Brujería Y Liberación

El odio deja la puerta abierta

Hermanos, permítanme contarles un caso que aún me hace temblar de gratitud al recordarlo. Año 2021, iglesia en Tuxtla Gutiérrez.

Llegó a la congregación una hermana llamada Marisol, 34 años, madre de tres niños. Venía referida por una hermana de otra iglesia que ya no sabía qué hacer con ella. Cuando la vi por primera vez en el templo, estaba sentada al fondo, con la cabeza cubierta y temblando. Pesaba menos de 40 kilos, tenía los ojos hundidos y moretones en los brazos que parecían dedos.

Ella me dijo con voz apenas audible: «Pastor… mi ex me hizo un trabajo. La nueva mujer de él me odia y me está matando».

En nuestro medio eso lo escuchamos todos los días. Mucha gente cree que todo es brujería. Pero cuando oré por discernimiento esa misma noche, el Espíritu Santo me habló claro: «Sí hay opresión demoníaca, pero la puerta la abrió el rencor de ella misma».

Resulta que después de que el marido la abandonó por otra mujer más joven, Marisol guardó un odio feroz. Empezó a maldecirlos todos los días en su mente y en voz alta: «Ojalá se mueran, ojalá les pase algo malo, ojalá se les pudra todo». Una tía le recomendó ir con una «limpiadora» en el mercado que le vendió un «contratrabajo»: un frasco con tierra de panteón, foto del ex y de la amante quemada, ají, pimienta y sangre menstrual de la propia Marisol. Le dijeron: «Entiérralo en el patio y repite todos los días que se mueran».

Ella lo hizo durante tres meses.

Lo que la gente no entiende es que cuando tú deseas mal con todo tu ser y además haces un acto ritual (aunque sea «para defenderte»), estás abriendo una puerta legal al enemigo. Y el diablo no distingue si tú eres la víctima original o no: él aprovecha cualquier odio.

Los síntomas empezaron justo después de enterrar el frasco:

  • Pesadillas todas las noches donde la veía a ella misma pudriéndose viva.
  • Los niños comenzaron a enfermarse uno tras otro sin diagnóstico.
  • En la casa se oían golpes fuertes dentro de las paredes a las 3 a.m.
  • Ella empezó a escuchar una voz que le decía: «Tú pediste esto… ahora te toca a ti».

Cuando la trajeron al culto de liberación, en cuanto empezamos a cantar «La sangre de Cristo tiene poder», Marisol cayó al suelo y empezó a manifestar. No era uno, eran varios. El principal se identificó con voz gutural: «Ella me llamó… ella me dio derecho». Cuando le pregunté el nombre, respondió: «Venganza».

Tuvimos que trabajar cuatro sesiones de liberación intensiva. Lo primero fue llevarla a un arrepentimiento profundo: lloró como niña pequeña pidiendo perdón a Dios por haber deseado mal, por haber tocado lo oculto, por haber maldecido a imagen y semejanza de Dios aunque estuvieran en pecado. Tuvo que perdonar de corazón al ex y a la otra mujer (eso fue lo más difícil; vomitaba cada vez que intentaba decir «los perdono»).

Desenterramos el frasco del patio (aún estaba allí). Lo rompimos en el templo, lo cubrimos con aceite de unción y lo quemamos mientras todo el equipo de intercesión oraba en lenguas. En ese momento el espíritu de Venganza se manifestó con más fuerza, pero en el Nombre de Jesús lo atamos y lo echamos fuera.

Al final de la cuarta sesión, Marisol salió libre. Recuperó 20 kilos en tres meses. Los niños dejaron de enfermarse. La casa quedó en paz. Hoy sirve en el ministerio de niños y da su testimonio en las campañas.

Lo que más me marcó fue esto que ella me dijo un año después: «Pastor, yo creía que me estaban haciendo brujería… pero el Espíritu Santo me mostró que yo misma me la hice al no perdonar y al tocar lo que Dios prohíbe».

Hermanos, Efesios 4:26-27 es clarísimo: «No deis lugar al diablo… no se ponga el sol sobre vuestro enojo».

El 90 % de las veces que alguien dice «me hicieron un trabajo», la puerta real fue su propio rencor, su falta de perdón o su incursión en lo oculto. Y el 10 % restante, cuando sí hay brujería externa, la sangre de Cristo es más que suficiente.

Porque mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo.



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En el texto hay: misterio, magia, terror

Editado: 22.11.2025

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