Brujas, La Legión

Capítulo 44

Las pisadas de miles de hombres acercándose sonaban por todo el lugar, era un paso fuerte y sincronizado, se podía decir que eran militares, pero ellos tenían la entrada prohibida al lugar y aunque dentro del Vaticano no hubiera nadie que pudiera escucharlos, las ventanas temblaban, las pequeñas piedras rebotaban del suelo, incluso los charcos de sangre desviaban su camino.

Las puertas del Vaticano se abrieron de golpe, miles de hombres armados entraron corriendo al lugar, todos tomaron poses seguras para poder disparar, otros corrieron y se ocultaron detrás de lo primero que encontraron y el resto se quedó afuera protegiendo al hombre que los había traído. Los soldados, vestidos con ropas casuales, descansaron de sus poses, en el lugar no había ninguna amenaza, llamaron a los de afuera. El resto entraron al lugar, cada persona que entraba quedaba sorprendida por el baño de sangre que había en el lugar, había cuerpos a los que ni se les podía reconocer el rostro, sangre por todas las paredes. Después que los soldados revisaron el lugar y estuvieron cien por ciento seguros que no había amenazas, llamaron a su oficial al mando, Daniel Berret, el presidente del país.

Daniel había escuchado del ataque al Vaticano, estaba seguro que quién lo había atacado, había sido Astoreth, pero después de ver aquella masacre, cambió su mentalidad por completo, ese no era el estilo de Astoreth, ella simplemente los hubiera quemado a todos, o tal vez, los hubiera vuelto sus esclavos, pero esas personas parecía que habían sido atacadas por animales salvajes y, como Daniel sabía, lo más cercano a un animal salvaje en ese mundo, era un demonio Belwok.

El presidente les dio órdenes a los soldados que buscaran huellas, y revisaran cada lugar, un Belwok no era fácil de pasar por alto, pero era posible que hubiera uno herido, sería menos letal, pero no podían bajar la guardia. Todos los soldados que acompañaban al presidente, habían venido por el dinero que éste les había ofrecido, por esa razón, no podían portar el uniforme militar, además, estaba altamente prohibido que soldados entraran al Vaticano, por lo que todos andaban vestidos con ropas normales, pero armados.

Daniel Berret recorrió el lugar, mientras los soldados hacían su trabajo, dos de ellos no se separaban de Daniel, no lo podían dejar solo. El presidente estaba esperando encontrar el cuerpo de su amigo Santiago, el papa era lo más cercano a un amigo que el señor Berret había tenido en muchísimo tiempo. Berret caminó por el lugar, desde los calabozos, hasta el comedor, en todos los lugares había muerte, sangre, entrañas, pero no encontraba a Santiago. Daniel se dirigía a la oficina del papa, con la esperanza de encontrarlo escondido debajo de algún cuerpo, pero antes de subir las escaleras, un soldado apareció y le negó con la cabeza, no había nadie vivo ahí. Berret se quedó de pie, observando el patio del lugar, había una fuente en el centro, era bastante bonito, aunque todo el lugar estuviera lleno de sangre, no perdía su encanto, Daniel observaba con detenimiento todo, los soldados caminaban de un lado a otro, llevándose cuerpos, otros limpiaban la sangre, hasta que recordó lo que Astoreth le había hecho a Eva, por instinto, Daniel bajó su cabeza para encontrarse con una enrome mancha, no tuvo que pensarlo más, el cuerpo de Santiago había sido quemado.

El presidente Berret dio la orden de que se deshicieran de todos los cuerpos, que no quedara nada, que los llevaran a la parte trasera del lugar y los quemaran, pero antes de hacerlo, debían hacer una prueba para saber si toda esa sangre, pertenecía a los muertos, Daniel sospechaba que alguien más pudo haber estado ahí, y ese alguien era Astoreth.

El señor Barret no se podía hacer cargo del Vaticano, era una entidad políticamente independiente, estaba a un paso de convertirse en un país, pero sí se podía asegurar que el siguiente papa que fuera a ser el representante fuera un aliado suyo, aunque tendría que hacerlo por el lado ilegal, no podía seguir viendo al Vaticano como un enemigo, tenía que tenerlo controlado, o al menos poder interferir lo suficiente en las decisiones que ahí se tomen. El gobierno italiano no se podía enterar de lo que ahí había pasado, se volverían locos, intentaría culpar a Estados Unidos, incluso se podría desatar una guerra, por lo que el señor Berret debía mantenerlo en secreto el suficiente tiempo.

Cuenta la leyenda que, al unir los tres tótems, una enorme bola de luz aparecería, no sería brillante y calmante, sería oscura, como si estuvieras viendo tu propia muerte, para poder acceder a aquella oscuridad que la unión de los tótems lograría, tenían que brindar un sacrificio humano, de esta manera, la enorme bola de luz oscura podría regalar lo que sea que la persona quisiera, en las manos equivocadas, todo podría pasar. Se dice que nadie nunca ha unido los tótems, pero muchos no creen esta historia, ya que ésta misma fue escrita por brujas que en algún momento tuvieron que unir los tótems.

Muchos creen que esa historia que todas las brujas conocen es mentira, al menos una parte de la historia. Los seres como vampiros, lobos y sirenas, son poseedores de sangre demoníaca en su totalidad, esto les da acceso a ciertas habilidades, como lo es transformase en una bestia de cuatro patas, o tener colmillos para chupar la sangre de los demás; por otro lado; las brujas tienen una mezcla de sangre demoníaca, humana y angelical, pero ellas nunca fueron superiores a los demás seres, por esto, las demás especies culpan a las brujas de haber usado los tótems en algún momento, para volverse más poderosas y suprimir su instinto asesino, después se deshicieron de los tótems y los convirtieron en leyenda, para que nadie nunca los buscara, o se atreviera a usarlos, de esta manera, se colocaron como los seres más poderosos de todo el mundo sobrenatural



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En el texto hay: accion y amor, aventura., accion drama

Editado: 28.11.2020

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