Bruja del Bosque (el coleccionista -parte 2)

El coleccionista. Rebi apasionada. Iré al pozo.

El coleccionista. Rebi apasionada. Iré al pozo.

Ella es pura locura, y fuerza de magia..

Al sentir su calor hacía, fue como una penetrante atracción. No tenía defensa alguna con lo cual poder sobreproteger mi corazón de tal asedio. Rebi era un demonio y un ángel que reinaba allí en el mundo de mi interior. Luego me soltó.

- Por hoy está bien – Hace tiempo que quería hacer esto.

- Eh...no sé qué decir...

- No es necesario – Manifestó - !Je! !Je! – y Esbozó claramente una ligera risita.

Quizás es mejor no expresar palabra ni gesto para evitar un entendido diferente. De camino a las cabañas, ella abrazaba aun su peluche y fue que me realizó un comentario extra con la pregunta

- ¿Cuándo será que vayas?

- mañana. Sera mejor de noche

- Pero será más peligroso

Por alguna razón prefería la noche al día. Es cuando laa almas del otro mundo y los seres se manifiesta. Prefieren esconderse en la oscuridad para que nadie pueda ver su pena.

- trabajo mejor en la noche. – Era mentira. Pero si veía algo extraño seria más fácil detectarlo. Por cierta capacidad debido a la maldición. El monstruo podría estar suelto es por ello que no quiero incluir a Rebi en ello. – Tú, deberás estar atenta y monitorear todo lo que haga ¿Correcto?

A ella no le agradó la idea. No quería dejarme solo, sin embargo era mejor de esta manera.

La nieve comenzó a caer con mayor ímpetu. Será mejor correr hasta las cabañas. Dije y de mi aliento podía exhalarse el vapor debido al frio. Aquí cerca de la cordillera los vientos son abismales y traen consigo la húmeda fortaleza del pacifico.

- Cuando termine quiero ir a un lugar especial – Dijo ella

- ¿Un lugar especial?

- sí.

- ¿Cual?

- Ya te diré

Al llegar se oían ruidos extraños detrás de una de las cabañas. Una gallina salió corriendo a gran velocidad

- ¡Will!

- ¡¡Shh!! – Le pedí silencio – Y extendí mi brazo como línea para que se quedase quieta Rebi – Iré a ver qué sucede – Tu quédate aquí

- Ejem! –Asiente ella

Caminé sigilosamente. Una sombra se movía. Se produjo un alboroto. Podría ser algún zorro o puma. ¿O probablemente algo peor?

Rebi se apretaba los dientes y coloqué mi mano en mi chaqueta dispuesto a sacar mi arma si era lo que imaginaba.

La sombra se trasladó y otra gallina salió del corral. La nieve se esparcía y el viento con un soplido despeinó mi visión. Vamos Willi, no es nada.

Rebi dio unos pasos y pisó una rama generando un ruido abrumador. La miré con enojó pues le pedí que permaneciera en silencio. La sombra se agrandaba en una gran forma uniforme y anómala.

- Viene hacia aquí! – Me dije. Estaba detrás del corral, y los arbustos se movían como las ramificaciones de los árboles aledaños – Viene hacia aquí!! !Viene!

La sombra se confrontaba. Crecía y crecía; se expandía de tal manera que manifestaba una gran porción desproporcionada. Rebi, no aguantó y fue hacia mí sin dudarlo. Debería regañarla, aunque sé que lo hizo para no dejarme solo confrontando lo que pudiera suceder.

- ¡¡¡¡Te dije….!!!!

- ¡¡¡Will..!!!

- ¡¡Ahhhh..!! – Dijimos ambos con un grito. De inmediato el susto nos aplacó las gargantas.

- ¿Disculpen? ¿Están bien? – frunce el ceño.

- ¿Diego? – Nos preguntamos

- El mismo. ¿Vienen de una salida?

- ¡¡Sí!!. Fuimos a cenar. –

Intenté preguntar qué estaba haciendo, pero se adelantó rápidamente.

  • Estoy controlando los animales. Comenzaron hacer alboroto. Ahora..!uf! debo ir a buscar una de las gallinas que escapó. ¡Ahh! Si preguntan…¡Je! ¡Je!.. me quedé en casa de Ana. Me es más fácil en estos tiempos complicados del clima en esta zona poder movilizarme a mi trabajo.
  • Está bien – No es necesario que nos digas – Comenta Rebí
  • ¿Perdona, ni he preguntado bien tu trabajo?
  • Tampoco les he dicho. Hago de todo. En la capital de Buenos Aires, soy profesional, pero decidí años atrás venir a vivir a Bariloche.
  • Lo mismo que Ana
  • Claro, y estoy trabajando en diferentes aéreas. Entre ellas turismo, pero también en un aserradero. En turismo debo cubrir una base un tanto lejos de por aquí – Señala un punto lejano - Pero el pasar la noche en las cabañas de Ana me facilitan el trayecto al otro día
  • ¿No me digas que te diriges caminando hacia esa colina? – Queda totalmente sorprendida Rebi. -
  • Así es, pero estoy acostumbrado. Y de hecho comienzo mi trabajo analizando el ambiente y el estado en que se encuentre.
  • Claro. – Pensé – ¡Oye Diego!
  • ¿Sí?
  • ¿Has visto moradores por esta zona?
  • ¡Siempre lo hay!
  • ¡Perdón! Me expresé mal. ¿Perdonas que se encuentren realizando tareas como de no sé? – Pensaba como programar la pregunta dudando.
  • ¿?
  • Personas que realizan actividades clandestinas de minería, o arqueología. -
  • ¡¡Mmmm..!! No los he visto, porque como estoy en la colina, no trabajo como vigía, pero de ello se encarga la policía local.
  • ¡¡Tiene sentido!! – Me dije con la mano en el mentón analizando rascándome la barbilla. Él, seguía vacilando dubitativo.
  • Lo veo muy intranquilo señor William.
  • Es que estoy un tanto cansado
  • Perdone nuevamente. Hacen una linda pareja y aquí los estoy interrumpiendo ¡Je!
  • ¿Verdad que lo somos?
  • Claro que no somos pareja.. ¿Por qué todo el mundo dice eso?
  • Señor William no conozco mucho de la química y los secretos esos del amor, pero si sé que hay personas que cuando se conocen forma un vinculo, una alquimia especial que los hace únicos e inseparables. Como esos llamados compañeros que están destinados a encontrarse en todas las vidas para estar juntos. Eso es parte de lo que llamamos amor.

Lo escuchábamos atentamente, y no podía decir más nada. Rebi no me quitaba la vista.

  • Es mejor que me vaya a buscar esa gallina. Tengan un buen descanso. Nos vemos por la mañana. ¡¡Adiós!!
  • ¡Adiós! – Lo saludamos y nos dirigimos a nuestra cabaña.




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