El coleccionista. William en peligro. La bestia es Diego. La cueva es un lugar peligroso. No existe tal mineral.
El monstruo acechaba mi mente con una respiración que se expandía por toda la zona de los alrededores.
A medida que me iba adentrando al bosque, realizaba un reconocimiento de terreno. Era imperativo no dejar huellas. Expandí antes de que me descubriera la bestia, pues estaba seguro que podría rastrearme un líquido con un olor pestilente. Eso atrajo otra clase de animales curiosos. El terreno de lagunas y piedras se entremezclaba con los arboles viejos de tiempos primigenios. Eran otra clase de cipreses gastados. Lo notaba por su corteza. Rebi, ya me había indicado. Tienen otra contextura que no puedo discernir claramente, y es por el efecto que contiene la cueva, o agujero en el cual se esconde aquel mineral preciado
La noche anterior complotamos con un mapa todos los posibles casos.
Dos empresas multinacionales explotadoras de petróleo.
Una perteneciente al eje de los aliados del águila Blanca, y la otra al eje de los rojos del ex – Kremlin, y hoy llamado el oso rojo. -
Aparentemente nos darían apoyo, según Emilio, pero el día de la masacre de la bestia nos atacó sin remedio. Cambió de parecer. ¿Y el gobernador de la provincia? Raimundo Basavilbaso, proveniente de una familia oriunda de Rio Negro muy poderosa que adquirió tierras en las épocas de la conquista del desierto, aniquilando Tehuelches, mapuches y gauchos.
La cuestión es que ahora tenemos un gran desmadre; embrollos tajantes de poderosos que quieren explotar la zona por sus ricos minerales. El mineral que supuestamente se desconoce y solo aquí en esta región de Bariloche puede obtenerse. Y una bestia, real en todos sus sentidos que nos acecha de manera brutal y asesina que está dispuesta a destruir a todo lo que se le acerqué. A todo aquel que quiera profanar ese agujero misterioso.
Mientras continuaba adentrándome los pájaros se alborotaban. Si bien la zona estaba marcada, era inusual que hubiera tantas yendo y viniendo. Generalmente se produce por la llegada de un depredador. Aunque no podía ver en el cielo nada semejante. Y las copas de los árboles completaban la misión de cubrir todo el alrededor.
Proseguí por el mismo arroyo hasta un descenso y descampado entre tumultuosas rocas que impedían el recorrido.
-¿No recuerdo este sector? - Pensé titubeando - ¿no creo haberme perdido? – me pregunté – pediré ayuda a Rebi – Rebi!
- ¡Te copio Will!
- Necesito un mapeo topográfico de la ubicación
- ya lo tienes – Ella envía un escaneo desde su máquina a mi móvil con imágenes por satélite
Al verlas me sorprendí.
Ella frunció el ceño y verificó al escucharme.
Un movimiento de las aves en el cielo se producía como un destello. Algo se estaba acercando de forma inminente.
Un leve suspiro de las hojas y el viento comenzó a soplar fuertemente. Eso quiere decir que alguien se estaba acercando. Una luz reflejaba a unos diez metros ¿Puede que sea alguno de esos mercenarios de las empresas? Al acercarme unos metros, pude ver que esa persona era Diego
Los veía. Un contingente de personas que parecían nativos de la zona con túnicas blancas. ¿Quiénes son ellos?
Aquellos estaban preparados con armas de lanzas, arcos y flechas. Volví a esconderme entre la maleza para no ser descubierto. Aunque podía decirse que podría estar en problemas si me descubrían.
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Editado: 08.06.2025