Brujas, La Legión

Capítulo 16

—¿Dónde estamos? —pregunta Jason a Alejandro.

Ambos habían arribado a una especie de bosque, pero al final de la colina en la que estaban, se veía que había un pueblo. En el lugar se podía respirar tranquilidad pura. Sonaba un río de fondo, los pájaros cantando e incluso si ponía atención, podías percibir el olor de pan recién hecho proveniente del pueblo.

—Aquí nací. —dice Alejandro. —Es el único lugar que conozco, además del Vaticano, no sabía dónde más ir.

—Lo que hiciste antes fue… asombroso. Ningún hechicero sería capaz de detener un lanzagranadas y salir ileso. —alaga Jason.

Alejandro solos se encoge de hombros, dejando ver una pequeña sonrisa. Aún no entendía muy bien ese mundo, no entendía lo poderoso que era.

—¿Te vas a…? —comienza Jason.

—No. Tenemos que detener a Han y el papa. —contesta Alejandro.

—Aún no sabemos exactamente qué es lo que quieren hacer, pero debemos detenerlos. —dice Jason.

—Entonces, debemos averiguarlo. —añade el joven Zarzakovich.

El padre de Alejandro había pertenecido al ejército, el hombre había servido por más de veinte años. Y siempre quiso que su hijo siguiera sus pasos, misma razón por la que nunca apoyó que éste quisiera ser papa. Pero antes que Alejandro dijera lo que realmente quería ser, su padre siempre lo traía a este lugar a entrenar, no entrenamiento físico, sino mental. Y una lección que siempre le repetía, pero Alejandro nunca creyó le funcionaría, fue: “debes entrar en la cabeza de tu enemigo, solo así podrás vencerlo.” Y finalmente podría utilizar algo que su padre le enseñó. Debían entrar en la cabeza del papa, Alejandro sabía que definitivamente habría un hechizo o algo que hiciera las cosas más sencillas.

—Jason… —comienza Alejandro. —El papa Santiago no es tu padre, pero tienes una conexión fuerte con él, ¿hay alguna manera que puedas acceder a su mente? —termina.

—¿A su mente? ¿Para qué? —Jason sonaba algo desubicado.

—Debes conocer a tu enemigo. —Alejandro hace una pausa. —Eso es algo que mi padre siempre me decía, y en este mundo, debe haber una manera de traer ese dicho a la realidad. Si logramos acceder a la mente del papa, vamos a descubrir su plan.

—¿Y por qué tengo que hacerlo yo? Tú eres más fuerte. —dice Jason y se sienta en el césped, doblando sus rodillas y colocando sus codos sobre ellas.

Alejandro se inclina frente al chico, duda en si ponerle sus manos sobre las de él, pero decide no hacerlo.

—Porque él te crió, no hay conexión más fuerte. —dice Alejandro.

Jason estira sus manos y toma las de Alejandro. Dejando al joven Zarzakovich desubicado.

—Debes venir conmigo. Han debió poner un hechizo en la mente de Santiago y si es así, ella es muy fuerte, te necesito para luchar contra ella. —termina Jason.

—Está bien. Hagámoslo.

Ambos chicos se recostaron en el césped, cerraron sus ojos y suspiraron. Jason cogió la mano de Alejandro y luego dijo: Mihi in animo ese e labyrinthis temet explices patris tui, et filii eius arbitratu discedunt. El cuerpo de los hombres se volvió translúcido, sus almas habían abandonado sus cuerpos, y volaron directo hacia la mente del papa Santiago.

—¿Cómo sabemos que estamos en la mente del papa? —pregunta Alejandro.

—No lo sabemos. Pero tenemos que apresurarnos, si un demonio encuentra nuestro cuerpo sin alma, lo va a poseer. —avisa Jason y comienza a caminar.

Los chicos se encontraban en una especie de pasillo, oscuridad se veía a por kilómetros, sonido de maquinaria sonaba por todo el lugar, al igual que martillazos a tubos de metal, humo blanco había por todo lado y unos enormes tanques con números en ellos.

—¿Cómo vamos a saber lo que queremos saber? —pregunta Alejandro.

—Nunca he estado en una mente antes. No lo sé. —dijo Jason.

—Entonces debemos irnos, nuestro cuerpo está en peligro. —avisa Alejandro.

—Tenemos que descubrir lo que Han y él quieren lograr.

Ambos hombres cayeron desmayados al suelo. Y un recuerdo de Han entró a sus cabezas.

Aquel recuerdo era de cuando Han y Santiago eran jóvenes y estaban enamorados, salían a todas partes. Los padres de ambas familias se oponían, Han era una bruja y los padres de Santiago siempre habían servido a la iglesia.

Jason y Alejandro se despiertan.

—¿Qué fue eso? —pregunta Jason.

—Han… —dice Alejandro ignorando lo que Jason dijo.

Ambos volvieron a caer desmayados.

El recuerdo siguió, pero ésta vez más rápido. Hasta el momento en que Han y Santiago se reencontraron, luego el recuerdo saltó hasta el momento en que La Rebelión entraba a La Academia. Jason reconoció el lugar de inmediato, había visto fotos del lugar.

Ambos hombres se despertaron.

—Bastante listos al venir aquí. —dice Han, que tomó forma de todo el humo en el lugar.

—Han… —dice Jason. —Quieres traer de vuelta a Mallory.



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En el texto hay: accion y amor, aventura., accion drama

Editado: 28.11.2020

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