Sus ojos eran como los tuyos, o como de cualquier otra persona, llenos de vida, cristalinos. El problema era que él era un muñeco. Su rostro blanco con labios rojos, su cabello anaranjado como la zanahoria, sus guantes blancos y su traje de colores rojo, amarillo y azul. Él estaba sentado frente a Axel y Ricardo, esa cosa era lo que yacía debajo de la manta que habían retirado. Axel retrocedió atónito, juraba que esa cosa se estaba viva.
-Debe ser una broma-mencionó Ricardo a sus espaldas, estaba tan asustado como él.
-Esa cosa se estaba moviendo hace un segundo-le dijo Axel aterrado. Estaba 100% seguro de ello.
-¡Vámonos de aquí, viejo!-pidió Ricardo con terror y se acercó lanzando la manta sobre el muñeco.
Axel estaba asustado, aterrado y más, pero el mismo terror era lo que lo movía. Decidió que debían salir de ahí. Era hora de marcharse de ese horrible sitio. Estaban completamente dispuestos hasta que escucharon ese maldito sollozo una vez más, en esa ocasión provenía del área más recóndita del sótano. Ricardo y Axel voltearon a la vez alumbrando hacia el fondo del lugar. Era obvio, ambos lo habíamos escuchado.
-¿Escuchaste lo mismo que yo?- preguntó Ricardo.
-Si-le respondió Axel y después sólo se quedó callado. Intentaba comprender que había detrás de todas esas cosas.
-¿Quién anda ahí? Pequeña ¿Eres tú?-preguntó Ricardo y dio algunos pasos.
-Ya dudo que sea una niña pequeña- dijo Axel.
Ambos rodearon un grupo de viejas cajas de madera para llegar a ese temible rincón, el cual, para su sorpresa se encontraba en definitiva vacío.
—Tienes razón. No creo que exista esa niña—atajó Ricardo—. Debe haber una forma de salir de este lugar—miraba en todas direcciones.
—Mira eso—dijo Axel iluminando un rincón.
Habían grupo de viejas repisas en la pared, pero entre ellas pudo notar la existencia de una deteriorada manija. Iluminó el sitio y divisó una puerta en la pared. Ricardo lo vio y emocionado se acercó.
-¡Una salida, vamos ayúdame!-pidió arrancando los soportes de las repisa con su fuerza.
-No sabemos a donde nos lleva-señaló Axel, no sabía si era la mejor idea.
-Si es fuera de aquí, por mi está perfecto-dijo Ricardo y prosiguió.
En ese momento sonó el disparo en el segundo piso y decidieron darse la más prisa posible. Escucharon la puerta al final de las escaleras, alguien iba hacia ellos. Ricardo quitó la última repisa y Axel sacó la multiherramienta de mi bolsillo.
-¡Apresurate, alguien viene!-presionó Ricardo mientras su amigo maniobraba la manija con la ganzua de su multiherramienta.
No era que Axel fuera ningún ladrón ni nada por el estilo, pero su abuelo era cerrajero y le había mostrado un par de trucos. Sus manos temblaban, pero lo peor vino después.
-Axel-le llamó Ricardo, había temor en su tono de voz.
Axel volteó y lo que miró fue impactante. Ricardo iluminaba a lo lejos una manta tendida en el suelo y el muñeco no estaba en su sitio.
-¿A dónde fue?-preguntó Ricardo.
-No lo sé-Axel sacó el rosario de su bolsillo apuntando en esa dirección y Ricardo prosiguió con la puerta y la ganzua.
Se escuchaba pasos provenientes del final de la escaleras, se acercaban poco a poco. Axel sólo rezaba y mantenía la cruz al frente.
-¡Vamos!-Ricardo tiró de su camiseta y lo metió a la puerta. Había logrado abrirla-, ¡Apaga tu linterna!-le pidió y cerró la puerta.
Axel no pudo evitarlo, apenas apagó su linterna echó un vistazo por el cerrojo. Escuchaba su respiración, fuerte y profunda mientras sólo podía ver el pie de las escaleras a través del orificio.
-¿Qué está pasando?-preguntaba Ricardo.
-Espera-le dictó a su amigo. Estaba a la espera, los pasos se acercaban más a cada segundo.
Pronto, un hombre apareció, tenía ropa oscura y una marca en la mejilla, apuntaba a todos lados con un arma. Se miraba asustado y respiraba agitado. El sujeto caminaba hacia la dirección de ambos, pero justo en ese instante se escuchó algo. Una cosa que se había caído al suelo en algún punto del sótano. Axel sabía que era esa cosa, ese maldito muñeco.
-¡Hazte a un lado!-gritó Ricardo y lo quitó para agacharse y ver por el cerrojo. Axel se hizo hacia atrás, estaban a oscuras.
-Algo del otro lado me está tapando la visión-dijo Ricardo y se levantó.
-¡AHHHH!-se escucharon los gritos del hombre en el sótano.
Ricardo se asustó y se hizo hacia atrás, él eran un chico grande, así que apenas golpeó a Axel éste cayó por un grupo de escalones y terminó en una especie de lodo. Ricardo llegó hacia él en seguida y lo puso bajo la luz de su lámpara, su expresión era de terror.
-¿Es lo que estoy pensando?- cuestionó. Axel se giró y se encontró con un cráneo, habia un esqueleto a su lado sobre el lodo. Con repugnancia, retrocedió con sus manos.
-Es un cráneo-dijo Axel tomando un respiro.
-Ven, salgamos de éste maldito lugar-añadió Ricardo y lo ayudó a ponerse de pie.
-Me torcí el tobillo-tuvo que admitir Axel y su amigo lo ayudó a caminar.
Pasos adelante se encontraron con tres diferentes túneles, debían tomar uno de ellos y decidieron que fuera el de en medio.
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Par ese momento los detectives Ortiz y Valdez habían subido a la planta alta de la casa con las armas en mano apenas habían oído el disparo. Eran veloces, así que no tardaron nada en llegar. Había sangre en el suelo y el cuerpo de Crimson. Ortiz tomó la delantera y le revisó el pulso.
-Aún tiene pulso-dictaminó el detective y miró a Valdez. Éste ultimo tomó su teléfono y llamó a emergencias enseguida.
-Aquí el detective Valdez, código 245831. Necesito una ambulancia en Golden Gates ahora mismo-mencionó.
Ambos escucharon un sonido y se levantaron en armas. Felix apareció con las manos arriba y ellos le ordenaron detenerse.
-¡Oigan, tranquilos!-dijo.
-¿Quién eres?-preguntó Ortiz.
-¿Qué le hiciste a Crimson?-preguntó Valdez sin soltar el arma.