Brujas, La Legión

Capítulo 5

La joven bruja Heidi había llevado a Jessica a su dormitorio, después de usar un simple encantamiento en ella para que se quedara dormida. Jess no dejaba de llorar y de pedir a gritos que la llevaran con la directora Han, las demás brujas en el lugar no la dejaban pasar por órdenes de la directora, nadie podía entrar a su oficina, por la obvia razón que no estaba ahí, así que lo único que pudieron hacer, fue poner a Jess a dormir. El resto de las brujas en La Academia se quedaron buscando a Sally y Evangeline con hechizos de rastreos que, otras estaban proyectándose astralmente a lugares cercanos, donde sus hermanas pudieran estar, pero hasta el momento, ninguna había logrado localizar a Eva y Sal. Incluso, había una que otra bruja que cuestionaba si realmente estaban perdidas o simplemente se habían ido.

Jess dormía en su cuarto, la joven Heidi estaba sentada en el escritorio al lado izquierdo de la habitación, utilizando la computadora para intentar localizar a las brujas perdidas. Los sueños de Jess nunca habían sido normales, siempre soñaba con destrucción global, pero esta vez, se encontraba sentada en una banca blanca en un parque que nunca había visto.

—¡Jess! —escuchó un grito a lo lejos, no sabía en qué dirección venía.

—¡Jessica! —esta vez el grito era de una voz diferente.

Jess conocía esas voces, había entrenado toda su vida escuchando esas voces, eran Sal y Eva. Jess comenzó a correr por el lugar, pero no lograba encontrar el lugar de donde los gritos provenían.

—¡Sal! ¡Eva! —gritó la joven, sin obtener respuesta. —¿¡Dónde están!?

Parecía que había corrido por al menos dos horas, sentía sus piernas temblar y las gotas de sudor no dejaban de bajar por sus mejillas, pero no se iba a detener, tenía que encontrar a sus hermanas. Mientras corría por el parque, vio algo que no había visto antes, unas gotas de sangre que parecía iban dejando un rastro, Jess las siguió sin dudar, pero éstas salían del parque, y Jess sabía que no podía dejar el parque, le habían dicho que no abandonara el parque, había sido una orden directa y ella, como soldado, no podía desobedecer la orden. Los gritos se hacían más fuertes mientras más se acercaba a la salida del parque, Jess se posicionó en el borde del portón de salida del parque, sentía que sus hermanas estaban frente a ella, pero no las podía ver, sabía que tenía que salir del parque.

—¡Eva! ¡Sal! No puedo salir, tengo órdenes.

—¡Jess! —sonaban los gritos, pidiendo ayuda.

Jessica Lithuriel puso sus pies fuera del parque, el cual, se desmoronó por completo, aparecieron miles de demonios y destruyeron el lugar, había sangre por todas partes, incluso sin haber ninguna persona ahí, los demonios se reían de ella, destruían el lugar, el fuego quemaba cada uno de los árboles ahí presentes, parecía que la destrucción nunca iba a terminar. Jess estiró sus manos y sus látigos aparecieron, iba a entrar nuevamente, pero un agarre la detuvo, era Sally.

—¡Sal! ¡Oh por Dios! —Jesica abrazó a su hermana, puso sus manos en la cara de Sally y peguntó: —¿Dónde estás?

—Cerca. —contesta Eva apareciendo detrás de Sally. —Debes encontrarnos, tenemos que detener lo que está por empezar, antes de que empiece, sé que lo sientes, las tres lo sentimos, algo grande viene.

—Eva… pero no sé dónde buscar. No puedo enfrentar a los vampiros sola. —dijo Jess abrazando a Evangeline.

—Los vampiros son sirvientes, lo sabes, necesitan a alguien que los guíe. —dice Sally esta vez.

—¿Están diciendo que ellos no las tienen?

—Eres muy inteligente, la fuerza bruta nunca es la respuesta. ¿Recuerdas cuando éramos niñas? Siempre te vencía porque era más lista que tú. —Sally habla mientras sostiene a Jessica de sus mejillas. 

—Además Jess, eres una bruja, la sangre de Lucifer corre por tus venas, nunca estás sola. —se acerca Eva.

—Romper las reglas tiene consecuencias, pero sabemos que no nos vas a dejar solas. Te necesitamos Jess. —las tres brujas se abrazaron, Jessica las sostenía lo más fuerte que podía, sabía que no eran reales, pero necesitaba a sus hermanas cerca.

—Las voy a encontrar. —dice Jess rompiendo el abrazo.

—Confiamos en ti. —dice Sally. —Ahora, ¡despierta! —gritó

Jessica se sentó en la cama de golpe, estaba bañada en sudor, y de su nariz salía una pequeña gota de sangre, la cual detuvo con su mano antes que cayera en su cama. Jess sacudió su cabeza, analizó el lugar por un momento.

—Heidi, ¿Qué estás haciendo acá? —pregunta Jess una vez que se acostumbró a la luz.

—Cuidán… ¡Oh por Dios! ¿Qué te pasó? —Heidi se levantó rápido del escritorio al ver la sangre en la nariz de Jessica.

—No lo sé, estaba soñando con Eva y Sally. Necesito buscarlas, tengo que hablar con la directora Han, ahora mismo. —Jessica comenzó a levantarse, ignorando el pequeño mareo que sentía.

—No puedes, Han dijo que nadie podía molestarla y que no había permiso para ninguna misión hasta que ella saliera de su oficina. Todas aquí estamos haciendo todo lo posible por localizar a Eva y Sal, no te preocupes, necesitas descansar.

—Lo siento, pero tengo que hablar con la directora.

Jessica terminó de ponerse sus zapatos con tacón de al menos doce centímetros, se levantó de su cama, se ató su cabello en una cola de cebolla, asomó su cabeza al espejo a su derecha e hizo una mueca de aprobación, no era su mejor maquillaje, pero no tenía tiempo para arreglarlo. Caminó a la puerta, para dirigirse a la oficina de Han. Heidi se colocó en la puerta, negándole la salida.



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En el texto hay: accion y amor, aventura., accion drama

Editado: 28.11.2020

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