Brujas, La Legión

Capítulo 35

Después que Christopher Dyn fuera abandonado en aquel edificio, éste huyó de la ciudad, sabía que no había un lugar seguro, las brujas podían tomar venganza en contra de él, y Astoreth simplemente lo mataría por diversión, así que debía alejarse lo más posible de ahí.

El vampiro llegó a los límites de la ciudad, en ese momento, cuando pensó que estaba solo, los vampiros pertenecientes a su clan aparecieron, se posaron frente al hombre para después inclinarse y jurar lealtad, aunque Christopher ya no tenía un lugar donde resguardarlos, los vampiros sabían que no los iba a dejar morir, además, él necesitaba protección. Christopher al principio quería negarse a hacerse cargo de los vampiros frente a él, pero después de pensarlo, se dio cuenta que le serían de gran ayuda, lo protegerían y si en algún momento lo necesitara, serían una perfecta distracción.

Los vampiros vagaron por las calles vacías de los límites de la ciudad por dos días, sin comer, sin beber, muriendo de hambre y debilitándose, si seguían así, podían morir por lo que se vieron en la obligación de atacar a los habitantes de un pequeño pueblo, se alimentaron de la sangre de los humanos, aquello les dio suficiente fortaleza para seguir. Caminaron por kilómetros, ninguno de los seguidores le preguntaba a su líder hacia donde iban, lo seguían ciegamente, algunos dudaban de la sanidad de Christopher, pero sabían perfectamente que podían confiar su vida en su líder, los había transformado, y les había enseñado todo lo que saben, aunque a veces Christopher era cruel, era el mejor líder que ese clan podía tener.

El señor Dyn había escuchado desde niño las leyendas de los lobos, no sabía si eran reales, pero eran la única opción que tenía, tampoco tenía el dinero que tenía antes, no podían tomar un avión, ni mucho menos pedir un portal a alguna bruja. Desde que era un humano, sus papás le contaban cómo existían unas bestias enormes que habían sido transformadas por las brujas, siempre le pareció injusto lo que les había pasado a aquellos hombres, pero aquello siempre fue una leyenda en la mente de Dyn. Después se transformó en un vampiro, pero las leyendas de los lobos seguían siendo no más que rumores, por lo que nunca quiso buscarlos, después de firmar un tratado de paz con las brujas, sentía que no había más criaturas que lograran destruir o amenazar a un vampiro. Después de conspirar en contra de las brujas, el trato se había deshecho, ya no había nada que le asegurara que las brujas no lo iban a asesinar. Después apareció Astoreth, el demonio con la misión de destruir el mundo tal y como lo conocemos, no podía estar sin protección, mucho menos seguir tan cerca de la destrucción inminente. Por lo que se dirigía con toda seguridad a la ciudad oscura, ahí podría aliarse con los lobos, después de todo, ambas especies tenían algo en común, odiaban a las brujas.

Los vampiros caminaron por dos días más, una vez arribaron a la ciudad oscura, fueron recibidos por lobos. El olor de los vampiros era algo que no se les pasaba a los lobos, si había algo que disfrutaban más que cazar brujas, era asesinar vampiros. Todo el clan de Dyn fue escoltado por tres enormes lobos hasta lo más profundo de la ciudad oscura, para que hablaran con el alfa. Por órdenes de Dyn, los vampiros tenían prohibido atacar a un lobo, estaban buscando una tregua, no querían más guerras.

Finalmente arribaron donde el alfa. El lugar era una especie de cueva, pero a los lejos se podía ver la ciudad, aunque fuera de noche, las luces de las casas estaban encendidas, había una especie de silla enorme en la que se encontraba sentado el lobo alfa. El lobo alfa era un hombre, era el único que no había permanecido como una bestia, era el que dirigía a todos los demás, era el que se comunicaba con las demás especies y alimentaba a sus demás amigos. Era un hombre alto, robusto, sin cabello en su cabeza y musculoso.

—Señor… Dyn… —saluda el hombre con voz gruesa y pesada.

—Señor…

—William, William Barrok. —termina el alfa.

—Señor Barrok, venimos a habar con usted, queremos hacer una tregua con los lobos.

William dejó salir una risa cínica y bulliciosa.

—¿Una tregua? —pregunta cínicamente el hombre. —¿Después de todo esto años los vampiros quieren una tregua?

—Sabes lo que viene, no podemos enfrentarlo solos, nos necesitamos y estoy dispuesto a cederte mi corona. —dice Christopher.

Los vampiros del clan se sorprendieron con lo que su jefe había dicho, si entregaba su corona, William podría ordenarles hacer cualquier cosa.

—Sé lo que viene. Astaroth destruiría a toda nuestra especie sin hesitar. —dice Barrok.

—Al igual que la nuestra. —añade Dyn. —Las brujas solo buscan el bienestar propio, solo quieren salvarse ellas, además, una bruja fue la que dejó escapar a Astoreth. Son las culpables que el mundo se vaya a destruir.

—Aunque lo quisiera, querido Dyn, no podría aceptar tu corona. Mis lobos podrían asesinar a tus vampiros en segundos.

—Por eso vengo a ti, William, puedes ordenarles que no lo hagan, podemos hacer una tregua para lograr derrocar a las brujas y vencer a Astaroth.

—¿Piensas que tenemos una oportunidad contra ese demonio? —pregunta Barrok interesado.

—Separados no. Juntos sí. —contesta Christopher. —Podemos asesinar a Astoreth antes de que se una con su parte masculina, una vez derrotada, las brujas enviarán a Astaroth de vuelta al infierno.



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En el texto hay: accion y amor, aventura., accion drama

Editado: 28.11.2020

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