Brujas, La Legión

Capítulo 22

Alejandro y Han aparecieron en el hotel Zanz, el joven Zarzakovich tenía sus manos en los puños de sus espadas, sabía que Han lo podía atacar en cualquier momento, pero para su sorpresa, al momento en que arribaron y Han no vio a nadie, caminó y se sentó en la sala de espera. Alejandro la siguió sigilosamente.

—Toma asiento. —le dice Han a Alejandro. —Tenemos mucho de qué hablar.

—Yo no tengo nada para decirte. —dice el joven Zarzakovich.

—Eso es lo que lo hace divertido Zarzakovich, solo te tienes que sentar a escuchar. —dice Han con una sonrisa en el rostro.

—¿No estás molesta? —le pregunta Alejandro a la directora mientras se sienta en el sofá frente a ella.

—Sabía que Jessica no estaba acá, soy un demonio, cariño, soy el demonio de las mentiras y el engaño, yo las inventé, nadie puede engañarme. —contesta Han. —Pero no podía desperdiciar esta oportunidad para hablar contigo.

—Astoreth. —dice Alejandro.

—Ya lo sabías hace tiempo. Sentías esa energía que salía de mi cuerpo, lo mismo que sientes cuando ves a tu padre. Lo sientes, pero no lo puedes explicar, ¿es correcto? —Han movía las manos mientras hablaba.

—Sí… —contesta Alejandro dudoso.

—¿Puedo hacerte una pregunta sobre tu padre? —pregunta Han.

Alejandro no quería estar un segundo más con aquella mujer, lo hacía sentir dudoso de todo lo que sabía. La directora tenía una habilidad de hacerlo sentir inseguro.

—No es como que tenga otra opción. —contesta Alejandro.

—¿Azrael ya te contó sobre tus verdaderos padres?

—No, no hemos pasado exactamente tiempo de calidad padre-hijo. —contesta Alejandro.

—¿Quieres saberla? —intriga Han.

—Lo que sé sobre Astoreth es que es una mentirosa profesional, nunca dice la verdad porque ésta la destruirá. Así que no, gracias, pero no quiero que me cuentes nada. —contesta Alejandro.

—¿Conoces el juramento maldito? —pregunta Han.

—No.

—Es una especie de juramento que existe entre demonios. Los demonios siempre decimos mentiras, engañamos para poder salirnos con la nuestra, por esta razón, el juramento maldito existió. —contesta Han. —Se basa en un juramento de sangre entre demonios, nos impide decir mentiras por unas horas.

—¿Quieres que lo hagamos? —pregunta Alejandro con algo de asco.

—Exacto. De esa manera, sabrás que no te estaré mintiendo. —explica la directora.

—¿Por qué quieres contarme sobre mis padres? —pregunta Zarzakovich.

—Quiero que te unas a mí, Alejandro, quiero que luches a mí lado contra Astaroth. —dice la directora.

Alejandro se acomodó en su asiento, era imposible que ella quisiera acabar con la vida de su otra mitad.

—No soy estúpido Han. Jamás asesinarías a tu parte masculina. —contesta Alejandro.

—¿Quién dijo algo de asesinar? —dice la directora. —Quiero más bien, ponerlo a dormir. Quiero absorber los poderes de Astaroth y dejarlo encerrado bajo el Vaticano, quiero que sufra lo que yo sufrí por años.

—La leyenda cuenta que Astaroth y Astoreth están enamorados, que quieren encontrar su mitad a como dé lugar, lucharán contra todos por unirse ya que su amor es el más fuerte que existe. —comienza Alejandro, luego añade: —¿Por qué te creería una palabra de lo que dices?

—Porque quiero ser libre. La leyenda, los libros. Todo habla sobre Astaroth, como fue dividido, siempre he sido la que sobra en la historia. Cuando la parte masculina y femenina de Astaroth se unan solo uno permanecerá y ese es Astaroth. No quiero morir. —dice la directora.

—No te creo ni una palabra. —escupe Alejandro.

La directora Han de un movimiento aparece junto a Alejandro sosteniéndolo del cuello, presionando con fuerza. Pero el joven Zarzakovich activó sus espadas, las que colocó en el cuello de la directora.

—Rápido. —dice Han.

—Podría asesinarte ahorita mismo. —dice Alejandro, haciendo presión con las espadas contra el cuello de Han.

—¿Qué tal si seguimos con lo del juramento maldito, y dejamos las armas lejos? —dice la directora soltando el cuello del hombre.

Han comenzó a levantarse lentamente. Algo dentro de Alejandro le pedía que aceptara el juramento de la directora, quería saber sobre sus verdaderos padres, además, debía ganar todo el tiempo posible, por lo que colocó ambas espadas en la mesita en el centro de la sala.

La directora volvió a su lugar.

—Muy bien. Ponte de pie. —le dice Han a Alejandro.

El chico hizo lo que la mujer le pedía. Luego Han cogió las manos de Alejandro, sacudió sus brazos y una pequeña herida se abrió en los brazos del joven Zarzakovich, al igual que en los brazos de Han. Una gota de sangre salió de cada herida. La sangre comenzó a levitar en el aire, la sangre de Han se mezcló con la de Alejandro en el aire, una vez ahí se formó una espiral, la cual se elevó a lo más alto de la sala de espera. El lugar se oscureció por completo, para después quedar iluminado por una luz tenue roja, emitida por la espiral en el aire.



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En el texto hay: accion y amor, aventura., accion drama

Editado: 28.11.2020

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