Bruja del Bosque (el coleccionista -parte 2)

El coleccionista y la mujer araña y el domador de demonios. Belle va por Lucius, y Lucius va por los siameses.

El coleccionista y la mujer araña y el domador de demonios. Belle va por Lucius, y Lucius va por los siameses. -

Tengo un amigo de la profesión que es un poco extraño, y su mujer es peor

Belle, fue directo a los estandartes del bajo flores para encontrar a Lucius.

En la silla de Legva aquel estaba sentado e inconsciente.

  • ¡Es un tonto! Pretende regresar a un peligro inminente.

Belle, aun estaba aturdida por el accidente. Había pasado una tragedia en el laboratorio y su cuerpo aún estaba un tanto convulsionado. Encontrar a su proyecto en tan solo una piel seca en el suelo y sin nada dentro. Era un problema. Todo el laboratorio era un desastre total. Pero su mayor preocupación fue esa premonición sobre Lucius. Los siameses lo aniquilarían. Debía evitar que fuera allí a toda costa.

  • ¡Rayos! Me duele el cuerpo – Había subido la fiebre de Belle de forma inmediata – sus células se movían a una gran velocidad, y pronto ellas se unían como una mitosis a otras que estaban instalándose como intrusas. – el corazón le latía. El suero de ofidio no servía. Una cobra era aniquilada por una tarántula y ahora. Las células de una proclamaban a la otra como su propiedad. Belle absorta comienza a sentir un resquemor en su piel y se rasca ante una comezón bastante hostil similar a la picadura de mosquito. - ¿Ep? – descubre diminutos cabellos negros y naranjas que salen de allí. - ¿Qué es esto? - Se preguntó dubitativo y un tanto nerviosa. La piel se le erizó y en sus ojos se dibujó la imagen del proyecto X devorando una serpiente y luego a ella –

Fase concluida. Mutación satisfactoria.

Belle, se mareó por todo lo sucedido y fue hasta un negocio de bebidas para comprar una botella de agua. Unas cuadras siguientes la guarida de Legva en el bajo flores, pero no sería necesario. Los hombres de Lev ya la esperaban para llevarla a otro sitio.

  • Vendrá la mujer de Lucius. Como un armaggedon. ¡¡Y va hacer mierda todo!!

Lucius continuaba inconsciente en otro plano y regresó a Baba.

  • ¿Otra vez aquí?
  • Lleven a la mujer al paso de la calle oscura y allí, el resto será por mí cuenta.
  • ¿Es peligrosa?
  • ¡Je! Lucius está loco al tener una esposa así

Lev sabía que de alguna forma no podría solo aquel hombre

  • BABA ….es peligroso para una sola persona – Se dijo Lev.

Belle se dirigió al ingreso del barrio y un hombre la esperaba. En silencio pidió que se detenga colocando la palma de la mano delante de ella

  • ¿Quién eres? – Preguntó Belle con cierta hostilidad

Él, respondía con señas fáciles de entender.

  • ¿vienes por mí?

Asiente

-¿Lucius? ¿Sabes dónde está?

Asiente y le pide que lo siga

Al llegar a la calle inmediata a la salida allí estaba la llamada zona oscura

Señala que camine directo. Belle respira hondo y toma partido de ello. Al dirigirse allí la oscuridad la cubrió por completo

  • Bien Lucius. Ya tienes la ayuda necesaria. Solo espero que la mujer araña no acabe con todo Baba y los siameses…¡Je! – Se ríe Lev, mientras bebe una copa que le sirve el barman.
  • ¿Dónde me encuentro? Esto no puede ser posible.

Lucius desde la silla, continuaba durmiendo, y despertó su cuerpo y mente nuevamente en las cercanías del pueblo maldito de baba. Varios cuerpos comenzaban a moverse. Eran cadáveres mutilados de zombis que habían perdido la vida tiempo atrás y eran masacrados una y otra vez sin importar las consecuencias. Una condena agradable para todos los estilos.

  • ¿Así que otra vez aquí? debo ser precavido este monstruo puede aparecer en cualquier momento y lugar. En definitiva es su dominio.

Lucius luego de conversar conmigo con relación al libro, debía ver al verdadero y principal jerarca de la maldición que persiguió al tal Jaime. Aquel que escribiera esos relatos de terror que tenían el poder de cumplirse como realidades estremecedoras. Pues los siameses lo buscaban para llevárselo. A pesar de que no tenía condena como los demás, los siameses lo querían a él, principalmente. Era como si aquel escritor de cuentos de terror tuviera un poder por encima de esos monstruos, pues bien es sabido que ellos solo son un esbirro de abominación que solo reinan allí, y que forman parte de la cultura folklórica de Buenos Aires, como lo es el hombre de la bolsa en el mundo, la bruja de Blay, la llorona y muchos otros que posen sus propios territorios. Hay seres más poderosos que estos espectros que vagan en la dimensión de lo paranormal.

El Doctor Gunnes, no tuvo más remedio que adentrarse en los profundos secretos del pueblo de Baba. El pueblo maldito de la muerte. Mientras caminaba veía a las morias. Las tres mujeres colgadas como castigo lamentándose en el centro del pueblo, y a lo lejos un lago de desesperanza que ubica a los que quieren ahogarse para no sufrir otros tormentos. En algunos sitios hombre y mujeres corriendo y detrás de ellos arañas que los persiguen y los atrapan para jugar con ellos y luego devorarlos poco a poco, cada vez más a fin de que el próximo día renazcan y sufran nuevas torturas, y así como Sísifo lleva la piedra una y otra vez en el hades, ellos reciben la peor tortura. Baba por así decirlo era una sucursal del orco. Allí las almas condenadas iban a sucumbir en múltiples torturas una y otra vez. Generaciones de personas y seres de otros sitios, hijos de hijos de. Y entre esas barbaridades, la razón del verdadero punto en el que llegan. Aquí vienen los pecadores. Los peores.

El rey lo ha dicho. Peor que nosotros es el ser humano. Nosotros solo cumplimos nuestra función elemental.

Lucius, entendía aquella leyenda, y llegar a Baba sin permiso y sin ser convocado era un desafío contra aquellos reyes malditos de una cabeza en dos personas.

  • Bien, si no me equivoco debería ir nuevamente a la calle indicada – Esta vez trataré de entablar una posición con ellos, sin temerles. Ya que ellos se alimentan del miedo que uno puede poseer sobre el ambiente. En definitiva la fuerza de los siameses se basan en el horror que ingresa en el interior de la mente y escapa a todo el sistema corporal hasta tocar el corazón y dentro de él, el alma que comienza a oscurecerse del temor.
  • ¿Dónde estoy? –¡¡Uiff!!…. ¿Ese hedor? Ufff…. – Belle se tapó la boca por el aroma que en su nauseabundo y enfermante perfume pestilente calaba los huesos de temblores, y arremetía los órganos. Ella sintió arcadas queriendo vomitar la bilis de su estomago, y en un momento sintió un impacto en su corazón que la golpeó. Era un síntoma muy particular que no comprendía - ¿Qué fue eso? ¡¡Cuak!! ¡¡Cuak!! – Comenzó a toser fuertemente y se agachó, e intentó lanzar los fluidos, pero sin descuido de ello, creía que todo lo que estaba ocurriendo era por estar en ese lugar sombrío. –




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