Brujas, La Legión

Capítulo 27

En el reino humano habían pasado dos semanas de la desaparición de Jessica Lithuriel, mientras que en el reino de Lilith habían sido dos años. Jess aún seguía encerrada en aquel calabozo, viendo todos los días a su hermano flotar frente a ella. Su magia estaba casi extinta, la bruja podía sentir cómo su poder drenaba lo último que le quedaba. Hace unos meses había decidido dejar de luchar, pasaba las horas sentada viendo a Jason, pensando maneras de escapar, pero después de dos años, la esperanza de salir del reino de Lilith sonaba imposible en su cabeza, pensaba que sus hermanas la habían dado por muerta, Astaroth estaba por cumplir su cometido, y ella no tenía la fuerza para ponerse de pie. Las voces que escuchaba en un momento desaparecieron, ahora solo escuchaba el silencio, Lilith le hizo un hechizo para que no perdiera la cordura, pero el dolor de sentir su magia desvanecerse a cada minuto, la destrozaba, pero la destrozaría más ser la asesina de su propio hermano, era Jason el único que evitaba que se quitara la vida. El hechizo para suicidarse no conllevaba una gran cantidad de magia, era uno de los más simples que existía, por lo que cada día aquel pensamiento atormentaba su cabeza.

Hoy era el día cuando Lilith vendría por una respuesta. La diosa de la oscuridad le había propuesto a su hija unirse a ella, quería que ambas fueran tras Astaroth para obligarlo a devolverle el cuerpo a Jason Wintt y así, los tres poder derrocar a Lucifer. A lo largo de los dos años, Lilith no dejaba de hablar sobre su propuesta con Jess, la bruja siempre se negaba, jamás se uniría a un demonio, mucho menos a Lilith, pero su madre era insistente, sin mencionar lo convincente que sonaba cada vez más. Jessica siempre se negó a Lilith, no quería ser parte de la venganza de su madre, pero había llegado el momento de tomar una decisión, debía morir para que su hermano viviera, pero eventualmente moriría o podría unirse a Lilith, juntas derrocarían a Lucifer y finalmente reinar el infierno. Ninguna de las dos opciones eran viables en la cabeza de Jess, en cada una había maldad, pero Jess no quería dejar morir a su hermano, mucho menos morir ella, quería volver a sus hermanas.

Las pisadas amenazantes de Lilith comenzaron a resonar en los oídos de Jess, su madre venía por una respuesta. El demonio le había dicho que ésta era la última vez que le ofrecería unirse a ella, si se negaba la iba a dejar morir en los calabozos, y luego a Jason. Jess usó la poca fuerza que le quedaba para levantarse del suelo, y luego apoyarse contra las barras que la retenían.

—Hija… —dice Lilith. —Te ves fatal.

—Gracias a ti. —contesta Jess.

Jessica estaba sucia, la mugre del calabozo había manchado no solo su ropa, sino su piel descubierta también. No dejaba de sudar, y la palidez en su rostro era sorprendente, sus labios estaban cortados por la resequedad.

—¿Ya decidiste? —pregunta Lilith sin rodeos.

—Sí.

—¿Y bien? —Lilith se acerca a su hija.

—Me uniré a ti, pero bajo mis condiciones.

En el rostro de Lilith se dibujó una sonrisa de oreja a oreja, dejando ver su dentadura perfecta. Aquello que su hija había dicho era lo que siempre había querido escuchar.

—¿Condiciones? —pregunta Lilith.

—No puedes dejar morir a Jason. Y no puedes tocar a mis hermanas. —dice Jess sin hesitar.

—Como quieras, pero para que Jason no muera debes encontrar otra fuente de poder. —dice Lilith.

—¿Quién?

—Alguien que sea de tu sangre. O al menos que haya devorado a tus ancestros. —termina Lilith.

Jess entendió lo que su madre decía, la cual no dudó en abrir la celda de su hija al notar que ésta estaba dispuesta a traerle al ángel de la muerte.

—Vas a necesitar energía. Pero aún vas a seguir conectada con Jason, no puedes morir, si mueres, él también.

Jessica no se encontraba nada feliz con la idea de trabajar con su madre, mucho menos conociendo de lo que fue capaz de hacerle a ella, su propia hija. Y no podía negar que se sentía abandonada por sus hermanas, sentía que Eva y Sally la habían olvidado, ese dolor era peor que el que sentía mientras le arrebataban su magia. Jessica estaba enterada que el tiempo pasaba más rápido en el reino de Lilith, en comparación con el reino humano, pero eso no la dejaba indemne de sufrir todo ese tiempo y ahora debía ver por sí misma y por su hermano, tenía que salvarse, y la mejor opción era unirse con su madre, era una lunática, pero era la única opción que tenía, no soportaba estar encerrada un segundo más. Luchó todo el tiempo que pudo, pero sus fuerzas estaban acabadas, su voluntad se quebró, sentir cómo su magia se desvanecía, era insoportable, era como si le arrancara su propia piel, tenía que salir de ahí, tenía que salvarse y salvar a Jason.

Lilith colocó un dedo en la frente de su hija, creando un destello, aquella luz recorrió todo el cuerpo de Jessica, llenándola de magia, no completamente, ni magia como la que tenía, más bien, era magia demoníaca y apenas sentía energía. Su cuerpo físico se arregló, pero por dentro seguía destruida y deseosa de poder recuperarse así de fácil.

—¿Cómo lo encuentro? —pregunta Jess.

—Tiene la palabra “muerte” en su nombre, querida, ¿cómo crees? —termina Lilith para después salir de los calabozos.

Jess siguió a la mujer. Subió unas gradas de cristal que había al final del pasillo oscuro que pasó analizando meses. Al salir a luz, entrecerró los ojos mientras adaptaba su mirada, luego ante sus ojos podía ver el lugar más hermoso. Era un lugar enorme, todo completamente hecho de cristal, y en ellos se reflejaban las flores de afuera, parecía como si estuvieran pintadas en el mismo cristal, tenía columnas hechas de una especie de oro, había rosas hechas de rubíes en ellas, que giraban y parecía como si la columna lo hiciera también, al final del lugar, estaba el trono de Lilith, gigante, blanco y hermoso.



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En el texto hay: accion y amor, aventura., accion drama

Editado: 28.11.2020

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