BrujerÍa

Uno. Hechizo

Dicen que cuando se acerca la oscuridad, esta se puede sentir…

El olor a podredumbre, penetra el aire…

La electricidad, surca el ambiente…

El mal se levanta del averno y empieza a desatar sus cadenas

¿A quién apuntará la flecha esta vez?

Esa es la pregunta que todos nos realizamos en algún momento de nuestra vida…

¿Cuál de todos nosotros se enfrentará al mal?

Ella presentaba varias marcas en su cuerpo, esto… era su constante desde hace algunos meses.

Su paso por diferentes especialistas, le reafirmaba una sola cosa: “Su padecimiento no estaba ligado a este plano”

Solo sabía que su vida se desvanecía con cada tic tac del reloj.

Y no quería morir…

Lloraba en las noches por su miedo a sucumbir, y en medio de esas lágrimas escuchaba una voz que se burlaba de ella, de su angustia, de su dolor, de su padecimiento, de su vida…

Esa efímera vida que pretendía proteger hasta su último aliento…

Tal vez este fuerte deseo de seguir viva y sobrevivir a aquello que la perseguía… la hizo llegar hasta la puerta de aquel lugar.

No quedaba más tiempo…

Al ingresar, fue recibida por una dulce anciana.

Este personaje era casi irreal… no compaginaba con aquel entorno. El salón era lúgubre, lleno de estatuas, calaveras, estrellas invertidas, plantas, pócimas, libros de hechicería…

Mientras pensaba esto, la ancianita tomó su mano y le dijo:

— ¡Ay, hijita! ¿En qué fue lo que se metió? — le dijo con una mirada de lástima — Eso que le pegaron está muy fuerte… el reloj de la muerte está a su lado derecho y ya pronto se va a acabar la arena… Le metieron un embrujo grande… Mamita muy grande.

Escuchar aquellas palabras la desestabilizó... porque le reafirmaban sus temores más profundos... esos que se develaban en aquellos sueños, que le contaban sobre los escenarios más tormentosos…

Lo que más causaba terror en ella era aquella risa que le susurraba que pronto llegaría su muerte y destrucción…

Aquella sensación la acompañaba desde su primera visita al médico, cuando vio en la cara de este, que no podía encontrar explicación alguna a su padecimiento…

Aquella anciana, que ya no se mostraba tan dulce, pareció leer sus pensamientos, porque riendo le dijo: "ay, hijita, estas cosas pasan cuando se conjuga con el averno para conseguir la muerte de nuestro oponente".

Escuchar esto, la hizo temblar como una hoja a contra viento…

¿Quien estaba detrás de ella?

No solo quería dañarla... también buscaba su muerte…

¿El problema?

Ella no quería morir… quería sobrevivir… era una persona joven, aún le faltaba experimentar un montón de cosas… y se negaba a que este fuera su fin…

La anciana la sentó en una silla y desde allí comenzó a revisar un poco mejor su caso.

En ese momento la embargaba un sentimiento de desasosiego… se preguntaba de manera punzante, cómo terminó involucrada en aquello y asistiendo a este sitio.

Ella nunca creyó en este tipo de cosas… siempre le parecieron actividades para gente sin educación… en sus palabras ignorantes.

Después de un rato, la anciana le dijo que podía ayudarla, pero que el precio a pagar... iba más allá del dinero…

— ¿Está dispuesta a pagar el tributo que solicita el averno para asegurar su vida?

— Sí.

— ¿Sin dudarlo?

— Ni un solo segundo… necesito vivir… — dijo con desespero.

La anciana le aclaro que todo lo que se desata en este mundo tiene un precio por pagar, tanto lo bueno, como lo malo.

— Si queremos que usted se salve, sin duda el mal se tiene que regresar...

Aquello removió su centro. Sin embargo, no tenía otra opción, por eso procedió a quedarse callada y a escuchar atentamente las instrucciones.

Para el día siguiente debía presentarse a las 6:00 de la tarde con una lista de materiales y preparaciones.

Sin otra alternativa, se fue directamente al mercado a comprar lo solicitado, y al día siguiente estuvo a las 5:50 en la puerta de aquel lugar.

Al llegar la anciana, la hizo seguir hasta el centro del salón y ubicarse sobre una estrella trazada en el suelo, le pidió que se retirara toda la ropa y se cerrará los ojos, recordando todas las instrucciones que le había dado el día anterior.

— Por nada del mundo debe abrir los ojos. Esto entorpecería el trabajo y condenaría aún más su alma.

De repente, sintió como la anciana comenzaba a dar vueltas alrededor suyo, recitando unos cánticos en un idioma que no reconocía. Por su mente pasaban muchas caras deformadas, las cuales se formaban alrededor de ella, pidiendo que las escogiera.

Hasta que llegó el demonio invocado por su transgresor, sonriendo de manera máquiavelica se ubicó frente a ella, mostrando sus dientes ennegrecidos, soltando su aliento putrefacto y exibiendo su piel grisácea...

Al hablar le recordó que al pacto que había hecho era por su alma…

Ella recitó lo dicho por aquella anciana y él sonriendo al escucharla movió su cabeza… confirmando la nueva alianza…

En el salón, la anciana seguía recitando cánticos y empapándola con sus aguas.

Aunque se sentía asustada y algo angustiada, se repetía que tenía que vivir…

De repente cayó un silencio mortal en aquella sala y aunque esto debía tranquilizarla, allí fue donde más miedo vivió.

Sintió cómo todo salió volando por el salón y un viento la quería arrastrar a las puertas al averno…

En medio de la tormenta, escucho la voz de la anciana, mencionando que ya era momento de abrir los ojos.

— Ya terminamos, los pactos nuevos quedaron establecidos y el anterior ya fue cortado — le recordó.

Le dijo que podía vestirse y que le deseaba mucha suerte.

Al salir, le fue entregado un collar, que debía romperse cuando se encontrará en la puerta del negocio... Al hacerlo su salud se restablecería.

Al romperlo, pudo observar como las manchas moradas de su cuerpo desaparecian, restaurando su apariencia anterior... haciendo parecer su pesadilla, cómo un mal sueño.




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