Brujas, La Legión

Capítulo 15

En la sala de juntas del hotel Zanz se abrió un portal, uno que lucía casi como un espejo, pero en el fondo de éste se veía a tres mujeres acercarse a toda velocidad. Una vez arribaron al final del espejo, éste se rompió dejando añicos por todas partes y Jessica, Eva y Sally aparecieron.

—Eso duró más de lo que pensé. —dijo Eva.

—Tenemos que ir a La Academia a esconder esto. —avisa Jess señalando la vasija.

Las demás presentes solo asintieron y siguieron a Jess. Las tres brujas sentían el cansancio en su cuerpo, viajar en el tiempo había debilitado sus poderes, solo necesitaban unas horas para recuperarse y aunque las tres lo sabían, también estaban al tanto que no tenían unas horas, Han podía aparecer en cualquier momento y arrebatarles la vasija de las manos, hasta el momento, el lugar más seguro que conocían era La Academia, tenían que ir allí en ese momento.

Salieron de la sala de juntas, y caminaron a paso rápido pero cuidadoso por el lugar. A las tres les parecía extraño que no hubiera vampiros por ninguna parte, siempre estaban ahí, haciendo guardia o alimentándose. Pero en ese momento no había nadie, el hotel estaba completamente vacío.

—Extraño. —dice Sally.

—Debemos salir de aquí lo antes posible. —añade Eva y se adelanta a las tres.

Eva salió del pasillo por el que venían, apareciendo en la recepción del hotel. No había nadie. Eva levantó sus manos, avisándole a sus hermanas que era seguro que vinieran, las dos brujas avanzaron a paso rápido. Eva comenzó a correr hacia la puerta de salida, pero una daga aterrizó justo en su estómago, la mujer dobló su cuerpo, en un intento de mantenerse en pie, pero sentía como su cuerpo quemándose de adentro hacia afuera. Y cayó al suelo, escupiendo sangre.

—¡Eva! —gritaron al unísono Sally y Jess.

Las dos brujas activaron sus armas, y se acercaron al lugar despacio. Jess sostenía un látigo con una mano y con la otra apretaba la vasija contra su cuerpo, sabía que no podía dejar que nadie le arrebatara aquel tótem de ella.

—Eva, tranquila. Respira hondo. —le dice Sally que se había inclinado ante su hermana. Luego sacó de golpe la daga, colocó su mano sobre la herida y utilizó el hechizo de sanación. Mientras Jess permanecía de pie, cuidando el lugar.

Apenas Sally terminó de decir las palabras en latín, su hermana se pudo levantar. Eva activó su espada y sacó de su saya. Sally cogió la daga del suelo y se quedó observándola.

—Eva, Jess, esta daga está bendecida con agua bendita. —avisa Sally.

—¿Padres? —pregunta Eva, cogiendo la daga de la mano de su hermana.

Un sonido que algo se quebró alertó a las brujas, las tres se colocaron en posición de lucha y chocaron sus espaldas. Estaban en un círculo esperando que alguien apareciera.

—Un vampiro jamás hubiera sido capaz de siquiera tocar una daga bendita. —dice Jess.

—Jess, debes irte. Debes llevarte esa vasija, nadie puede saber que la tenemos. Debes ir a La Academia y enviarla por la puerta dimensional que creamos. —dice Eva.

—Tú puedes transmutarte, eres más rápida. —contesta Jess.

—No tenemos fuerza para crear un portal. El viaje nos debilitó y no puedo transmutarme, podría aparecer en cualquier parte. —avisa Eva.

Una sombra frente a ellas pasó a una velocidad sobrehumana, pero las tres brujas lograron verla. No habían visto algo así de rápido nunca. La sombra volvió a pasar, pero ésta vez más cerca de ellas y se detuvo justo frente a ellas. Las tres brujas lo reconocieron al instante, era el hechicero que habían enfrentado cuando vinieron al hotel. El hombre soltó una pequeña risita, era algo diabólica, pero no provocó lo que esperaba en las brujas frente a él. Olsen levantó su mano y las lanzó volando casi un metro de donde estaban. La vasija cayó al suelo. Olsen comenzó a caminar hacia la vasija, pero cuando intentó levantarla, una flecha entró directo en su pecho. Jessica movió su brazo y envió al hombre contra la pared con una onda telequinética. Eva se levantó del suelo lo más rápido que pudo, Olsen estaba en el suelo del pasillo que llevaba a la sala de juntas. El hombre se levantó y lazó una bola de fuego de su mano directo a Eva, pero la bruja la sostuvo en aire y con un movimiento se deshizo de ella, luego se colocó a al menos dos metros del hombre, juntó sus manos y luego abrió sus brazos, un aura transparente, con una refracción de luz como el arcoíris se creó frente a Olsen. Un campo de fuerza que lo iba a retrasar.

—Tienen que llevarse la vasija ahora. —dice Eva. —Sintieron su poder, es muy fuerte.

—Eva… —dice Sally, que sostenía la vasija en sus manos.

—Eva, no puedes retenerlo sola. —dice Jess. Viendo las gotas de sangre que salían de la nariz de su hermana.

Olsen golpeaba el campo de fuerza con bolas de fuego, ondas telequinéticas, incluso, con sus propias manos.

—Sally, llévate la vasija. —dice Jess. —Enviarla por esa puerta es la única opción que tenemos. Quedaría perdida en el limbo, nadie jamás la encontraría.

Jess corrió hacia donde Eva y sostuvo su mano, con solo ese tacto sus cuerpos y poderes se vincularon. Sally demostraba tristeza en su rostro, no podía dejar a sus hermanas abandonadas, siempre peleaban juntas.



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En el texto hay: accion y amor, aventura., accion drama

Editado: 28.11.2020

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