su lugar para acercarse a Félix, quien estaba junto a la puerta principal-, me largo-.
El sonido de la puerta se hizo presente, ambos se habían marchado. Quienes quedaban guardaron silencio un momento.
-Creo que todo esto fue mala idea-dijo Adriel.
-Yo debo ir a escribir en el periódico-dijo Lidia-, ya veremos qué pasa después. Te llamo luego, Axel-dijo ella tomándole el hombro. Adriel puso un mal gesto.